Miedo a la pandemia alimenta vigilancia vecinal en EEUU
Algunos se quejan de los que salen a correr; otros se preguntan si los que salen a la calle tienen un trabajo esencial… En tiempos de coronavirus, las redes sociales locales de Estados Unidos, que se usaban para intercambiar recetas, ver ofertas o buscar ingresos, se han convertido en un espacio de vigilancia.
Este uso de las redes en medio del confinamiento preocupa a especialistas, quienes temen que con el tiempo este comportamiento vigilante afecte negativamente los derechos de las personas.
«Me angustia mucho ver que unos pocos desubicados ignoren las reglas impuestas para que todos podamos superar esta horrible situación», dice un integrante de una cadena de correos de un suburbio acomodado de Washington, donde mucha gente se quejó de vecinos que no respetan el distanciamiento social.
«Sugiero algo. Si ve tal comportamiento, ¿por qué no tomar fotos o videos de los infractores? Podría desalentar su comportamiento peligroso», escribió otro.
Monitorear las acciones de los vecinos, y exponer a las personas en las redes sociales ciertamente no es nuevo. Pero hoy «existe la sensación de que si lo hacemos, podemos salvar vidas», dijo Emily Laidlaw, profesora asociada de la Universidad de Calgary, que estudia las leyes que regulan la privacidad
«Con la Covid-19 tenemos miedo y hay una necesidad urgente de aplicar las reglas de distanciamiento social. Causar vergüenza es realmente una de las únicas herramientas que tenemos», agrega.
Los ejemplos abundan en plataformas como Nextdoor, una red social local que requiere que sus usuarios usen su nombre real y verifiquen su ubicación.
«Mis vecinos de al lado están todos borrachos y haciendo una fiesta», publicó recientemente en esa plataforma un residente de un barrio de clase media de Los Angeles. «Uno de ellos empezó a despotricar fuerte cerca de mi puerta (diciendo) que otro mes de cuarentena es una estupidez y que él no la cumpliría», agregó.
Las publicaciones que buscan avergonzar públicamente a terceros contradicen las normas de comportamiento en Nextdoor, y los comentarios de ese tenor son eliminados, según los responsables de la app, que además cuenta con recordatorios para que los usuarios mantengan el respeto en sus intercambios.
Aunque esos recordatorios han sido modificados en las últimas semanas para contemplar lenguaje específico relativo al COVID-19.
– «Paren de juzgar» –
«Definitivamente existe la vergüenza pública. Es parte de lo que está funcionando para quedarse en casa», dijo a la AFP Divya Sonti, quien trabaja para IQ Solutions, una firma especializada en comunicación y tecnologías de la información vinculada a la salud.
Laidlaw, la experta en privacidad, también cree que este tipo de control social puede ser efectivo, aunque a un cierto precio.
«Existe un costo que debe ser reconocido, víctimas que caen injustamente, y la normalización de la vigilancia entre vecinos», dijo.
Una usuaria de una lista de correo de un suburbio de Washington expresó reparos similares. «Comprendo la preocupación (por quienes no cumplen las normas) pero convertirnos en una comunidad del tipo estado policial no es saludable», escribió.
«No está ok tomar una foto de la gente y publicarla», escribió otra persona en un grupo de Nextdoor de Los Angeles, después de que un usuario publicara imágenes de personas que según el denunciante estaban caminando demasiado cerca. «¿Qué es lo que sigue? ¿Un tren a Dachau?», agregó, aludiendo al campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Según Laidlaw, la vigilancia y la exposición pública para avergonzar a otras personas ya existía y estaba camino a normalizarse antes de la pandemia.
Pero hasta ahora, estima la experta, ese tipo de prácticas recibían como respuesta una fuerte condena social.
«Me preocupa que una vez que el polvo se asiente, lo que antes era condenable se convierta en la nueva normalidad», explicó.
La vigilancia en las redes también ha recibido respuestas que llaman a la compasión, como los mensajes que circulan de forma viral en Facebook que piden más comprensión en momentos en que para mucha gente el día a día se ha vuelto muy difícil.
«¿Nunca has pensado que el tipo que compra un galón de pintura lo hace porque sabe que debe mantenerse ocupado, porque el ocio en sus manos en el pasado lo llevó a una recaída y a tomar una caja de cervezas?», dice uno de ellos.
«Sé que estamos todos al límite, pero por favor paren de juzgar a los demás».
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