26/12/2024 03:09 PM
| Por Alejandro Ramírez Morón (Exclusivo para Banca y Negocios)

#Perspectiva2025: Empleo, informalidad y remuneraciones sin margen para planificar

Expertos consultados señalan que la incertidumbre sobre 2025 deja poco espacio para predecir y planificar las estrategas de empleo y remuneraciones. En estas áreas, los escenarios son claramente inciertos.

#Perspectiva2025: Empleo, informalidad y remuneraciones sin margen para planificar

¿Qué pasa en el ámbito social en Venezuela? ¿Cómo está la sociedad venezolana en sus diferentes capas, desde aquellos más afortunados a los más desfavorecidos? ¿Con cuánto dinero vive nuestra gente? Empleo y remuneraciones son dos temas candentes, muy difíciles de proyectar para 2025.

Yoniray Romero es licenciada en Relaciones Industriales y Especialista en Administración, por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Allí es docente de pre y postgrado. Romero es –además- consultora de empresas privadas y ONG’s.

La experta tuvo experiencia progresiva y directiva de más de 25 años en el área de capital humano en empresas privadas de diversos sectores y actualmente es la directora de Gestión de Talento de la UCAB.

Banca y Negocios consultó a Romero sobre la tasa de desempleo y la experta dice que la última referencia es la encuesta ENCOVI que refleja 3% de desocupación.

“La perspectiva es que se mantenga, no porque haya menos desempleo, sino porque se incrementa el trabajo en el sector informal”, rompe el hielo con una idea redonda.

Romero afirma que, si se coteja la data que existe en Venezuela frente a la que arroja la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se apunta que la tasa de desempleo de América Latina ronda el 5%, mientras que Venezuela está en 3%. Curioso. Llama la atención.

La analista explica por qué: cuando se va a la data de la tasa informal de ocupación que declara la OIT es de 35.4%, mientras que ENCOVI la ubica en 48.3%.

“Se ha venido incrementando el trabajo por cuenta propia, de hecho, ocupa una tasa mayor de la población económicamente activa”, lanza un dardo.

– ¿Se ha venido incrementando la precarización del empleo?

– Sí. Por varias razones: el factor más importante es que se tienen unos salarios reales muy bajos por la inflación y la devaluación, entre otros factores. Y también por la desalarización, es decir, el salario ocupa un porcentaje progresivamente menor con respecto al ingreso total.

Además, la precarización tiene que ver con que el empleo formal tiende a excluir a la mujer, indica Yoniray Romero, «porque no tenemos una infraestructura que apoye el trabajo femenino, y que ofrezca opciones para el cuidado de los hijos».

La docente refiere que las empresas tienen un costo laboral alto y un rédito bajo, y eso les dificulta apoyar con beneficios a la población laboral. Pero a la vez hay un parque industrial reducido, mientras Comercio y Servicios es el sector con menores remuneraciones.

Venezolanos protestan por salario mínimo digno - Inaesin

Las empresas no tienen claro el panorama para establecer una política salarial en 2025.

No hay una estimación clara para 2025

Romero no dispone de una estimación concreta sobre un porcentaje de cierre del desempleo e informalidad para 2025. Sin embargo, se atreve a estimar que “la informalidad se mantendrá entre 45 y 48% de la población económicamente activa en 2025”.

“Si hablamos en términos de ingreso mínimo tenemos 31.3 dólares mensuales. El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) ubicó en 110 dólares el salario promedio del nivel básico de la estructura. Pero, si la Canasta Básica está en 531 dólares, pues la gente tiene un empleo formal y otro informal para poder cubrir la diferencia”, analiza la Especialista en Administración.

El salario mínimo en Venezuela sigue siendo de 130 bolívares por dólar, equivalente a 2,52 dólares mensuales al tipo de cambio oficial de cierre de esta nota. Obviamente, este monto no admite comparación con el resto de América Latina.

En consecuencia, el Gobierno aplica una estrategia de «bonificación extrasalarial» que permite no incrementar la deuda derivada de los pasivos laborales en la Administración Pública y controlar más eficazmente la emisión de circulante por este concepto.

