El papa Francisco denunció el «ensañamiento» y la «arquitectura hostil» contra los pobres, en un mensaje que será divulgado en ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará en noviembre y divulgado por el Vaticano.
«Pasan los siglos, pero la condición de ricos y pobres se mantiene inalterada, como si la experiencia de la historia no nos hubiera enseñado nada», lamenta indignado el pontífice al hacer un análisis de la «inequidad» que reina en las sociedades modernas.
«Debemos nombrar las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños», escribió el papa.
El pontífice latinoamericano, sumamente sensible a ese tema, mencionó entre esos nuevos esclavos a los inmigrantes, los huérfanos, los desempleados, las prostitutas, los drogadictos, los marginados y las víctimas de violencia.
«Se ha llegado hasta el punto de teorizar y realizar una arquitectura hostil para deshacerse de su presencia, incluso en las calles, últimos lugares de acogida», subraya.
«Son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo», escribió.
«A los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza», añade el pontífice que condena también «el ensañamiento mediante la violencia de la arbitrariedad».
La jornada mundial dedicada a los pobres fue fundada por el papa argentino en el 2016 para poner a reflexionar a los católicos en todos los continentes sobre la distintas formas de explotación del hombre y a su vez movilizar a la iglesia ante ese grave fenómeno.
«El papa pide un cambio de mentalidad», explicó monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
«Es que la iglesia no puede cerrar los ojos ante ese fenómeno», asegura el religioso que ilustró las numerosas iniciativas que el Vaticano promueve en diferentes países para hacer frente a las necesidades de pobres y marginados.
El papa, que el 17 de noviembre almorzará con 1500 pobres en el Vaticano, pide también que se dejen de lado «las divisiones y las visiones políticas e ideológicas» para fijar la mirada «en lo esencial», en una «mirada de amor y una mano tendida».