A pesar de previsiones de crecimiento económico pesimistas para 2023, ahora no es el momento de implementar planes de austeridad que amenacen los objetivos de desarrollo, en particular en los países pobres, dijo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un informe publicado el miércoles.
El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas pronostica un crecimiento mundial de solo 1,9% este año, «una de las tasas más bajas de las últimas décadas».
El Banco Mundial ya revisó fuertemente a la baja su previsión: 1,7% para 2023, frente al 3% de junio pasado, debido a la persistente inflación, la subida de las tasas de interés y los efectos de la guerra en Ucrania.
Pero «este no es el momento para el pensamiento a corto plazo o la austeridad fiscal que exacerba la desigualdad, aumenta el sufrimiento y corre el riesgo de alejar los Objetivos de Desarrollo Sostenible» (ODS), señala el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en el preámbulo del informe.
Los 17 ODS adoptados en 2015 apuntan a lograr para 2030 la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria para todos y el acceso a energía limpia y asequible.
Una cumbre en septiembre en Nueva York evaluará la situación actual de los ODS. Pero la mayoría de ellos no están en vías de ser alcanzados.
Y «el crecimiento más lento, la inflación elevada y las crecientes vulnerabilidades de la deuda amenazan con retrasar aún más los logros de los ODS obtenidos con tanto esfuerzo, profundizando los efectos ya negativos de la pandemia del covid-19″, advierte el informe.
Su autor principal, Hamid Rashid, dice que «en este escenario, la receta típica de los economistas sería recortar el gasto público» y señala que algunos gobiernos ya fueron llamados a «apretarse el cinturón».
Por el contrario, «nuestro mensaje clave en el informe es que los gobiernos de los países en desarrollo, especialmente, deben evitar la austeridad«, lo cual «sería extremadamente perjudicial para ODS», explica a la AFP.
En este contexto, Rashid aboga por una reestructuración de la deuda de los países en problemas, antes de que entren en default.
Según el informe, en 2022, en ocho países en desarrollo, la carga de esta deuda representó más del 25% de los ingresos del gobierno, hasta casi el 80% en Sri Lanka.
La ONU también está preocupada por el riesgo de una reducción de la ayuda al desarrollo.
La guerra de Ucrania y una futura reconstrucción estimada entre 350.000 y 500.000 millones de euros (USD 380.000 a 545.000 millones) «desviarán algunos recursos», señala Rashid, que teme «un gran revés para los países de bajos ingresos».
En septiembre, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó que el mundo había retrocedido cinco años en desarrollo humano debido a crisis sin precedentes.
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