#NotaEditorial | La presión tributaria en un contexto económico difícil
Al cierre del año pasado, los precios de bienes y servicios expresados en moneda extranjera subieron cerca de 50%, lo que constituye un severo castigo a las remuneraciones en divisas que se pagan en la economía nacional, y el IGTF genera un efecto no menor en esta situación.
La presión tributaria es uno de los problemas más severos que las empresas están enfrentando en la actualidad, por lo que se espera que el impacto de la Ley de Armonización Tributaria, que está pendiente de aprobación en la Asamblea Nacional, sea positivo, en función de aliviar la carga a sectores productivos y comerciales ya suficientemente impactados por los impuestos.
Por supuesto, hay que dejar en claro que nadie está en contra de pagar los tributos que se imponen legalmente como una necesaria contribución con el financiamiento de la actividad de la administración del Estado.
La clara consciencia sobre el debido cumplimiento de las obligaciones con el Fisco Nacional es transversal en el empresariado venezolano organizado y formal, porque se entiende la importancia de que el Estado provea a las ciudadanas y ciudadanos los servicios y prestaciones previstas en la Constitución Nacional y en las Leyes de la República.
Dicho esto, hay tributos que generan un efecto negativo a lo largo de toda la cadena productiva, como el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) aplicado a las transacciones con moneda extranjera, el cual introduce un costo adicional elevado a la estructura de precios en divisas.
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Al cierre del año pasado, los precios de bienes y servicios expresados en moneda extranjera subieron cerca de 50%, lo que constituye un severo castigo a las remuneraciones en divisas que se pagan en la economía nacional, y el IGTF genera un efecto no menor en esta situación.
De hecho, los sectores industriales y comerciales del país están solicitando al Gobierno Nacional no la derogación de este tributo, sino una reducción de su alícuota a 0,5% como un alivio que permita bajar la presión sobre las transacciones con moneda extranjera, en un contexto donde la dolarización es una realidad muy difícil de revertir.
Igualmente, sigue creciendo la presión tributaria a escala municipal. Incrementos constantes, creación de contribuciones regionales y locales, reformas a ordenanzas para reducir plazos de recaudación y otras medidas similares ponen en situación comprometida a las empresas que, por lo demás, no operan todavia en una economía boyante y plenamente recuperada.
Insistimos en que la Ley de Armonización que está en trámite en el parlamento nacional debe aprobarse a la mayor brevedad, a objeto de poner un necesario orden en la estructura de la tributación, ya que no solo es onerosa, sino altamente compleja de administrar.
Creemos, sin duda, que una nueva economía, menos dependiente de la renta petrolera, obviamente va a necesitar más de la tributación interna, pero lo cierto es que no hay mejor estrategia de recaudación que estimular de manera sistemática, confiable y consistente el crecimiento sostenido de la economía.
No se trata de tener una estructura de impuestos compleja, con distintas fuentes de recaudación, alícuotas diversas y una trama de requisitos y controles, sino de una carga tributaria justa, en función de la realidad económica, y que resulte fácilmente administrable para los contribuyentes.
Una economía en recuperación debería tener estímulos de carácter fiscal, aunque se entiende que la situación fiscal del Estado es complicada, debido a las sanciones que impiden el funcionamiento financiero normal de actividades medulares, como la petrolera.
Adicional al análisis sobre la presión tributaria, en el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados se presentó en su más reciente edición un estudio sobre la relevancia de la gestión de costos de aseguramiento patrimonial en las empresas en el contexto de la realidad económica venezolana, así como un acercamiento teórico, adaptado a la situación actual de la economía venezolana, de la definición del margen de ganancia.
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