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04/03/2018 09:19 AM
| Por José Guerra / @JoseAGuerra

Los niños con hambre

Alarmado por la cantidad de niños en la calle, por allá por el año 2001, Hugo Chávez se propuso mejorar la situación de esos infantes callejeros a quienes pasó a denominar Niños de la Patria. Han transcurrido 17 años de la transición al socialismo, como se le llama a este proceso político, y ahora hay muchos más niños en situación de calle que en 2001. Las historias vivenciales son desgarradoras. En los sectores donde están ubicados restaurantes, deambulan grupos de muchachos buscando comida y los jefes de esos grupos han llegado a acuerdos tácitos con los encargados de los restaurantes para que solamente en determinadas horas de la tarde los niños rompan las bolsas con los desechos de esos expendios de comida para así saciar el hambre que los consume.

Los primeros 1.000 días de la vida de un niño son fundamentales. Durante el proceso de gestación, la madre debe estar bien alimentada para que a su vez el muchacho en su vientre se alimente de ella. Ello sugiere que para que el niño en formación biológica se alimente, la madre debe estar a su vez bien alimentada. Allí comienzan los problemas. Con una cifra de pobreza de ingresos en el entorno del 80% para 2017, particularmente en los hogares pobres, la mayoría de las mujeres en gestación no consume la dieta de alimentos necesaria para que su hijo pueda formarse adecuadamente.

Un niño mal alimentado con seguridad será un ser con retraso neurológico y cognitivo con lo cual se le está condenando a una vida precaria. En la Venezuela de hoy los niños están teniendo un déficit fundamental en dos elementos nutricionales que los van afectar por el resto de sus días: ellos son las deficiencias de proteína animal y lípidos, es decir las grasas. Hay hogares en Venezuela que durante seis meses o más no saben lo que es comer carne de res, cerdo y mucho menos pescado. Esta situación está provocando cuadros alarmantes de desnutrición severa que se expresa en pérdida de peso y talla.

La consecuencia de ello es que una parte importante de los niños no asista a la escuela o deserte de los planteles. Según la Encovi, la asistencia a la escuela del 20% más pobre de la población infantil cayó de un 69% en 2015 a 59% en 2017. Más de 500.000 niños no asisten a la escuela y cuando se le pregunta a sus padres por las razones, la mayoría de las respuestas deriva de la falta de comida, seguida por la carencia de agua en el hogar. Pero lo más alarmante es el dato referente a que del estrato más pobre de la población, tres cuartas partes de los niños asiste de forma irregular a la escuela debido a la falta de comida.

Se trata de una verdadera tragedia esta que le ha tocado vivir a unos inocentes en el país que se precia de tener las mayores reservas de petróleo del mundo. De un país que flota en un mar de petróleo pero su gente pasa hambre y sus niños están siendo condenados a una vida miserable. Mientras esto sucede, a una cúpula corrompida en el poder nada le falta y sus hijos viven en el exterior disfrutando del poder de lo mal habido. Pocos países han vivido la tragedia humana de Venezuela. Es pues, el fracaso y la farsa de un sistema que donde se ha tratado de aplicar ha llevado a la ruina a los países que han buscado experimentos nuevos con ideas viejas.

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