María Corina Machado en #YotePregunto: El 16 de julio marcó el inicio de la Transición
Para María Corina Machado, emblemática dirigente opositora al frente del partido Vente Venezuela, los días que corren son los últimos del actual gobierno.
En la siguiente entrevista concedida para la sección #YotePregunto de BancayNegocios, aborda temas relativos a la eventual transición en el poder, los temas urgentes para un posible gobierno de unidad nacional y mucho más.
En esta entrevista, concedida antes del plebiscito del 16 de julio, Machado afirmó que esta fecha marcaría «un hito para dar inicio a la salida definitiva de la opresión y el inicio de la transición a la democracia en Venezuela».
¿Qué se espera de la Fuerza Armada en ese contexto?
Esperamos que la Fuerza Armada cumpla su juramento frente a la Constitución, a la bandera y a la sociedad venezolana: Defender a la población y no a proyecto político alguno, como dice el artículo 328.
¿Qué está pasando en el seno de la institución armada en estos momentos?
Está tan conmocionada como el resto del país o quizás incluso más. Lo he dicho muchas veces: Este régimen, que inició su proceso de toma del poder y destrucción de la República mucho antes de sus golpes, sabía que una Fuerza Armada profesional no permitiría la entrega de la soberanía popular, la penetración de nuestro territorio por grupos irregulares del narcotráfico, e incluso poner en riesgo la integridad territorial como en este caso está ocurriendo con el Esequibo simplemente por la obsesión de la permanencia en el poder de un proyecto político.
Por eso buscaron destruirla y por eso el daño en la Fuerza Armada ha sido enorme, no solamente en lo más evidente que es el apresto operacional como vimos en el último desfile sino a nivel de la moral. Esto está generando fisuras que pudieran derivar en fracturas internas como ha ocurrido en el otro pilar del régimen que eran los órganos del Poder Público incluyendo la Fiscalía y los magistrados del Tribunal Supremo que comienzan a distanciarse. A los militares les decimos que bajen sus armas y se coloquen del lado del pueblo. El 16 de julio es un día por el cambio.
Sí luego del 16 de julio aún se llegan a realizar las elecciones para la Constituyente, ¿qué hará la oposición?
Creo que para todos los venezolanos, sobre todo los que han estado de alguna manera cercanos al régimen, lo que se pretende hacer con la mal llamada constituyente, es que ya no estaremos ante un tema de democracia o no democracia. La democracia se acabó hace mucho tiempo en Venezuela. Aquí es la República lo que se pretende terminar de disolver.
Con la Constituyente lo que se busca es liquidar el parlamento e imponer un Estado Comunal, un sistema de comunismo puro, duro y extremo bajo el control de mafias. Frente a esta realidad ha ocurrido una reacción sin precedentes dentro y fuera del país.
La rebelión ciudadana comenzó mucho antes del anuncio de la Constituyente porque la sociedad había entendido que se habían cerrado las vías institucionales y que no nos quedaba otra opción que la desobediencia cívica como reacción de un pueblo libre.
Cuando aún faltan tres semanas (que en cualquier país del mundo sería poco tiempo, pero solo los venezolanos sabemos que un plazo así es toda una vida por delante) el régimen presiona, radicaliza, arremete y la sociedad se crece, y no estoy hablando nada más en el tamaño de las marchas, sabemos que la rebelión y el avance se notan cuando se hace más profunda y amplia la desobediencia cívica. D
¿Pero qué se hará si aun así se pretende instalar la Constituyente el 1° de agosto?
Mantenernos en rebelión cívica, pero en otro nivel. Por eso el 16 es tan importante. Lo que hemos hecho en 100 días de movilización ciudadana, como analogía, producirá el quiebre bien sea porque el régimen asume una negociación o porque terminarán huyendo.
Esto requiere un grado de entropía, una energía acumulada en un enorme recipiente a la que el régimen le ha buscado válvulas de escape: Tenemos el diálogo de 2014 y el de 2016. La última etapa es la más difícil porque tenemos un gobierno absolutamente desesperado que se sabe contra la pared, sabe que se derrumba y se requiere pasar a otra intensidad de lucha. El 16 de julio representa eso, un hito en el cual la inmensa legitimidad que significa todo el pueblo de Venezuela en desobediencia cívica tengamos la fuerza de pasar a ese otro nivel.
¿Cómo se puede incorporar al chavismo disidente a una plataforma de unidad nacional?
Esto dejó de ser un tema ideológico hace mucho tiempo, es un tema existencial y ético y necesitamos una coalición ética y moral en la que reconozcamos diferencias. Creo en una democracia liberal, una economía de mercado abierta y la globalización como la forma de dejar atrás la pobreza en una sociedad de innovación y emprendimiento. Pero hay diferencias, lo cual desde luego es sano y razonable que ocurra incluso dentro de los principales partidos de la Unidad.
