La pandemia complica medir la inflación por los cambios en el consumo
La pandemia de coronavirus (covid-19) ha complicado la medición de la inflación de los precios de consumo, debido a cambios en el consumo y a limitaciones en la recopilación de datos de precios, según un artículo del boletín económico Banco Central Europeo (BCE) publicado ese jueves.
La pandemia ha generado dos importantes retos para la medición de la inflación de los precios de consumo, consideran los autores del artículo Omiros Kouvavas, Riccardo Trezzi, Martin Eiglsperger, Bernhard Goldhammer y Eduardo Gonçalves .
«En primer lugar, ha provocado cambios de una magnitud inusualmente elevada en las pautas de gasto de los hogares que no se reflejan en los índices de precios de consumo agregados», según los economistas del BCE.
En segundo lugar, la recogida de precios se vio afectada por el confinamiento al cerrarse los comercios y, por tanto, las observaciones no disponibles tuvieron que imputarse y se utilizaron precios de periodos anteriores a la crisis.
«Las actividades recreativas fueron la categoría más afectada por las imputaciones, debido a la falta de disponibilidad de paquetes turísticos y a la cancelación de conciertos y de otros eventos», según el análisis.
Los economistas del BCE analizan la discrepancia existente entre el Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) y la evolución de los precios de los bienes y servicios realmente adquiridos por los consumidores finales.
También consideran cómo han afectado la imputación de precios a las estadísticas del IAPC publicadas.
Y concluyen que «la modificación del método de recogida de precios no implica necesariamente que el índice resultante no sea fiable».
Por ejemplo, aseguran que cuando los precios de los alimentos recopilados en los mercados se sustituyeron por los datos de escáner de supermercados, el comportamiento real de los consumidores quedó reflejado con bastante precisión.
Lo mismo sucedió cuando los precios de los artículos de vestir y calzado extraídos de las páginas web reemplazaron a los precios que habitualmente se recogían en las tiendas.
Sin embargo, en el caso de los paquetes turísticos, los billetes de avión y muchos servicios personales (como los de peluquería y dentales), las variaciones de los precios tuvieron que imputarse, ya que no era posible adquirirlos, y se utilizaron como estimaciones los precios o las variaciones en períodos anteriores a la crisis.
Los patrones de consumo de los hogares han cambiado mucho durante la pandemia y las medidas de confinamiento. Ha aumentado las compras de alimentos y servicios de comunicaciones y se han reducido las actividades recreativas y bienes energéticos.
La mayor parte de los cambios por la pandemia han sido transitorios, como los observados en los bienes semiduraderos, como artículos de vestir, libros y pequeños utensilios.
«Sin embargo, los porcentajes de gasto en alimentos y actividades recreativas presentan desviaciones persistentes con respecto a las tendencias previas a la pandemia, ya que algunas de las restricciones siguen vigentes», según el artículo.
Los problemas de medición afectaron a las estadísticas publicadas durante los primeros meses de la pandemia, pero en los últimos meses se han reducido sensiblemente.
De cara al futuro, si la pandemia continúa, algunas de estas dificultades persistirán en 2021, así como en 2022, cuando está previsto que se utilicen los datos de consumo de 2020 para calcular las ponderaciones del IAPC.
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