Pescadores y empresarios de Falcón piden apertura urgente de canal comercial con Aruba y Curazao
El cierre de las fronteras con las islas de Aruba, Bonaire y Curazao ha golpeado fuertemente la economía del estado Falcón. La suspensión del intercambio con el Caribe Neerlandés ha impulsado la migración ilegal, el cierre de navieras y establecimientos comerciales, y la pérdida de las embarcaciones que antes transportaban distintos productos al mercado flotante de Curazao.
Cansados de esperar por el gobierno de Nicolás Maduro, marineros, pescadores y dueños de embarcaciones se concentraron en la Plaza Bolívar de La Vela, frente a la Cámara Municipal, para exigirle a las autoridades locales un canal comercial entre Curazao y Falcón.
El vicepresidente de la Asociación Barquitos de Venezuela, Elis Quiñones, de 64 años, encabezó la protesta contra el cierre de fronteras y solicitó una reunión formal con el gobernador del estado Falcón, Víctor Clark, con el fin de acelerar las negociaciones sobre la reapertura gradual.
“Queremos conversar con el gobernador para ver qué repuesta tiene, desde hace mucho tiempo atrás hemos solicitado la audiencia y nunca nos la han dado”, manifestó Quiñones.
El dirigente gremial explicó que “estamos solicitando el canal comercial entre La Vela y Curazao para que se normalice la comercialización y nuestro pueblo de La Vela”.
Quiñones denunció que las promesas hechas en 2021 por el Parlamento de mayoría chavista, sobre la agilización de trámites migratorios y renovación de documentos marinos, no se han cumplido.
“El 95% de los agremiados está con los documentos vencidos, hemos solicitado que se haga una excepción para la renovación de pasaportes y solicitar nuevos, sabemos que tiene un costo, necesitamos que nos atiendan, nosotros pagaremos nuestro arancel, pero hasta ahora ninguna respuesta”, comentó citado por el portal Crónicas del Caribe.
De 31 embarcaciones varadas en el muelle pesquero de La Vela, 21 están en condiciones para retomar los fletes cargados de frutas y hortalizas hasta el mercado flotante de Curazao, informaron los manifestantes.
La reparación de las pequeñas embarcaciones tiene un costo de 1 mil dólares, mientras que aquellas con mayor capacidad demandan una inversión superior a los 5 mil dólares para su mantenimiento.
En las condiciones actuales, los dueños de las navíos no tienen acceso a créditos privados. Para buscar una solución, plantean consignar un proyecto ante el Parlamento con el fin de conseguir subsidios que les permitan prepararse para retomar el timón.
“Para encontrar mil dólares tenemos que hacer de tripas corazón porque estamos inactivos”, expresó Quiñones.
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