Para frenar la crisis climática| Empresas Big Tech deberían reducir sus vuelos
Microsoft anunció el año pasado que en cuanto a sus emisiones de dióxido de carbono, alcanzará números negativos hasta el año 2030.
A través de su blog oficial la empresa dijo que «si no frenamos las emisiones, y las temperaturas continúan subiendo, la ciencia nos dice que los resultados serán catastróficos».
Es importante resaltar que Microsoft se ha dedicado a discutir públicamente la crisis climática y a ser transparente sobre sus propias emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), además tiene una especie de plan para reducirlas.
Sin embargo, antes de la pandemia, en su gestión financiera 2019, la empresa registró solo en viajes de negocios unas 392.457 toneladas métricas de emisiones de GEI.
Los viajes aéreos corporativos de Microsoft no aporta aún buen aspecto a una compañía que habla sobre temas como el clima, la sostenibilidad y la justicia racial.
La empresa, que tiene su propia plataforma de videoconferencia, señala que está en camino a «reinventar la colaboración virtual para el futuro del trabajo y el aprendizaje», pero muchos consideran que debería volar menos.
Microsoft no es la única empresa tecnológica que está entre los mayores compradores de boletos aéreos corporativos en Estados Unidos. A la compañía también se le suma Amazon, IBM, Google y Apple. Estos gigantes digitales, junto con las grandes empresas consultoras, también se encuentran entre los principales compradores de vuelos a nivel mundial.
Las empresas que promocionan la innovación tecnológica como la clave para abordar el cambio climático deberían ser lo suficientemente astutas como para usar videoconferencias, en lugar de hacer que sus empleados se transporten por todo el planeta en aerolíneas que antes de la pandemia quemaban entre 7 y 8 millones de barriles de petróleo por día, es decir, más de lo que India quema diariamente, refiere Project Syndicate.
La pausa a la aviación representó el 10% de la disminución de las emisiones globales durante el confinamiento por el Covid-19, señaló un artículo publicado por la revista Nature Climate Change en mayo del año pasado.
En el año 2018, sólo el 4% de la población mundial tomó un vuelo internacional, además la mitad de todas las emisiones de la aviación provienen de sólo el 1% de la población mundial, lo que demuestra que este 1% vuela con mucha frecuencia y que además volar es una actividad para privilegiados.
La mayoría de los viajeros frecuentes son personas dedicadas a los negocios, según resalta la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Microsoft tiene su propio carril de «check-in» en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma, debido a los múltiples vuelos de negocios que tiene, lo que coloca a la empresa en la cima de una jerarquía global de carbono que es altamente desigual y sesgada.
En consecuencia los que más contaminan el ambiente son los más ricos, mientras que los que menos emiten contaminación, son quienes asumen los costos.
Por tanto, los vuelos corporativos de las empresas Big Tech tienen gran responsabilidad en el cambio climático y tal vez pueden asumir su responsabilidad con dinero, ya que durante la pandemia sus ganancias se dispararon, incluso cuando los vuelos comerciales se redujeron a cero durante muchos meses.
Los empleados pueden participar en más reuniones en un día a través de videoconferencias, y los viajeros por negocios afirman que la pausa en los viajes aéreos no tuvo ningún impacto en su productividad, o que, incluso, mejoró su productividad, por lo que habría que preguntarse si os gastos en vuelos de negocios son lógicamente justificables.
Bill Gates pronosticó que los viajes de negocios de Microsoft se reducirían a la mitad después de la pandemia.
Tras ese anuncio una coalición de varias ONG activistas y clientes de Microsoft lanzó el sitio web denominado JustUseTeams.com, para pedir a la compañía que tome la iniciativa y se comprometa a que todas sus reducciones en vuelos comerciales en el año 2020 serán permanentes.
Cuando Microsoft muestre cierto liderazgo en este tema, se tiene previsto expandir la campaña a otras empresas de tecnología. De esta manera se logra un avance con el cuidado del medio ambiente y al mismo tiempo se le ahorra a una empresa millones de dólares al año.
Microsoft, por ejemplo, forma parte de una iniciativa para promover los combustibles sostenibles. Pero la industria aeronáutica ha fracasado sistemáticamente a la hora de cumplir con el logro de sus propios objetivos de aumentar el uso de dichos combustibles, el cual es usado en solo 0,1% en ese sector.
Por el momento, muchas empresas de Big Tech compran «créditos de carbono» y consideran que de alguna manera «compensa» sus propias emisiones por vuelos. Sin embargo, está afirmación esta perdiendo toda la credibilidad científica que alguna vez pudo haber tenido.
Para contribuir de manera positiva con el cambio climático, las grandes empresas de tecnología deben comprometerse a mantener de manera permanente sus niveles de vuelo del año 2020, además de ser posible también les conviene económicamente.
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