Más allá del capitalismo
La economía mundial ha cambiado mucho desde el inicio de la era industrial, el avance de la tecnología y las telecomunicaciones, y en el umbral de otra era como lo es la de la biotecnología, ha transformado radicalmente la estructura de los factores de producción que se plantearon durante casi dos siglos. Tierra, trabajo y capital, como se conoció en el capitalismo primitivo no tiene sentido en la actualidad. La obsolescencia, producto de la tecnología cambiante, hace casi inoperante la preponderancia del factor capital sobre los demás factores. El desarrollo del sector de los servicios a nivel mundial, así como la globalización ha llevado a la necesidad de dar mayor importancia al ser humano en la nueva estructura de los factores de producción.
El talento humano y no el medio de producción, es el factor preponderante para las empresas competitivas dentro de un mundo globalizado, donde el libre mercado, tanto internacional como dentro de los países, será el elemento clave que seguirá rigiendo las relaciones de los seres humanos haciéndolos más productivos en función de los demás, originando prosperidad a la comunidad.
El consumismo como esquema que ha llevado a la economía mundial a dividir a los países en solo productores de materias primas o solo consumidores, ha incrementado la brecha entre países ricos y pobres, y aparentemente no se ha conseguido una solución, por lo que probablemente tienda a desaparecer.
Ahora bien, dentro de este contexto de hechos, la actividad económica del ser humano y de grupos de seres humanos ha venido transformándose. Las empresas dentro de esta nueva realidad sobreviven gracias a tres elementos de responsabilidad:
En primer lugar la responsabilidad social hacia sus clientes o usuarios, lo que le garantiza ser competitiva en el mercado, ya que es su razón de ser.
En segundo lugar, la responsabilidad hacia sus colaboradores basándose en una estructura de talentos humanos, más que los medios de producción.
En tercer lugar la responsabilidad social hacia la comunidad en la cual opera, que se hace a través de colaboraciones y el pago oportuno de los impuestos.
Las pequeñas y medianas empresas (Pymes), las cooperativas, empresas cogestionarias juegan un papel de suma importancia en esta nueva realidad, entendiendo siempre el papel del empresario que no es más que su capacidad de manejar la incertidumbre, tanto en una empresa pequeña o en una familia de empresarios como es una cooperativa.
Qué nombre tiene este nuevo esquema, no lo sabemos; de lo que sí no hay dudas es que el capitalismo primitivo falleció hace tiempo, y muchos de nosotros no nos habíamos percatado.
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