Oro al alza, petróleo a la baja: Los inversores buscan seguridad en tiempos turbulentos
El oro, tradicionalmente considerado un activo refugio, experimenta un renovado interés, mientras que el petróleo, volátil por naturaleza, pierde atractivo en esta búsqueda de estabilidad.

Mientras el oro vive uno de sus mejores años con récords históricos, el petróleo enfrenta una fuerte caída, tocando en abril sus niveles más bajos desde 2021. Esta divergencia refleja el clima de tensión comercial y el pesimismo sobre el crecimiento económico global.
El metal precioso alcanzó un nuevo máximo histórico esta semana, superando los 3.384 dólares por onza, en medio del debilitamiento del dólar y el aumento de los temores de estanflación. Los analistas señalan que el oro se beneficia de su papel como activo seguro, especialmente en un contexto de guerras comerciales, incertidumbre geopolítica y políticas monetarias expansivas.
Según Oilprice citando a Yeap Jun Rong, estratega de IG, «los mercados están reaccionando al aumento de los riesgos, desde tensiones arancelarias hasta preocupaciones por un estancamiento económico, mientras que la fuerte demanda de los bancos centrales sigue impulsando los precios».
Un rally con fundamentos sólidos
El oro ha superado ampliamente a otras clases de activos en 2024, con una subida del 30% este año y un 45% en los últimos 12 meses. UBS ha elevado su pronóstico a 3.500 dólares por onza, destacando que, más allá de la demanda especulativa, hay un cambio estructural en su adopción: desde fondos de inversión hasta reservas de bancos centrales.
«La autorización de Beijing para que las aseguradoras inviertan en oro y el aumento sistemático de las reservas oficiales refuerzan la demanda en un contexto de oferta limitada», explicó el banco suizo. Se espera que las compras de bancos centrales alcancen 1.000 toneladas métricas en 2025, mientras que los fondos cotizados (ETF) podrían incrementar sus adquisiciones netas a 450 toneladas.
El petróleo, en caída libre por la demanda débil
En contraste, el crudo ha sufrido una fuerte corrección, con el Brent cayendo brevemente bajo los 60 dólares por barril a principios de abril. Aunque los precios se han recuperado ligeramente, siguen lejos de sus máximos, presionados por:
– Preocupaciones sobre la demanda global, especialmente tras los recortes en las previsiones de la AIE, la OPEP y la EIA.
– Exceso de oferta, luego de que la OPEP+ anunciara un relajamiento progresivo de los recortes de producción.
– El impacto de los aranceles en el crecimiento económico de EE.UU. y China, que ha llevado a revisar a la baja las estimaciones de consumo.
Las instituciones recortan sus pronósticos
La AIE redujo su expectativa de crecimiento de demanda para 2024 a solo 730.000 barriles diarios.
La OPEP ajustó a la baja su proyección para 2025 a 1,3 millones de bpd, citando tensiones comerciales y datos económicos decepcionantes.
La EIA también revisó su estimación a 900.000 bpd, señalando un enfriamiento en el consumo.
Conclusión: dos mercados, dos realidades
Mientras el oro sigue su escalada gracias a la aversión al riesgo y la demanda institucional, el petróleo lucha contra un panorama de demanda frágil y exceso de oferta. En un escenario de persistentes tensiones comerciales y riesgo de estanflación, esta divergencia podría profundizarse en los próximos meses.
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