Países europeos toman la energía nuclear como opción para reducir la dependencia de Rusia
La respuesta de la Unión Europea (UE) a la invasión rusa de Ucrania se ha ido centrando cada vez más en el sector energético, con un planeado embargo petrolero contra Rusia, por lo que algunos países están reconsiderando su decisión de abandonar la energía nuclear.
La UE importó más del 60% de su energía en 2019. Rusia proporcionó ese año el 47% del carbón importado por el bloque, así como el 41% del gas natural y el 27% del petróleo. Para reducir esa dependencia algunos estados sopesan la opción nuclear.
En marzo la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pidió a los países europeos con centrales nucleares que se replanteen los cierres que tengan programados para reducir su dependencia del gas ruso en la generación de electricidad.
Según la AIE, las nucleares aportan un 25% de la electricidad en la UE, pero sin modificaciones en las políticas actuales, ese porcentaje bajará «de forma importante» en los próximos años.
El primer país que ha reaccionado es Bélgica, que anunció hace unas semanas que extenderá en diez años el funcionamiento de dos reactores que iba a cerrar. Esta es la situación de la energía nuclear en algunos países europeos.
– Francia –
En Francia, donde 56 centrales nucleares generan en torno al 70% de electricidad, la independencia energética fue uno de los temas fuertes de la campaña para la reelección de Emmanuel Macron.
El liberal había anunciado ya en febrero sus planes para, no solo prolongar la vida útil de los reactores más allá de los 40 años previstos inicialmente, sino para construir al menos seis nuevos que puedan tomar el relevo del parque actual.
El proyecto del presidente, que incluye la posibilidad de aumentar el parque con otros ocho reactores, se enmarca en la meta de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050 mediante la sustitución de los combustibles fósiles con energía nuclear y renovables.
El país está construyendo actualmente un primer reactor, en la costa de Normandía, aunque acumula una docena de años de retraso y enormes sobrecostos: según el Tribunal de Cuentas costará 19.100 millones de euros, lejos de los 3.400 millones presupuestados.
– Reino Unido –
El Reino Unido es junto a Francia el país europeo que más apuesta por el sector nuclear para mantener su autonomía energética.
El Gobierno británico planea construir ocho nuevos reactores para reducir la dependencia del gas y el petróleo rusos, y además, para disminuir las emisiones contaminantes.
El proyecto incrementará la capacidad nuclear del país en 24 gigavatios (GW) de aquí a 2050, lo que cubrirá el 25% de la demanda eléctrica estimada para entonces.
Las nucleares representaban un cuarto del mix energético británico a finales de la década de 1990, si bien su peso fue decayendo, hasta el 16% en 2020.
El gobierno del primer ministro Boris Johnson, quiere haber dado luz verde a todos los nuevos reactores antes de 2030, cuando la mayoría de las seis plantas nucleares actualmente en servicio habrán llegado al final de su vida útil.
Ya está en marcha el primero de esos proyectos, la central Hinkley Point C, en el suroeste de Inglaterra, la mayor del Reino Unido hasta ahora, que generará 3,2 gigavatios y comenzará a producir en 2026.
– Italia –
En Italia, que decidió ya en 1987, tras el accidente de Chernóbil, renunciar a la energía nuclear, vuelven a resurgir las voces que piden un renacer de esa tecnología, para evitar la dependencia de las importaciones de gas y otras fuentes fósiles.
Mientras que un retorno a las plantas atómicas clásicas está vetado por dos referendos en contra de su uso, Italia espera la construcción del primer reactor nuclear a fusión, previsto para 2028.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, reconoció hace unas semanas que los esfuerzos se centran «en la fusión de confinamiento magnético», considerada por muchos «como la única vía posible para construir reactores comerciales capaces de generar energía eléctrica de forma barata y sostenible».
– Alemania –
Alemania descarta por ahora cambiar su plan para culminar el apagón nuclear de aquí a final de este año con la desconexión de las últimas tres centrales aún en funcionamiento del país.
El vicecanciller y ministro de Energía y del Clima, el ecologista Robert Habeck, rechaza la posibilidad de un aplazamiento como proponen desde la oposición conservadora.
– Polonia –
El más grande de los países excomunistas en la UE planea tener su primera central nuclear de aquí a 2033, con un triple objetivo: «limpiar» su mix energético (dominado ahora por el carbón), estimular la economía y avanzar en su seguridad y autonomía energéticas.
El plan energético polaco contempla invertir más de 30.000 millones de euros en la construcción de seis reactores nucleares que lleguen a aportar el 23 % de la energía del país de aquí a 2040.
– Finlandia –
El país en el norte de Europa, con una larga frontera con Rusia, fue el primer país de la UE en volver a apostar por la energía nuclear tras el accidente de Chernóbil.
En 2002 aprobó la construcción de un reactor (Olkiluoto 3), puesta finalmente en marcha en enero pasado, con 13 años de retraso y un sobrecoste multimillonario respecto al plan inicial.
En 2010 el país aprobó la construcción de otras dos centrales, aunque sólo se inició un proyecto, participado por la empresa estatal rusa Rosatom, que fue paralizado esta semana en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
– Suecia –
En el más grande de los países escandinavos funcionan actualmente seis reactores en tres centrales y existe una moratoria de 2010 para construir nuevos reactores, aunque manteniendo el número existente.
La oposición conservadora reclama ahora impulsar la energía atómica, que aporta actualmente el 40% de la producción eléctrica.
La cuestión nuclear y la independencia energética de Rusia se presenta como uno de los temas importantes en las próximas elecciones generales de septiembre.
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