Los chalecos amarillos salen a la calle en Francia por 21º sábado consecutivo
Los «chalecos amarillos» se manifiestan por 21º sábado consecutivo en varias ciudades de Francia antes de que el gobierno haga un balance la próxima semana de su «gran debate» destinado a apaciguar a los manifestantes y proponga medidas.
«¡Macron, lárgate de una vez!», gritaron algunos centenares de «chalecos amarillos» que se manifestaban en Rouen (noroeste) este sábado, centrando como es habitual las criticas en el presidente francés Emmanuel Macron y en su política fiscal y social.
«Macron destitución», rezaba una pancarta en París, donde varios centenares de personas se congregaron a pesar de que se han renovado las prohibiciones de manifestar en algunos lugares de la capital, tras los actos de violencia del 16 de marzo, especialmente en los Campos Elíseos, donde 1.500 «ultraviolentos» según el gobierno saquearon comercios y restaurantes.
Las imágenes de violencia en anteriores manifestaciones fueron difundidas en todo el planeta, perjudicando la imagen de Francia, el primer destino turístico del mundo.
Este nuevo sábado de manifestación se produce tres días después de que el Consejo Constitucional rechazara uno de los principales artículos de la «ley antivándalos» que quiere el gobierno para luchar contra los agitadores durante estas manifestaciones de los «chalecos amarillos».
Este artículo preveía prohibiciones administrativas de manifestarse para las personas que presentaran «una amenaza grave para el orden público»·.
El Consejo aprobó no obstante otros dos puntos de la ley: el registro previo de bolsos y vehículos cerca de las manifestaciones, y la creación de un delito de disimulación voluntaria del rostro. Estas medidas no se aplican este sábado, al no haber sido publicadas aún en el diario oficial.
Movimiento debilitado
Este sábado, los «chalecos» intentarán frenar el decaimiento de su movimiento, cada vez más visible en estos casi cinco meses: han pasado de congregar en toda Francia 282.000 personas el 17 de noviembre, en su primer sábado de movilización, a 33.700 la semana pasada, 4.000 de ellos en París.
Para hacer frente al movimiento –la peor crisis de Macron desde su llegada al poder en mayo de 2017–, el gobierno lanzó a principios de año un «gran debate nacional», con la celebración de 10.000 reuniones locales y la apertura de unos 16.000 «cuadernos de reclamaciones» que han permitido recoger las quejas de los ciudadanos, aunque sin convencer a los «chalecos» de renunciar a sus movilizaciones cada sábado.
Entre las demandas ciudadanas figuran la mejora del poder adquisitivo, mayor justicia social y fiscal, pero también el reconocimiento del voto en blanco, un menor número de parlamentarios o un referéndum de iniciativa compartida, según datos obtenidos por la AFP.
Este martes y miércoles, dos debates sin votación se organizan en el parlamento francés, en presencia del primer ministro francés Édouard Philippe.
«Vamos a empezar a considerar (…) lo que se nos ha dicho. Y cómo contemplamos hacer luego el trabajo» antes de que Macron anuncie «lo esencial de lo que el gobierno hará después para responder a las demandas de los ciudadanos», explicó el viernes Philippe.
La presidencia francesa confirmó que el jefe de Estado anunciará las primeras medidas a mediados de abril. Luego podría ir enumerando sus decisiones hasta el verano boreal, incluso en plenas elecciones europeas del 26 de mayo.
Pero Macron debe superar el escepticismo de la opinión: según un sondeo publicado el jueves, 68% de los franceses opina que los puntos de vista expresados no son tomados en cuenta y 79% cree que el gran debate no resolverá la crisis política actual.
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