La académica relata que también los jóvenes abandonan los estudios, los abuelos empiezan a trabajar formal o informalmente en el comercio. “De esta manera es que se está cubriendo la brecha en el nivel básico», advierte Romero.

Pero también tenemos los niveles gerenciales, donde el piso es canasta alimentaria o básica, “pero igual el nivel de vida es diferente y no lo puedes cubrir por los costos”, roza el borde fausto de este cuento.

-Estructuralmente, en cuanto a las políticas macro que generan esto que usted describe, ¿Cuáles son los esenciales?

– Lo que quisiera enfatizar es la política laboral del país. Tenemos una Ley Orgánica del Trabajo, diseñada para mantener el empleo, que pudiera ser bueno, pero por otro lado es malo, porque impide sacar a un empleado por baja productividad.

Entonces, un empleado implica más pasivos laborales, genera más y más presión en las organizaciones. “Hay un costo laboral que está entre 20% y 25% del costo total de una empresa, pero puede ser más; en empresas de manufactura puede llegar a 35%”, condimenta.

Y avanza en su desglose: «si a eso se suma que cualquier incremento salarial aumenta los pasivos laborales, pues es un freno. Hay baja productividad. Si la empresa dedica 30% al costo laboral de entrada, y se suma en 2024 la Ley de Pensiones –que hizo subiera entre 8 y 12% el costo laboral-, tenemos una estructura laboral que limita las posibilidades de crecimiento».

Romero acota que este año las empresas fueron muy conservadoras en cuando a los aumentos de sueldo.

Ahora bien, ese obrero, ese maquinista, esa señora de la limpieza, ¿Dónde vive? En las zonas más populosas. ¿Qué pasa en el barrio?

Romero indica que la tasa de desempleo es superior a ese 3% y no siempre se cubre con un empleo informal; “muchas familias dependen exclusivamente de las remesas, y las posibilidades de recibirlas siempre van a ser insuficientes para cubrir incluso los temas más básicos”.

La catedrática tropieza con algo que golpea el corazón: lo anterior está haciendo que los niños dejen la escuela, y crezca el trabajo infantil.

#Perspectiva2025: Empleo, informalidad y remuneraciones sin margen para planificar

Venezuela tiene una proporción de informalidad laboral superior a 48%, claramente por encima del promedio del resto de América Latina.

Las remuneraciones más elevadas: ¿Son suficientes?

“Cuando hablamos de la gente mejor pagada, estamos hablando de personas en el sector formal y privado. Gerentes senior, directores y vicepresidentes”, se va a las alturas. Añade que la brecha salarial entre sectores público y privado es enorme.

En la empresa privada, estos gerentes tienen una serie de beneficios. Las empresas están asumiendo responsabilidades de formación académica.

Un estudio reciente de Ecoanalítica refiere que 16.9 millones de venezolanos –cabeza de familia- ganan 300 dólares o menos.

“Un profesional medio puede ser que llegue a 300 dólares mensuales y seguirá teniendo muchos problemas; depende de su empleador para tener servicios de salud”. En 2025 el escenario político va a marcar si esto cambia o no.

– ¿Tenemos talento todavía en Venezuela, luego de una diáspora de casi 8 millones de personas?

– Los jóvenes están abandonando las aulas de las universidades, no solo por razones económicas. Algunas empresas, en función de las capacidades de los empleados, asumen su formación. Pero yo diría que sí, a pesar de la diáspora, seguimos teniendo talento humano en Venezuela.

Romero lo resume de este modo: “La apuesta de la recompensa total para mantener vinculados al mejor talento, va por un amplio mix de beneficios sociales, capacitación y desarrollo y salario competitivo, donde la apuesta por moneda dura seguirá siendo importante, pero cada vez más sectorizada en aquellos que más aportan al negocio”, va llegando a puerto seguro.

Dice que las empresas siguen teniendo problemas con la disciplina, la necesidad de ser sistemáticos en el trabajo, de cumplir normas; al venezolano le cuesta eso.

