El Departamento de Defensa de Estados Unidos mantuvo su decisión de adjudicar su megacontrato de la «nube» (computación remota) a Microsoft y no a Amazon, a pesar de las acusaciones de favoritismo por parte del presidente Donald Trump y la intervención de los tribunales.
El Pentágono «ha completado su reevaluación completa de las ofertas para el contrato de Infraestructura de Defensa Empresarial Conjunta (JEDI) y ha determinado que Microsoft sigue siendo la mejor y más barata opción para el gobierno», señaló un comunicado emitido el viernes.
A partir de la conclusión de la convocatoria de licitaciones el otoño boreal pasado, Amazon, inicialmente considerada como una de las favoritas, había cuestionado fuertemente la elección de la dependencia gubernamental.
El gigante del comercio en línea y la tecnología acusa en particular al presidente Trump de haber puesto a prueba la elección del Pentágono porque odia a Jeff Bezos, el fundador y jefe del grupo.
Un juez estadounidense aceptó la solicitud de Amazon en febrero de ordenar la suspensión del contrato de 10.000 millones de dólares.
El gobierno solicitó al tribunal al mes siguiente que devolviera el caso al departamento «durante 120 días para reconsiderar ciertos aspectos de la decisión impugnada».
«La implementación del contrato no va a comenzar de inmediato debido a la orden temporal de la corte federal del 13 de febrero, pero el Departamento de Defensa tiene prisa por llevar estas capacidades tecnológicas a nuestros hombres y mujeres en uniforme», añadió el Pentágono el viernes.
Este contrato de gran envergadura, por un período de 10 años, tiene como objetivo modernizar todos los sistemas informáticos de las fuerzas armadas estadounidenses en un sistema gestionado por inteligencia artificial.
«Apreciamos que el departamento haya confirmado, después de una cuidadosa reevaluación, que estamos ofreciendo la tecnología adecuada al mejor precio», respondió un portavoz de Microsoft.
Pero para Amazon, el Pentágono no hizo una revisión real. Según un comunicado del grupo de Jeff Bezos, esa reevaluación «no es más que un intento de validar una decisión mala, sesgada y políticamente corrompida».