El ministerio chino de Salud reportó este jueves 21 nuevos casos en las últimas 24 horas en la ciudad de 21 millones de habitantes, con lo que ya son 158 los infectados por el nuevo foco que se vincula al mercado mayorista de Xinfadi, principal fuente de suministros de Pekín.
Sin embargo, la epidemia en la capital está «controlada», aseguró el virólogo jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Wu Zunyou, aunque ello «no quiere decir que no vaya a haber nuevos casos mañana. Pero (…) serán cada vez menos numerosos», aseguró.
La vida de la capital, que había recuperado el pulso después de dos meses sin registrar ningún caso, se ha visto de nuevo alterada. Se han suspendido un millar de vuelos, se han cerrado los colegios y una treintena de barrios residenciales están de nuevo confinados, mientras miles de pequineses se someten a tests de diagnóstico.
«No tenemos muchos clientes en los últimos días, la gente tiene miedo de salir», confiesa Wang, cocinero en un restaurante que hacía fila para el test.
Pero mientras China mantiene a raya el virus, en otros países asiáticos, como Pakistán, Bangladés, India o Afganistán, se teme que la covid-19, que había tenido una letalidad relativamente baja hasta ahora, en comparación con regiones como Europa, Estados Unidos o América Latina, se dispare en unas poblaciones empobrecidas y con unos sistemas sanitarios incapaces de absorber la avalancha de enfermos.
«Asia del Sur está a un nivel anterior en la curva» de la pandemia con relación a América Latina, dice Archie Clements, virólogo de la universidad australiana Curtin.
Por su parte, Estados Unidos, el país más enlutado con casi 118.000 fallecidos y más de 2,1 millones de infectados, registró menos de 1.000 muertes diarias en la última semana, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Pero a pesar de la seguidilla de informes alentadores en los últimos siete días, la primera ola de contaminaciones aún perdura, con alrededor de 20.000 nuevos casos cada día. El foco se ha trasladado desde Nueva York y el noreste del país a la banda del sur y el oeste.
Más de una docena de estados registran por estos días récords de casos de covid-19, entre ellos Florida, donde multitudes de turistas disfrutan de playas y hoteles ajenos al coronavirus, u Oklahoma, donde Donald Trump planea un gran mitin electoral de decenas de miles de personas este fin de semana.