Robert Mueller, el fiscal especial que investigó la injerencia rusa en la campaña electoral de 2016 en Estados Unidos, dijo este miércoles 24 de julio ante el Congreso que sus indagaciones no exoneran al presidente Donald Trump, pero declinó acusar de cualquier delito al mandatario, que calificó de «vergüenza» la comparecencia.
En una audiencia tensa, Mueller, de 74 años, contestó con voz temblorosa las preguntas de los legisladores demócratas y republicanos del Comité Judicial de la Cámara baja sobre su investigación de dos años para determinar si Trump obstruyó la justicia, y si su campaña se confabuló con los rusos para perjudicar a su rival demócrata Hillary Clinton.
En muchas ocasiones les pidió a los congresistas que reformularan las preguntas y en otras los remitió a su informe de 448 páginas publicado hace tres meses, diciendo que no iría más allá.
Pero sus respuestas traslucieron que no estaba de acuerdo con las afirmaciones del presidente estadounidense de que el informe lo exoneraba.
«El presidente no fue exculpado por los actos que presuntamente cometió», dijo Mueller, y agregó que era «cierto» que Trump podría ser procesado por obstrucción de la justicia después de dejar el cargo.
En su testimonio, el ex director del FBI reiteró que Rusia interfirió en la campaña electoral de 2016 y que lo hizo con la intención de impulsar la candidatura de Trump para perjudicar a Clinton, contrariamente a lo que sostiene el presidente.
Pero el fiscal especial también dijo que el mandatario y sus asesores no fueron procesados por cooperar con Rusia, porque durante la investigación no hubo suficientes elementos para sostener los cargos de conspiración.
«Encontramos pruebas insuficientes de la culpabilidad del presidente», dijo al panel.
«Con base en la política del Departamento de Justicia y los principios de imparcialidad, decidimos no determinar si el presidente había cometido un delito. Esa fue nuestra decisión en ese momento y sigue siendo nuestra decisión hoy», dijo Mueller al inicio de la audiencia.
– Poca información –
En la primera de dos audiencias -una frente al Comité Judicial y otra posterior ante la Comisión de Inteligencia- Mueller no aportó elementos para sustentar el lanzamiento de un proceso de destitución contra Trump, que algunos sectores del Partido Demócrata defienden.
Mueller, que tiene una reputación de rectitud y fama de dar respuestas directas, pareció avejentado e inseguro.
A pesar de que Trump insistió esta semana en que no vería el testimonio, televisado a escala nacional, una vez terminado lo describió como «una vergüenza» para los demócratas de quienes se mofó: «Me gustaría agradecerle a los demócratas por la celebración de la audiencia de esta mañana».
Poco antes, la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, se había pronunciado en términos similares al afirmar que la audiencia de Mueller fue una «vergüenza épica» para la oposición demócrata.
«NO HUBO OBSTRUCCIÓN», había previamente dicho el presidente, quien antes de que comenzara la audiencia lanzó una furiosa diatriba en Twitter, quejándose, entre otras cosas, del hecho de que Mueller testificara con un asistente sentado junto a él.
– Declina acusar a Trump –
El informe de Mueller documenta los extensos contactos entre la campaña de Trump y los rusos, incluidos los intentos de cooperar o conspirar, ninguno de los cuales es un delito específico.
Mueller dictaminó al final que no había pruebas suficientes para recomendar cargos por conspiración, la principal acusación legal que podía utilizar.
El veterano fiscal también presentó en detalle 10 casos en los que Trump supuestamente trató de obstruir la investigación.
Pero dijo estar impedido de recomendar la presentación de cargos contra Trump porque las reglas del Departamento de Justicia (la fiscalía general de la nación) le prohibían acusar a un presidente en funciones.
Esto dejó en manos del Congreso determinar si Trump cometió un delito, y una minoría de demócratas está presionando para que la Cámara de Representantes inicie un proceso de destitución contra el mandatario.
Mueller dejó frustrados a muchos demócratas durante su comparecencia, al decir que «no necesariamente suscribía» sus conclusiones sobre la obstrucción de parte del presidente.
Las respuestas evasivas y cortas del fiscal tampoco comulgaron con los esfuerzos de los demócratas de encontrar nuevas vetas para lastrar la reputación de Trump.
La imagen de Mueller como un fiscal duro y disciplinado también quedó empañada en ocasiones en las que parecía no recordar fragmentos y detalles de la investigación.
«Voy a responder remitiéndome a nuestro informe», repitió en varias ocasiones.