López Obrador cerró su campaña con tono triunfalista
Como una estrella de rock y proclamándose ganador ante 80.000 personas, el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador cerró el miércoles su campaña electoral rumbo a las presidenciales en un abarrotado Estadio Azteca de Ciudad de México
Favorito en todos los sondeos, López Obrador -abanderado de una alianza de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES)- aseguró que ganará las elecciones este 1 de julio y llevará a México a una nueva «transformación», donde corrupción e injusticia no tendrán cabida.
Un discurso conocido pero altamente efectivo, pues los militantes y simpatizantes que inundaron el recinto, celebraron con aplausos y ovaciones cada frase del puntero en las encuestas.
«No habrá represalias, buscaremos la unidad», aseguró.
A lo largo de unos 45 minutos, desgranó sus planes de gobierno, y aunque sonó conciliador, arremetió contra la «mafia del poder» y los grupos que, asegura, ponen al «gobierno al servicio de una minoría».
También afirmó que México no será «piñata» de ningún país, en referencia a la compleja relación bilateral con Estados Unidos desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
El evento fue una auténtica fiesta, como si ya hubiera ganado. El mismo nombre del evento lo presagiaba, el «AMLOfest».
«No les voy a fallar, soy un hombre de convicciones y principios», dijo arrancando gritos de «presidente» desde las gradas.
Desde horas antes de su llegada, el Estadio Azteca y sus alrededores eran un hervidero de militantes y simpatizantes arribados desde distintos puntos del país.
«¡Es un honor estar con Obrador!», entonaban en este magno recinto propiedad de Televisa que López Obrador rentó para la ocasión, y que ha acogido dos Mundiales de fútbol y conciertos de artistas como Michael Jackson.
Pero hoy la estrella era él, acompañado de varias cantantes de la talla de Belinda o Margarita la diosa de la cumbia que amenizaron la velada previamente.
Muchas, muchísimas camisetas y prendas de ropa vestidas por gente de todas las edades y con el eslogan de «Morena, la esperanza de México» daban fe de ello, que se sumaban a pancartas y pantallas con la imagen del líder izquierdista.
Pero más allá de la avasallada propaganda política que ha acompañado esta larga campaña electoral de casi tres meses, en el ambiente se respiraba un emblema que trascendía al partido.
Era la ilusión de un verdadero cambio en un país para muchos en llamas tras la ola de violencia y corrupción que han marcado el mandato de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
«Creo por convicción política en el movimiento y en su honestidad», dijo a Efe Dayana de Sousa, una capitalina que llevaba en la mejilla una simpática calcomanía con un dibujo del líder izquierdista.
Dayana se definió como una «AMLOver» convencida, que votará por el líder de Morena por tercera vez en unas presidenciales, como ya hizo en 2006 y 2012.
Aclaró que no forma parte de Morena, pero sí de «un México de gente que quiere un cambio».
Tampoco le teme al fraude electoral, al que López Obrador atribuye sus derrotas anteriores, porque «la gente está harta del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del Partido Acción Nacional (PAN) y de la corrupción».
Para David Irigoyen, López Obrador es la «única alternativa» para el país.
«Todas estas personas desgraciadamente son corruptas, para mí», dijo a Efe sobre los otros aspirantes a la Presidencia, José Antonio Meade del oficialista PRI, Ricardo Anaya del conservador PAN y el independiente Jaime Rodríguez.
A sus 23 años, la universitaria Estefanía Cruz acudió al estadio para vivir un momento histórico.
«Queremos un cambio, todos sabemos que el PRI gobernó mucho tiempo, y dos sexenios estuvo el PAN. Y realmente lo que vimos fue un atraso general», comentó esta joven que votará por primera vez en unas presidenciales.
Y se mostró confiada en los resultados a tenor de unos sondeos que colocan a López Obrador con una holgada ventaja.
Con la misma ilusión, pero varias décadas más a sus espaldas, Francisco Muñoz visitó el Azteca con la palabra «cambio» en la boca.
A sus 72 años y con la camiseta de la Selección Mexicana de fútbol, que hoy pasó a la ronda de octavos de final en el Mundial de Rusia 2018, consideró que el líder de Morena es el único que puede devolver la tranquilidad al pueblo mexicano.
Y, como no podía ser de otra manera, comparó al país, al líder político y al equipo nacional.
«La selección está demostrando que queremos un cambio. Son una nueva generación de jóvenes que luchan por un México nuevo», apuntó.
Pero si el símil con el balompié se repite, a López Obrador le espera un camino algo tortuoso para encauzar el país.
Porque hoy México perdió 0-3 contra Suecia, pero logró clasificarse por puntos tras ganar los dos primeros partidos y gracias a la derrota de Alemania frente a Corea del Sur.
Una carambola de sucesos que apenas contemplaban las casas de apuestas.
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