Maduro ordena a la milicia reforzar controles sobre las empresas en plena crisis
Los Consejos Productivos de Trabajadores (CPT) son la herramienta del gobierno chavista para terminar de destruir lo que queda de libertad sindical y forzar el «control obrero» de las empresas, no solo estatales.
Ahora el mandatario Nicolás Maduro se propone ampliar su presencia a escala nacional, comenzando por las empresas estatizadas e intervenidas, e incorporar a la milicia bolivariana a la estructura de controles a las que son sometidas las organizaciones productivas en el país.
Hasta ahora, las iniciativas de «control obrero» solo han sido experimentos llevados a cabo, fundamentalmente, en las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana, con resultados muy negativos. En los actuales momentos, esas compañías operan a menos de 20% de capacidad, en promedio.
Sin embargo, ahora estas organizaciones resurgen y Nicolás Maduro, en un alarde más de radicalismo, decide convertirlos formalmente en instituciones del Estado y adscribirlos a la Vicepresidencia de la República, con el fin de potenciar el avance del proyecto socialista en medio de la peor crisis económica que el país recuerde.
«Yo decido como presidente de la República, incorporar al ente directivo nacional de los CPT a la estructura de la Vicepresidencia Ejecutiva de la República a partir de esta semana», manifestó el jefe de Estado en el II encuentro de trabajo con los Consejos Productivos de los trabajadores para recibir propuestas que impulsen el desarrollo productivo del país, según indica la agencia gubernamental AVN.
Lo cierto es que del trabajo «productivo» de estos comités se conoce poco, pues la mayoría de las empresas estatales -que alcanzan un total de 576, según el más reciente conteo de la ONG Transparencia Venezuela, de las cuales 441 fueron tomadas por los gobiernos chavistas- funcionan como entidades públicas tradicionales, bajo control administrativo del gobierno.
Hay que aclarar que si estas empresas fuesen controladas por los CPT no habría una realidad distinta, y menos ahora cuando la decisión es reconocer sin tapujos que estas no son organizaciones para empoderar a los trabajadores, sino entes estatales para enraizar el socialismo «bolivariano» en las empresas. Todas las empresas.
– Más poder para los CPT –
Entre las propuestas que Maduro recibió de los Consejos Productivos de Trabajadores están tres que hablan claramente de las intenciones reales de este proceso de desmontaje de la democracia sindical:
– La primera es incorporar a la milicia bolivariana a la vigilancia de las industrias que producen bienes esenciales para supervisar permanentemente sus actividades. La milicia es un cuerpo armado no establecido en la Constitución y no profesional, que ha sido creado como fuerza de choque ideologizada del chavismo.
– La segunda es la creación de redes de distribución controladas por los trabajadores para salirse de la lógica «especulativa capitalista».
– La tercera es un plan de formación para facultar a los CPT para tomar empresas cerradas y «ponerlas a funcionar». Ya este principio está previsto en la Ley Orgánica del Trabajo, Trabajadores y Trabajadoras (Lottt) y existe lo que se llama metodología «punto y círculo» para implantarlo, que obliga a las empresas a incorporar no solo a sus propios empleados, sino a las entidades comunales en su radio geográfico de acción al conocimiento de sus procesos productivos.
Hasta ahora, esta ha sido una práctica limitada a las empresas estatizadas, y no todas la han llevado a cabo, pero podría resurgir, ahora que Maduro pretende convertir a estas instancias de control laboral en parte de la «agenda diaria» de su administración.
La idea es que existan unos 8.000 Comités Productivos de Trabajadores, Maduro quiere que la milicia esté presente en todas las empresas para defenderse de una hipotética «agresión imperial». La intención es «fortalecer el plan de formación para los trabajadores y trabajadoras en las áreas técnicas, económica, administrativa, estrategias de mercado, planificación, así como el aprendizaje político y cultural», dice la nota la reseña del canal gubernamental VTV.
Maduro develó un supuesto plan con asesoría china para «relanzar» el modelo productivo con un enfoque socialista, y terminar de avanzar en la consolidación de su visión productiva en un plazo breve.
De acuerdo con los documentos de planificación de la era Giordani, la transición al socialismo sería un proceso que tomaría 30 años. Llevan 20 en eso y los resultados saltan a la vista.
La debilidad estructural de la capacidad de gestión del gobierno chavista puede jugar en contra de esta idea de control empresarial y sindical que renace en plena crisis, pero es conveniente tenerla en cuenta.
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