Hace ya varios años, Ramón Piñango –uno de los fundadores del Instituto Superior de Estudios de Administración (IESA), junto con otros intelectuales, como Moisés Naím- le dijo a la revista Gerente, que, con el cambio político que supuso el chavismo, el empleado se había vuelto “respondón”.

“No solamente respondón, sino inestable; hay una baja tolerancia al control, por una parte, y una visión equivocada de la autonomía. Las empresas forman en valores, y gestión emocional. Han aumentado mucho los síntomas de depresión y ansiedad, y eso lo tienen que gerenciar los líderes. Esto afecta la productividad individual y colectiva”, da el piso sobre el cual tendremos una performance u otra en el venidero año 2025.

Panorama salarial: el año que viene será atípico

Por su parte, Francisco Cova es licenciado en Relaciones Industriales (UCAB), con un master en Dirección Estratégica de Recursos por la Escuela de Organización Industrial (EOI) de Madrid, España. Su especialidad es compensación y beneficios salariales.

El mismo estudio citado más arriba, de Ecoanalítica, indica que solo 660.000 personas ganan 1.000 dólares mensuales o más. ¿Cuál es el panorama salarial para 2025?

“El año 2025 va a ser atípico con respecto a años anteriores, pues antes las empresas sabían en el primer trimestre cómo iban a pagar, pero actualmente no hay claridad”, enciende la mecha.

Gran parte de la gente se ata a un ingreso de una empresa, y también a otras fuentes alternativas. “Por ejemplo, hacer delivery en moto o carro, de modo de complementar los ingresos formales”, coincide con Romero.

“Lo que en el pasado se llamó informalidad, hoy se llama ‘fuentes alternativas de trabajo’, porque estamos hablando de profesionales que tienen un empleo y compran alguna mercancía y la venden en redes sociales. Entra dentro de la informalidad, pero hoy en día es tan válido, que hay gente que puede generar con el trabajo extra incluso más que con su empleo formal”, desliza una verdad que sorprende.

Para 2025 las empresas van a ser conservadoras en cuanto a las compensaciones salariales. “Va a depender mucho del flujo de dinero del país; si es el mismo de este año, el empleador podrá compensar un poco. Pero si el flujo de dinero es menor, las organizaciones se limitarán a pagar el sueldo”, toca con aspereza la madera de la prospectiva.

Es posible que las empresas den algún suplemento de alimentación, o facilidades de transporte para llegar al trabajo.

#Perspectiva2025: Empleo, informalidad y remuneraciones sin margen para planificar

Las empresas buscan esquemas de beneficios que complementen las remuneraciones, pero tienen poco margen de maniobra.

Beneficios solo para el trabajador

“Las empresas solamente garantizan los beneficios del trabajador; ya la familia no entra, por ejemplo, en los seguros de salud”, se le tiñe de sombra la mirada. Si cada persona asegura a dos más, ya se estiman unas 200 pólizas en promedio por empresa formal, más la siniestralidad.

Cada vez las empresas –opina el vocero- despliegan planes muy interesantes en formación. Esta fase es más rápida, por los medios digitales. Las universidades ofrecen programas cortos y diplomados, por lo cual “la empresa no puede dar el salario plenamente suficiente, pero ofrece estos estudios, que mantienen motivado al empleado, y le abren horizontes laborales”, pone la mirada en el futuro.

En cuanto a la distensión, la diversión, como beneficio laboral, Cova dice que las empresas ofrecerán en 2025 “cupos en gimnasios, o paseos de verano junto a la familia”.

– ¿Cómo estamos en este sentido con respecto a nuestros pares de la región?

– Puede parecer raro, pero la región está experimentando los mismos problemas, pero con beneficios flexibles. No están a año luz de nosotros. Sí hay algunos casos adelantados. Ha cambiado el acercamiento la tecnología. En 2020 hubo un cambio fuerte y es el teletrabajo, el horario flexible.

En toda América Latina las empresas están tratando de reducir los costos, trabajando en temas de tercerización, productividad; cuando se compara a Venezuela con el resto de América Latina, el país está a unos pasos por detrás, «pero tampoco es algo que revista mayor gravedad», apunta el experto.

El destino no existe. Todo depende de cómo se gestionen los escenarios.

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