La ultraderecha entra fuerte en Andalucía y quiebra hegemonía socialista

El partido ultraderechista Vox entró este domingo con contundencia en el Parlamento regional de Andalucía, en unos comicios en los que los partidos conservadores quebraron por primera vez la hegemonía local del socialismo, toda una bofetada para el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez.

Superando todas las expectativas, que le daban un máximo de 5 diputados de un total de 109 en la cámara regional, Vox logró 12 escaños y un 11% de los votos, según el recuento casi definitivo de las papeletas.

Es la primera vez que un partido de extrema derecha entra en un parlamento regional en el país desde la muerte de Franco en 1975. Lo logró tras hacer campaña cargando contra los independentistas catalanes, la inmigración ilegal y el feminismo.

«Lo veníamos diciendo, que esta noche íbamos a hacer historia. ¡La hemos hecho!», clamó el cabeza de lista de Vox en Andalucía, Francisco Serrano. «¡Hemos llegado para quedarnos!», añadió ante sus simpatizantes en Sevilla, entre gritos de «¡España, España!».

«Los andaluces una vez más han hecho historia (…) y se han sacudido 36 años de régimen socialista», abundó Santiago Abascal, líder nacional de Vox, que recibió las prontas felicitaciones de la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen.

Por primera vez desde la creación de la autonomía andaluza, las derechas tienen mayoría parlamentaria en la región más poblada de España, 59 si se suman los escaños de Vox, el Partido Popular (26 diputados) y Ciudadanos (21).

El PP, con su líder regional Juanma Moreno, reclamó el mando del próximo gobierno andaluz, y su presidente nacional, Pablo Casado, instó a adelantar las elecciones legislativas en España. Durante la campaña, tanto él como Ciudadanos dijeron que no harían ascos al apoyo de Vox de cara a una investidura para propiciar un cambio en Andalucía.

«Que Pedro Sánchez vaya pensando en convocar elecciones», afirmó Casado. «El sanchismo hoy sale tocado, pero hay que acabar de hundirlo en las urnas», dijo poco antes el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Si al cabo de las conversaciones anunciadas se conforma una coalición conservadora de gobierno en Andalucía, el PSOE perderá el poder en su mayor vivero de votos a nivel nacional, a pocos meses de los comicios municipales, regionales y europeos de mayo de 2019 y las elecciones legislativas generales, que se esperan el año próximo.

El resultado llega así como un batacazo para el socialista Pedro Sánchez, que desde junio dirige el gobierno más minoritario en 40 años de democracia en España, con 84 diputados de 350 en la cámara baja.

– «Una noche triste para los socialistas» –

La presidenta saliente y candidata a la reelección, Susana Díaz, cosechó para el Partido Socialista el peor resultado histórico (33 diputados) en la región, que ha gobernado de manera ininterrumpida desde 1982.

Con la izquierda radical de Podemos (17 diputados), el PSOE no llega a la mayoría de la cámara, que se encuentra en 55 escaños.

Díaz compareció visiblemente cariacontecida, para decir que «es una noche triste para los socialistas», y prometió ser «un dique de contención de la extrema derecha en Andalucía para que eso no se reproduzca en el resto de procesos electorales a los que nos vamos a enfrentar».

«Alerta antifascista», «toca movilizarse para defender las libertades, la justicia social, la fraternidad y en última instancia la democracia», incidió desde Madrid el líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Susana Díaz apeló a la «estabilidad» durante la campaña electoral, e hizo hincapié en la necesidad de seguir desarrollando los servicios sociales. Sin embargo, el desempleo en la región, de 8,5 millones de habitantes, sigue en un nivel muy elevado, casi un 23%, muy superior a la media nacional, 14,5%.

A este problema crónico se sumó el tema de la corrupción, cuando sigue en curso en Sevilla un macrojuicio contra 22 exdirigentes socialistas andaluces. Entre ellos están los expresidentes regionales Manuel Chaves y José Antonio Griñán, por el presunto manejo fraudulento de un fondo público de 854 millones de euros entre 2000 y 2011.

El caso se sumó a otro abierto recientemente en contra del que fuera director de un fondo público de formación para desempleados andaluces, sospechoso de gastarse el dinero del mismo en burdeles.