Siento que debe haber coincidencia en una serie de principios para asegurar la confianza en la palabra del otro. Hay que aproximar a personas que pueden haber estado en el chavismo pero piensan que esto no puede seguir así, que no quieren apoyar el narcotráfico, el terrorismo, el crimen organizado y las mafias. Es la hora de reconstruir juntos las bases fundamentales de la República
Tiene que haber autoridad moral, sobre la base de tres principios: Inclusión, donde cabemos todos los que tengamos esta visión ética; justicia, sin impunidad ni revancha aún por parte de quienes hemos sigo perseguidos y humillados; y tercero, la libertad. Solo así, con estos tres firmes principios, estoy convencida que la transición podrá llevar a un proceso sostenible en el momento más complejo, quizás no solo de nuestra historia republicana sino en todo el mundo de hoy.
¿Qué apoyo sigue haciendo falta desde el exterior?
Tenemos muchos años advirtiendo como se estaba conformando un proyecto autoritario con violación de derechos humanos y catástrofe social, una pobreza que pasó del 40 al 80% en pleno boom petrolero. Esa dimensión que se pretende obviar tiene que estar sobre la mesa.
Hay intereses muy oscuros que han operado durante mucho tiempo para mantener el status quo, gente que vive a diez bolívares por dólar, concesiones de todo tipo, bonos de deuda; una cantidad de operaciones que durante mucho tiempo se fueron alertando y hemos llegado al único punto donde este régimen podía terminar. Fueron acabando con todo lo que generaba autonomía y riqueza, los verdaderos anticuerpos frente a un Estado totalitario.
La comunidad internacional -que tiene muchísima información, tanto gobiernos como agencias-, toleró por mucho tiempo que esto avanzara. Al día de hoy se ha generado un cambio sustantivo muy importante por diversas razones en los principales gobiernos y hemisferios. El problema no es solo que se están matando los venezolanos y es una catástrofe humanitaria nacional sino para toda la región, entonces se comienzan a ver cambios importantes. Es poco y tarde, pero mi impresión es que esto va a acelerarse y a cambiar en los próximos días.
¿Quién debe encabezar la transición?
Debe ser un gobierno de verdadera unión nacional donde haya representación de las distintas posiciones político- ideológicas pero con participación de venezolanos que le generen confianza a los distintos sectores de la sociedad, con conocimiento indiscutible de su área, con gran capacidad de convocatoria para que lleguen los mejores venezolanos a cada cargo con mucha autoridad moral. Vamos a tener que hacer cambios muy importantes para que la gente crea que es para el bien de todos y no de un solo sector de la sociedad.
¿Qué balance se puede hacer a más de tres años de «la Salida»?
Tres años y cien mil muertos después, ¿dónde estamos? Lo que planteamos cuando en 2014 dijimos que teníamos la fuerza para impedir que esto se consolidara, era evitar esta debacle. En aquel entonces creí que teníamos la fuerza de la sociedad y aún lo creo.
En ese entonces no todos los sectores decisivos nos acompañaron, pero si no hubiese habido esa insurgencia con los jóvenes al frente, con líderes valientes hoy perseguidos como Leopoldo, como Ceballos, no quiero dejar de mencionar a ninguno, los estudiantes asesinados de aquel entonces, hoy no estaríamos aquí. Ha sido un proceso de generar conciencia para llegar a un punto en el que distintas posiciones han confluido en una postura muy firme y decidida en la cual asumimos que aferrándonos a la Constitución tenemos derecho a la desobediencia civil y la rebelión total.
¿Cuál debería ser el plan del Gobierno de Transición?
La complejidad está en que desde el primer día hay que abordar temas de impacto inmediato con carácter de emergencia. Ningún país del mundo puede vivir de la conmiseración extranjera. La ayuda humanitaria está concebida para situaciones acotadas y puntuales. Nosotros no podemos vivir de la ayuda humanitaria, tenemos que poner a producir a Venezuela ya.
Ahora, ¿quién va a invertir en Venezuela si no hay confianza en el estado de derecho, en la seguridad, en las instituciones? Además debemos partir desde la concepción estatista hacia una economía abierta que va a prosperar no solo en petróleo. Tenemos que hacer un planteamiento de fondo desde el primer día que vuelva a Venezuela atractiva y competitiva para atraer primero los talentos que se han ido, para atraer capitales. Pdvsa no es la de antes ni lo va a volver a ser y eso es un desafío monumental.
La riqueza es lo que se logra con talento, tecnología y emprendimiento, eso es lo que nos va a convertir en una sociedad que pueda surgir sin privilegios para unos u otros. Hay que sembrar los pilares de un sueño para revertir este horror en un círculo virtuoso de crecimiento.
¿Qué rol podrías asumir en el Gobierno de transición?
Hay muchas áreas donde puedo ayudar, depende cuándo y cómo.
¿Cómo ves al país dentro de seis meses o un año?
Esto no termina en seis meses, esto tiene un final feliz que va a tomarnos años de ascenso, pero sí creo que el resultado de la debacle lo vamos a ver en corto plazo. No solo creo que el régimen está en sus últimos días, creo que en esta oportunidad el proceso no tiene vuelta atrás.
Debemos avanzar con acciones sensatas que atiendan lo material e incluso lo espiritual, recuperar el orgullo de ser venezolano, tener pasaporte, cédula de identidad venezolana y sentirnos venezolanos. Eso es más importante incluso que la infraestructura. Una vez que podamos comenzar estos pasos Venezuela va a tener la oportunidad de recuperarse muchísimo más rápido.
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