El presidente de Chile, Sebastián Piñera, removió a ocho ministros, incluido al cuestionado titular de Interior, Andrés Chadwick, integrando a su gabinete a una nueva generación de políticos en un intento por acallar una crisis social sin precedentes que mantiene una violenta pulseada en las calles.
Al mismo momento que Piñera anunciaba los cambios en su gabinete -el mayor en sus 20 meses de gobierno- un millar de personas comenzaron enfrentamientos con la policía frente al palacio de La Moneda, en el centro de Santiago, que con el paso de la tarde se tornaron muy violentos.
En las inmediaciones del palacio presidencial, una columna de humo por barricadas en llamas se elevaba en medio de detonaciones de bombas de gases lacrimógenos, sirenas de bomberos, tanques lanza aguas, piedras y palos, en una batalla entre fuerzas del orden y manifestantes radicales que piden a gritos: «Renuncia Piñera».
«No es la gente que quiere la justicia social, que quiere algo mejor, es la gente que quiere destrucción y caos», dijo por la noche Karla Rubilar, nueva vocera de gobierno, que hizo un llamado a todos los sectores a condenar esta violencia.
Los actos de esta tarde fueron tan destructores como los que dieron pie al estallido social el viernes 18 de octubre, con la nueva quema de algunos ingresos de estaciones del Metro que habían entrado en funcionamiento hace tres días.
Un centro comercial a cuatro cuadras de la presidencia, y abajo de un edificio residencial de 19 pisos, ardían presuntamente por explosivos usados en enfrentamientos entre la policía y manifestantes.
A pesar de la intensa jornada, la vocera rechazó que se vaya a reinstaurar el estado de emergencia.
– Un cambio que no convence –
Piñera cambió parte de su gabinete 10 días después de que estallaron las protestas -que dejaban 20 muertos y unos 1.000 heridos- en reclamo por el alza de la tarifa del metro y que luego se extendió a otras peticiones que van desde una nueva Constitución, una reforma a los sistemas de pensiones y salud.
«No hay ningún cambio efectivo que provoque que el pueblo pueda cambiar su opinión al respecto. El gabinete tendría que haber sido un gabinete que tuviera un poco más de calle», dijo a la AFP Mario Muñoz, un administrador público de 41 años mientras protestaba.
«Es como una silla musical; los mismos que entran y salen», criticó Boris Vidal, periodista de 50 años, en medio de la protesta.
«Chile cambió y el gobierno también tiene que cambiar y enfrentar estos nuevos desafíos», repitió Piñera en la juramentación de los nuevos ministros, remecido por el desplome de su popularidad al 14%.
– Ministro dialogante –
Piñera nombró a Gonzalo Blumel como titular de la cartera de Interior. De 41 años y ex secretario general de la presidencia, reemplaza al cuestionado Andrés Chadwick, primo del mandatario, miembro de su círculo más cercano y quien lo acompañaba desde su primer gobierno (2010-2014).
«El diálogo es el único camino que nos va a permitir superar las dificultares tan graves que hemos vivido en estos últimos días», dijo el flamante ministro del Interior.
En Hacienda estará Ignacio Briones (46), ex decano de la escuela de gobierno de la Universidad «Adolfo Ibáñez», que reemplaza a Felipe Larraín, cuestionado por su recomendación «a los románticos» de comprar flores cuando en septiembre no se registró inflación y bajó su precio.
«Acá todo al mismo tiempo no es posible. La responsabilidad fiscal es un activo del país que debemos cuidar», dijo Briones a periodistas, sobre las peticiones sociales, que el gobierno enfrentó con un primer paquete de 15 medidas.
Rubilar (42), ahora vocera, era intendenta de Santiago, con una alabada participación en las pasadas protestas ciudadanas.
Piñera mantuvo al ministro de Defensa, Alberto Espina, cuestionado por la actuación de las fuerzas armadas durante el estado de emergencia vigente hasta el domingo.
Tampoco reemplazó a las cuestionadas ministras de Transporte, Gloria Hutt y de Educación, Marcela Cubillo.
Los nuevos ministros tienen entre 30 y 46 años y son parte de una nueva generación de políticos de centroderecha con visiones mucho más sociales, según analistas.
«Es gente más joven y que tiene una línea más blanda», coincide Mireya Dávila, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quien no obstante advierte que en términos de la agenda social «el presidente no se mueve mucho».
Una protesta fue convocada para el martes frente al palacio presidencial, aunque la vocera dijo que esta manifestación no está autorizada.»Vamos a tener que resguardar ciertos perímetros», indicó.
El viernes una manifestación histórica de más de un millón de personas se concentró en el centro de Santiago.