El grupo brasileño Odebrecht despidió a su ex presidente Marcelo Odebrecht, en detención domiciliaria, en medio de una disputa interna y de las incertidumbres por el futuro de la que fue una de las mayores constructoras de América Latina, destronada por la operación anticorrupción Lava Jato.
En un comunicado, la compañía afirma que «la desvinculación del funcionario de su plantilla atiende a una recomendación hecha por veedores externos independientes del Ministerio Público Federal y del Departamento de Justicia de Estados Unidos que actúan en la empresa hace dos años y medio».
Marcelo Odebrecht, de 51 años, hijo del actual patriarca de la empresa, Emilio Odebrecht, fue apartado de sus funciones ejecutivas luego de su detención en 2015, pero seguía en la nómina de la compañía.
Según el comunicado, que no detalla las razones de la decisión, el ex presidente «mantiene su condición de socio minoritario indirecto», con lo que su relación con el grupo se dará «de ahora en adelante en el ámbito de los accionistas».
Marcelo Odebrecht fue condenado en 2016 a más de 19 años de cárcel tras la operación Lava Jato, que a partir de 2014 desveló una gigantesca red de sobornos pagados por grandes constructoras a políticos para obtener contratos en la estatal Petrobras.
La sentencia fue reducida a 10 años después de que aceptase colaborar con la justicia, y en 2017 pasó a cumplir prisión domiciliaria con tobillera electrónica. Desde el pasado mes de septiembre, tiene autorización para salir a trabajar.
Según la prensa local, el despido de Marcelo Odebrecht obedece a una decisión de su padre en medio de una disputa en el seno de la compañía que se trasladó a los medios de comunicación.
En un comunicado enviado a la AFP, la defensa de Marcelo Odebrecht denuncia que su despido es «otro acto de abuso de poder» del actual presidente del grupo, Ruy Sampaio, en un intento de «paralizar las investigaciones» sobre denuncias hechas en su contra por el propio Marcelo.
En una entrevista publicada el viernes por el diario económico Valor, Ruy Sampaio acusó a Marcelo Odebrecht de chantajear a la empresa «por dinero y poder».
Las confesiones de 77 ex ejecutivos del grupo en 2017 sirvieron de base para nuevas tandas de acusaciones contra políticos de primer plano.
El esquema trascendió las fronteras y provocó crisis políticas en varios países. En Perú, tres ex presidentes están bajo investigación y otro, Alan García, se suicidó en abril, al ser detenido como presunto beneficiario de coimas en la construcción del Metro de Lima.
Odebrecht fue condenada a pagar diversas multas, incluyendo una de 2.600 millones de dólares a los gobiernos de Brasil, Estados Unidos y Suiza.
Las finanzas del grupo se vieron muy afectadas por el escándalo. Actualmente está en proceso de recuperación judicial, pero los debates de la asamblea de acreedores para liderar un plan de rescate fue aplazada tres veces.