Militares en estaciones de servicio: se repite el despotismo para médicos y funcionarios
Al menos 14 horas pasan aquellos que deben surtirse de combustible en Caracas en las pocas estaciones de servicio que todavía tienen gasolina. Deben además soportar el despotismo y maltrato de los militares que, sin ningún tipo de ambages, no respetan las colas y pasan a cuanto amigo, familiar o conocido llega. También a quienes les dan dinero a cambio del favor: “Si me das 10 dólares te paso de una vez”, les dicen.
“Se me ponen en la cola. Solo vamos a dar número hasta el final. Si no les gusta se me van yendo porque aquí el que manda soy yo. Y si no se ponen a hacer mi trabajo”, gritó un militar de bajo rango, encargado de ordenar los vehículos en la bomba de El Cercado, en Guarenas, una de las pocas estaciones de servicio que aún tiene combustible en la Gran Caracas.
Varias colas se entremezclan al llegar a la estación, que cuenta con suficientes islas, por lo que el servicio debería dispensarse rápido; según reseñó el diario El Nacional.
La cola general, la que atiende a los que no son personal priorizado, llega a Mampote, casi cuatro kilómetros. Allí la gente tiene que llegar el día anterior para poder abastecerse, aunque no hay seguridad de nada.
“A veces avanza rápido y no se hace tan cuesta arriba, pero en las últimas semanas todo va más lento. Los militares además se han puesto peor. Te gritan, agreden a todo el que trata de conversar con ellos. No entienden. Como tienen el poder es imposible decirles cómo se pueden hacer las cosas mejor”, indicó Rafael Méndez, que tardó 16 horas en abastecer su vehículo. Solo 20 litros.
Militares: se repite el despotismo para médicos y funcionarios
Médicos y funcionarios acceden en una cola especial, pero de beneficios, nada. Y el trato inhumano del personal castrense se repite.
Desde las 5:00 am ya había cola el pasado viernes. A esa hora al menos 25 vehículos esperaban. A lo largo de la jornada la cifra de automóviles continuó creciendo, como todos los días. Solo a las 3:00 pm les dieron números. La esperanza resurgió.
“Pasamos calamidades. Es inhumano”, dijo uno de los afectados desde su vehículo.
Solo a las 5:00 pm comenzó a moverse la cola, después de todo el día de espera. Luego se detuvo de nuevo.
A las 6:00 pm todo se complicó aún más. La lluvia llegó. El aguacero hizo que el abastecimiento fuese aún más lento.
“Así es todos los días. No sé cuándo vamos a salir de esta desgracia”, dijo Raúl Andrade. Es funcionario y aseguró que no volverá a echar gasolina mientras se mantenga la crisis: “Que me boten. No vuelvo a trabajar”.
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