Pobladores de destinos populares de México cierran el paso a turistas por temor a la COVID-19
Desde playas vírgenes de la costa de Guerrero hasta parajes de geografía insólita en Oaxaca, espléndidos destinos turísticos de México han sido cerrados a los visitantes por sus pobladores, temerosos de que traigan consigo la COVID-19.
La pandemia, que en México ya suma más de 5.300 personas infectadas y más de 400 fallecidos, asusta a los habitantes de muchas comunidades, algunas incluidas por autoridades en la lista de «pueblos mágicos» para impulsar el turismo, pero que más allá de sus atractivos cuentan con precarios servicios de salud.
«A todo turista lo vamos a estar regresando desde donde venga, en los retenes, para evitar la contaminación [por el virus] hacia nuestros ciudadanos», dice Crisanto Moreno, comandante de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), una policía comunitaria.
La UPOEG, que cuenta con la venia del gobierno mexicano, debido a la fuerte presencia de grupos del crimen organizado sobre todo en zonas rurales de Guerrero, colocó puestos de control en puntos de la carretera federal que conducen a cinco municipios turísticos de la llamada Costa Chica del estado, en el Pacífico.
Media docena de estos policías comunitarios, hombres humildes que calzan sandalias, se protegen del fuerte sol con gorras y pañoletas, y empuñan escopetas, restringen el paso de vehículos particulares y autobuses que intentan visitar alguno de los balnearios vírgenes de la región, llamados así por la ausencia de infraestructura hotelera.
«Les decimos a los turistas que por la contingencia [sanitaria], las playas están cerradas. Ya llegará el momento en el que se vuelvan a abrir, pero ahorita, por seguridad del mismo pueblo (…), mejor que se retiren por el momento», advierte Eusebio Rodríguez, comandante comunitario en Barra Vieja, playa localizada a unos 56 kilómetros al sureste del famoso puerto de Acapulco.
A pesar de que ya estaba estancada antes de la pandemia, las restricciones suponen un gran sacrificio para la economía mexicana, en la que el turismo representó 8,7% del PIB en 2019, con 45 millones de visitas e ingresos por 24.563 millones de dólares, según el gobierno.
Además de Barra Vieja, lugares como Playa Ventura, Marquelia, Pico del Monte o La Bocana son muy visitados por extranjeros.
Si alguien burla los retenes, la guardia aplicará sanciones conforme a sus usos y costumbres, desde retener el vehículo hasta imponer tareas de servicio comunitario, como barrer calles o recoger basura.
«Si se nos llegara a pasar un autobús o un vehículo, en otro puesto los van a retener hasta por 60 días», advierte Moreno.
– «Cierre de fronteras» –
También al sur, en Oaxaca, uno de los estados más turísticos por su enorme patrimonio cultural y natural, unas 70 localidades mantienen bloqueado el paso por temor al nuevo coronavirus.
El «cierre de fronteras o clausura a personas ajenas» al lugar incluye destinos del interior y de playa, detalló Bernardo Rodríguez Alamilla, defensor del pueblo (ombudsman) de Oaxaca.
Entre los municipios cerrados están Santa María Huatulco, que bloqueó el paso a sus célebres playas del Pacífico, y San Lorenzo Albarradas, donde se ubican las cascadas petrificadas conocidas como Hierve el Agua.
Puerto Escondido, playa del municipio San Pedro Mixtepec, cuyas poderosas olas atraen a surfistas de todo el mundo, también trancó sus accesos y cerró todos los hoteles.
Pero las drásticas medidas pueden generar conflictos y Rodríguez dijo que se intenta disuadir a los municipios del «cierre de fronteras», pues algunos concentran los pocos servicios médicos disponibles para comunidades vecinas.
«Se puede poner en riesgo el derecho a la alimentación, el libre tránsito para personas de otras comunidades», señaló.
Los municipios no pueden bloquear legalmente accesos ni imponer restricciones de tránsito, pero las autoridades estatales han cedido para evitar conflictos con los pobladores, al tiempo que enviaron soldados de la Guardia Nacional para supervisar su implementación.
– Por tiempo «indefinido» –
Unos 80 km al sur de Ciudad de México, el «pueblo mágico» de Tepoztlán, la escapada favorita de muchos capitalinos y de extranjeros aficionados al esoterismo «nueva era», puso el cerrojo en sus accesos en vísperas de Semana Santa.
La AFP observó retenes permanentes de unos 30 pobladores en las dos entradas principales al pueblo.
«Se mantendrá mientras no haya pasado todo esto. Va a ser indefinido», dijo el alcalde de Tepoztlán, Rogelio Torres, muy preocupado porque el pueblo no cuenta con hospitales para atender eventuales casos de COVID-19.
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