Las clases sociales de Venezuela
La sociología marxista siempre se preocupó por la estructura de las clases sociales porque ello servía de fundamento a la acción política. Una de las bases del marxismo es la suposición, errada históricamente, de que la sociedad capitalista tendería a simplificarse en dos grandes clases sociales: lo que trabajan vendiendo su fuerza de trabajo (proletarios), que serían la mayoría y los dueños de los medios de producción (capitalistas) que viven de la explotación del trabajo ajeno.
Aunque parezca ingenuo, así lo pensó y creyó la mente poderosa de Carlos Marx. El desarrollo de las economías de mercado evidenció que tal supuesto no se cumplió y que más bien lo que ha venido ocurriendo en un debilitamiento de la clase obrera industrial, sobre la cual Marx cifró sus esperanzas de cambio revolucionario. Contrariamente, ha aparecido un conjunto de sectores que no calza en la definición como obreros ni como capitalistas, propiamente dichos, lo que hace a las sociedades actuales mucho más complejas que la simplicidad marxista.
No obstante lo anterior, creo que el enfoque de Marx es útil para la Venezuela de hoy, donde ha venido ocurriendo una decantación social producto de la casi desaparición de los grupos económicos tradicionales, estudiados magistralmente por Domingo Alberto Rangel en su libro de 1971, La Oligarquía del Dinero.
De los doce grandes grupos económicos analizados por Rangel, apenas quedan tres, encabezando la lista de los sobrevivientes del naufragio económico de Venezuela, el Grupo Polar. No se ha conformado en Venezuela en estos veinte años de gobierno chavista una burguesía propiamente, aquella que arriesga, que hace del emprendimiento y la búsqueda de nuevos negocios y oportunidades su razón de ser.
Contrariamente emergió la llamada boliburguesía, una especie de simulación de empresarios que ha hecho una acumulación de capital súbita, sin arriesgar nada y que ha amasado una fortuna mayor o igual a la de los empresarios tradicionales de Venezuela. Esa boliburguesía tiene una característica, y es su vínculo intrínseco con el poder político. Se ha articulado alrededor de los negocios con Pdvsa, el control de cambios, las importaciones del Estado, las contrataciones públicas y el fenomenal endeudamiento en que incurrió el Estado entre 2006 y 2012.
No se puede generar una fortuna en tan corto tiempo sin conexiones con los factores reales de poder de Venezuela. Lo que al Grupo Mendoza le llevó setenta años, con empresas de verdad, para construir una red de actividades productivas, a la boliburguesía le tomó 10 años, para hacer una especialidad con las empresas de maletín, aprovechando con destreza y sin escrúpulos el auge petrolero que vivió Venezuela.
Así, la clase dominante hoy en Venezuela es la simbiosis entre la cúpula que detenta el poder político y una parodia de empresarios recostados del poder. Frente a ellos se levanta la gran mayoría de los venezolanos hoy arruinados por el socialismo del siglo XXI, súbditos literales de ese poder. La boliburguesía es la hija del socialismo del siglo XXI. La tarea hoy es unir todas las fuerzas en una gran alianza contra la clase dominante.
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