El enfrentamiento puede dejar heridas difíciles de cicatrizar. Lionel Messi cedió y renunció a abandonar el FC Barcelona, pero expresó una frustración que puede acompañarlo y lastrar su próxima temporada y la del club catalán.
El astro argentino lo repitió claramente: su deseo era irse, una decisión muy meditada, tomada a lo largo de «un año muy difícil», mucho antes de la humillación infligida al Barça por el Bayern de Múnich (8-2) en Liga de Campeones, que dejó a la ‘Pulga’ con gesto hundido en el vestuario.
Esta temporada, antes incluso de esa derrota, los blaugranas ya habían dado señales de ser un equipo envejecido, sin ambición, sin imaginación, y con un entrenador, Quique Setién, a la merced de su vestuario.
Pero Messi cedió finalmente: «imposible» pagar la cláusula de 700 millones de euros que exigía el presidente Josep Maria Bartomeu para dejarle partir; e impensable ir «a juicio contra el Barça», el club que Messi ama, el de su «vida».
– «Sin proyecto» –
Pero el argentino no disimuló su resquemor contra Bartomeu, quien habría incumplido «la promesa» de dejarle partir si él así lo deseaba. Y sobre todo, quien, en opinión de Messi «no tiene proyecto», y cuya única ambición es «tapar agujeros».
Tres horas después del anuncio de Messi, el FC Barcelona se congratuló subiendo a Instagram una foto del capitán culé con la elástica del Barça de la temporada 2020-21, y repitiendo una frase que pronunció en la entrevista del viernes: «Voy a dar el máximo. Mi amor por el Barça no va a cambiar nunca. Voy a dar lo mejor. Siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada. Siempre quiero lo mejor para el club, para el vestuario y para mí».
A sus 33 años, Messi atesora 34 títulos con el Barcelona, entre ellos 10 Ligas y 4 Champions. Pero este año resultó fatal, carente de títulos por primera vez desde 2008.
¿Cómo será la relación con el nuevo entrenador Ronald Koeman, al que, según la prensa española, reprocha haber abierto la puerta de salida a su amigo, el delantero uruguayo Luis Suárez?
«La verdad, ahora no sé qué va a pasar. Hay un entrenador nuevo y una idea nueva. Eso es bueno, pero después hay que ver cómo responde el equipo y si nos va a dar o no para competir. Yo lo que puedo decir es que me quedo y voy a dar el máximo», añadió Messi.
– Pulsos y rectificaciones –
En su entrevista del viernes, el capitán insistió en la necesidad de que llegue sangre nueva al vestuario.
Es cierto que el Barça puede alimentar sus esperanzas en la nueva perla de su cantera, Ansu Fati, convertido esta semana a los 17 años en el jugador más joven desde 1936 en haber disputado un partido con la selección española.
Pero a pesar de su popularidad planetaria, debida en gran parte al aura de Messi, el Barça vive un complicado momento económico y no parece en posición de poder acometer fichajes de calado en el ‘mercato’.
El Barça lamenta haber dejado de ingresar 236 millones de dólares desde la pandemia, y con una deuda de esa misma cantidad desde 2019, contrajo un crédito de 165 millones de dólares con un fondo de inversión estadounidense para paliar el debe en sus cuentas.
Esta no es la primera vez que Messi da marcha atrás en su deseo de irse. En 2016, luego de su derrota en la final de la Copa América, dos años después de otro revés a las puertas del título mundial, Messi había anunciado su adiós a la ‘Albiceleste’, también con cierto amargor… antes de rectificar dos meses después ante la presión popular.
Tampoco fue este el primer pulso que emprendió con el Barça. En 2015 hizo guiños al Chelsea. Pero era parte de la estrategia de negociación salarial con los catalanes. Pero esta vez el desamor de Messi con los dirigentes parece más profundo.
La campaña para la elección del presidente del club en marzo de 2021 se anuncia tensa.