Ramona Matos vivió indocumentada y vigilada por sus superiores, fue forzada a falsear estadísticas y a «botar por el inodoro» medicamentos. Hasta que, «defraudada» por las «mentiras» del gobierno de Cuba, cruzó la Amazonia y desertó del «negocio» de las misiones médicas de su país.
«¡Basta ya de represión al pueblo cubano! ¿Hasta cuándo? ¡Basta ya!», dijo Matos, ex brigadista en Bolivia y Brasil, al denunciar el «trabajo esclavo» al que estuvo sometida, durante un foro en la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington.
Matos es uno de los cuatro galenos cubanos que presentaron una demanda en una corte federal de Miami contra funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) por su papel de intermediarios en el programa «Mais Medicos».
«Me empecé a dar cuenta de que era un negocio de Cuba», afirmó durante la conferencia «La oscura realidad detrás de las misiones médicas cubanas», acogida en la OEA a instancias del secretario general Luis Almagro, un duro crítico de la Cuba de Fidel Castro.
A Dania Cao Quintero, que integró las misiones médicas cubanas en Haití en 2002-2003 y en Venezuela de 2003 a 2016, se le quebró la voz al contar su historia.
«Tengo un hijo pequeño en Cuba, desde los dos años que no lo veo», señaló al borde de las lágrimas.
Dijo que su experiencia estuvo marcada por la violencia y la pobreza de las zonas remotas donde fue enviada, pero sobre todo por la naturaleza del trabajo que debía hacer, en particular en la Venezuela gobernada por Hugo Chávez, aliado de La Habana.
«A quienes estaban en desacuerdo con el chavismo nuestra función era hacerles ver que el proceso revolucionario era lo mejor y tratar de cambiar su inclinación política«, relató.
– «Casta dirigente parásito» –
El secretario general de la OEA Luis Almagro rechazó enfáticamente estas «prácticas abusivas y corruptas del régimen cubano», denunciando trata de personas y violación de los derechos humanos «encubiertos» bajo un programa de cooperación que busca generar ingresos y tiene «propósitos políticos» no sólo en la región, sino en otras partes del mundo.
«Es un sistema de esclavitud moderno que no puede quedar impune», afirmó.
El diplomático uruguayo, que inició hace un año una cruzada contra la Cuba instaurada por Castro en 1959, a la que llamó «la dictadura más antigua» de América, reiteró que el gobierno de la isla es un «sistema fracasado» que sólo «exporta polarización», «devastación» y «caos» a la región.
«La revolución cubana está caracterizada por la avaricia de su casta dirigente parásita, que no solamente chupa sangre de otros países, como en Venezuela, sino también de su propio pueblo, oprimiéndolo y sacándole las ganancias de su trabajo», dijo.
«Por mucho tiempo la comunidad internacional ha permitido la normalización de este sistema represivo», agregó, instando a hacer justicia «como sea».
A su reclamo se sumaron funcionarios del gobierno de Estados Unidos.
«Mientras el régimen cubano intenta silenciar a los médicos, estamos aquí en una plataforma donde podemos amplificar estas voces», dijo la subsecretaria adjunta de Estado para Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti.
El embajador del gobierno de Donald Trump ante la OEA, Carlos Trujillo, destacó los esfuerzos del bloque regional para «arrojar luz sobre las restricciones del régimen cubano», pero llamó a «hacer más».
«No dejemos que el gobierno cubano se salga con la suya», apuntó por su parte el administrador asistente de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), John Barsa.
– «Caballo de Troya» –
En los paneles también denunciaron abusos de este programa los delegados ante la OEA de Bolivia, Jaime Aparicio, y de Venezuela, Gustavo Tarre, representante del líder opositor Juan Guaidó.
«Yo temo en particular a los cubanos cuando dan un regalo», dijo Tarre, tildando la «diplomacia de batas blancas» como un «caballo de Troya».
Marion Smith, director ejecutivo de la Fundación Memorial Víctimas del Comunismo, celebró la cancelación de las brigadas en varios países latinoamericanos, pero dijo que más de 60 países aún participan con unos 40.000 profesionales.
Desde Brasil, El Salvador, Ecuador y Bolivia, unos 9.000 médicos cubanos fueron repatriados en el último año tras la cancelación de sus contratos, una decisión alentada por la administración Trump y que significa un golpe económico para la isla.
«La cruzada de los Estados Unidos contra la cooperación médica internacional es un acto infame y criminal», sostuvo a principios de diciembre el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
La venta de servicios profesionales, fundamentalmente médicos, es la principal fuente de divisas de Cuba, con algo mas de 6.000 millones de dólares el pasado año, según cifras oficiales.