Oposición busca rescatar las elecciones en medio de un país desmotivado
Referendo revocatorio, elecciones anticipadas, pedido de renuncia, juicios políticos, protestas, diálogo: La oposición venezolana da palos de ciego sin encontrar el camino para sacar al presidente Maduro del poder, pese a su impopularidad por la profundización de la crisis.
«Elecciones ya», es el nuevo lema con que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) intenta reanimar a sus seguidores, pero esta semana sólo logró llevar a la calle a unos 2.000, muy lejos del millón que dijeron haber movilizado en las marchas de septiembre y octubre pasados, cuando exigían: «Revocatorio ya».
Para Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, hay pérdida de «motivación», de «esperanza de cambio inminente» y de «unidad de liderazgo», unido al «miedo» por un aumento de la «represión y amenaza del gobierno a la oposición».
Tras acabar con 17 años de hegemonía chavista en el Parlamento con un triunfo arrasador en las legislativas de diciembre de 2015, la MUD está fracturada, en crisis de credibilidad y acorralada por los otros poderes del Estado, acusados de servir al gobernante partido socialista.
La fuerza perdida
Cansados de la altísima inflación -que el FMI cifró en 475% en 2016 y proyecta en 1.660% para 2017- y la falta de alimentos y medicinas, ocho de cada 10 venezolanos -según Datanálisis- reprueban al gobierno, que atribuye la crisis al desplome de los precios petroleros y a una «guerra económica de la derecha».
Pero la MUD no ha podido capitalizar el malestar. Iniciar un diálogo con el gobierno el pasado 30 de octubre, diez días después de que el poder electoral suspendiera un referendo revocatorio contra Maduro, le salió caro.
Aunque auspiciada por el Vaticano y la Unasur, la negociación fue rechazada por la mitad de los 30 partidos de la MUD, y su respaldo popular cayó de 45% a 38%, según Keller y Asociados. Aún así, duplica al chavismo.
«La población está desilusionada con los resultados poco positivos del diálogo», comentó a AFP Diego Moya-Ocampos, del centro de análisis IHS Markit Country Risk (Londres).
La oposición buscaba en la mesa de conversaciones una reactivación del referendo o un adelanto de las elecciones presidenciales de diciembre 2018. Pero el chavismo lo descartó de plano, y la MUD congeló el diálogo en diciembre.
Un intento de los facilitadores por revivirlo fue rechazado este jueves por la MUD, al considerar que no garantiza el «retorno a la democracia» en el país.
El sociólogo Carlos Raúl Hernández opinó que la MUD erró al concentrarse en «un referendo que era una ilusión» y permitir que el poder electoral postergara para 2017 los comicios de gobernadores previstos en 2016. «Ahora tiene menos fuerza para presionar», dijo a AFP.
¿Qué hacer?
Pero la MUD dice tener una nueva ruta. A fines de diciembre e inicios de enero, en juicios políticos simbólicos, la Asamblea Nacional culpó a Maduro de la crisis y lo declaró en «abandono de cargo». Pero sus decisiones son nulas, porque la justicia la declaró en desacato.
También empezó una nueva modalidad de sesiones en la calle, en hospitales, fábricas, centros de estudios y deportivos, buscando acercarse a la gente.
Pequeñas protestas para exigir elecciones, que el excandidato presidencial Henrique Capriles anunció como «sorpresas», se realizaron esta semana. «La crisis se resuelve sólo a través del voto», sentenció.
«Si las mantienen con un objetivo claro, podrían funcionar. Pero habrá riesgos, quizá presos. La desobediencia civil se aplica para lograr un objetivo superior», manifestó a la AFP el politólogo Luis Salamanca.
Burlándose de la estrategia, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, aseguró el miércoles: «La próxima marcha de Capriles, como es sorpresa, será una pijamada».
Para León, la MUD tiene el «inmenso reto de reconstruir el ‘momentum’ perdido de participación social» y superar las divisiones entre sus grupos radicales y moderados, y sus dirigentes con intereses electorales.
Blindaje chavista
Moya-Ocampos afirma que no se debe perder de vista que muchos temen marchar porque «saben que si escalan las protestas más fuerte será la represión militar y policial, y más numerosas las detenciones arbitrarias».
Media docena de opositores, incluido un diputado suplente, fueron detenidos en las últimas semanas por el recién creado «comando antigolpe», que encabeza el nuevo vicepresidente Tareck El Aissami, un chavista confrontativo.
«Los radicales dentro del chavismo toman cada vez más protagonismo», comentó a AFP el politólogo John Magdaleno. Según el analista Asdrúbal Oliveros, Maduro se «blinda» ante la disidencia interna.
El politólogo Daniel Santolo estima que la MUD debe buscar protestas efectivas «pero también dialogar para exigir elecciones».
Maduro, quien concluye su mandato en enero de 2019, «está esperando un aumento de los precios de petróleo y resolver un poco lo social». «Busca ganar tiempo. Sabe que hoy perdería cualquier elección», concluyó.
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