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10/11/2018 10:27 AM

Las toallas llevan la discordia al tenis

Las toallas llevan la discordia al tenis

¿Puede una toalla estar en el corazón de una pequeña revolución en el circuito de tenis? Un elemento en principio anodino ha dado mucho que hablar con el test de una nueva regla durante el torneo NextGen en Milán esta semana, dejando a los jugadores, y no a los recogepelotas, gestionar el preciado paño.

Para un tenista una toalla tiene su importancia, como ha quedado claro en esa cita en Italia, una especie de Masters que reúne a las ocho mejores promesas del circuito masculino (menores de 22 años), donde ha generado muchos comentarios.

Desde el principio de la semana, no hay recogepelotas al servicio de los jugadores para acercarles la toalla, como ocurre habitualmente en el circuito, sino una simple caja en el fondo de la pista con las toallas. En principio, una tarea sencilla para los jugadores, pero que no todos tienen claro que sea positiva.

«En la pista sólo quiero pensar en el tenis, no ocuparme de dónde he dejado mi toalla. Eso es un trabajo de los recogepelotas», estimó por ejemplo el griego Stefanos Tsitsipas, 15º del mundo.

«Para jugar tu mejor tenis no tienes que preguntarte dónde y cuándo vas a ir a por tu toalla. No me gusta eso. Tenía que correr todo el tiempo a por ella, tenía eso en mente todo el rato», contó.

«Buena idea»

El ruso Andrei Rublev (68º del mundo) tampoco quedó nada contento: «En cada ocasión tenía que acordarme de llevarla al cambio de lado (de la pista). Hubo un momento en el que la olvidé y después de haberme sentado tuve que levantarme para ir a buscarla».

Sólo el estadounidense Francis Tiafoe (40º) consideró abiertamente que es una «buena idea» llevar esta medida al circuito.

La cuestión de la toalla se ha convertido para algunos jugadores en una costumbre o incluso en fuente de superstición. Poco importa que el punto haya durado dos minutos o 10 segundos: hay tenistas que instintivamente se dirigen a los recopelotas señalando la toalla. Un gesto con el que requieren que les acerquen ese paño, para limpiarse el brazo y el rostro.

Esa práctica no cambia mucho en el guión de los partidos, pero sin embargo ha aumentado mucho el trabajo de los recopelotas, que están al servicio de los jugadores durante todo el partido.

En ocasiones hay incluso conflictos. A finales de septiembre, en el torneo chino de Shenzhen, el español Fernando Verdasco se enfadó con un recopelotas, que no era lo suficiente rápido en su opinión a la hora de acercarle la toalla.

Amo y esclavo

Las imágenes de Verdasco dieron la vuelta al mundo en las redes sociales. La madre de Andy Murray comentó en Twitter lo ocurrido: «¿Y por qué no una regla que obligaría a los jugadores a encargarse ellos mismos de sus toallas? Y que los recopelotas se encarguen únicamente de las pelotas».

Unos días más tarde, la bielorrusa Aryana Sabalenka, 12ª del mundo, añadió más leña al fuego del debate cuando en el torneo de Pekín arrojó con rabia una botella de agua al suelo porque un recopelotas tardaba en llevarle su toalla.

La tenista se disculpó un mes más tarde, pero la escena volvió a ser muy comentada.

Preguntado por este tema, Roger Federer recordó a principios de octubre una evidencia.

«Siempre quieres respetar a los recopelotas, evidentemente, sobre todo por su gran trabajo, pero no es fácil para todos los jugadores controlar las emociones», dijo.

El patrón de la ATP, Chris Kermode, abogó por un cambio de la norma.

«Nunca me ha gustado realmente que los recogepelotas se ocupen de las toallas. Parece una relación de amo a esclavo», estimó en la edición del lunes del diario Daily Telegraph.

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