La marcha de Lionel Messi del París SG es la confirmación del fiasco del siete veces ganador Balón de Oro en París, que en sus dos temporadas en la capital gala ha brillado con cuentagotas, ganándose el desamor de la hinchada, que le ha llegado a abuchear en el Parque de los Príncipes.
Adorado en Argentina tras la coronación en Doha, Messi ha vivido una última temporada en la que comenzó al nivel que tenía acostumbrado en Barcelona, pero tras la pausa mundialista cada vez estuvo menos implicado en el juego, caminando más que nunca y perdiendo duelos.
Y los escasos golpes de genialidad no han podido ocultar el declive de un futbolista que el próximo 24 de junio cumplirá 36 años.
El París SG fichó a Messi en el verano de 2021 con el objetivo de alcanzar el nivel suficiente que permitiese al ambicioso equipo galo pelear de verdad por la Liga de Campeones… y las dos temporadas con Messi como parisino se saldaron con dos dolorosas eliminaciones en octavos de final.
Y Messi, al igual que muchos de sus compañeros, no dio la talla este año en la eliminatoria perdida contra el Bayern Múnich.
Además de la eliminación europea en la reanudación de la temporada tras la pausa mundialista, el PSG sufrió otro doloroso KO casi consecutivo, en octavos de la Copa de Francia contra el gran rival, el Olympique de Marsella. Y un récord de derrotas: nueve en 28 partidos disputados contando todas las competiciones.
Rendimiento menguante
Los malos resultados coincidieron con un declive de su rendimiento en la cancha, con base en las estadísticas tras el Mundial: ha rematado menos, ha disparado menos entre palos y tocó menos balones, sobre todo dentro del área.
Antes de Qatar, Messi marcó 12 goles y dio 14 asistencias en 19 partidos. Después, sólo anotó 9 tantos y dio 6 asistencias de gol en 21 partidos.
Para los románticos quedarán algunos destellos como su gol contra el Manchester City en el otoño de 2021, la falta que marcó en el último segundo para dar el triunfo frente al Lille (4-3) el 19 de febrero, o el gol que supuso el 1-1 contra Estrasburgo que dio el título de Ligue 1 al PSG esta temporada.
Pero su imagen también quedó dañada por su escapada no autorizada a Arabia Saudita, su probable destino deportivo, según las informaciones que llegan desde Riad, por la que fue castigado por el club y por la que pidió perdón.
Un negocio exitoso
A la hora de hacer balance de su etapa parisina, el fichaje de Messi ha sido más un éxito empresarial que deportivo para el PSG.
El fichaje de Messi provocó la llegada de nuevos patrocinadores y la imagen del PSG ha tomado una dimensión mundial con el argentino, sobre todo en Asia, como quedó demostrado en la gira del pasado verano en Japón, cuando 65.000 espectadores llenaron el Estadio Olímpico de Tokio, que ni siquiera se llenó cuando fue a jugar Brasil en junio de ese año.
Venta de camisetas, contratos publicitarios, impacto mediático y alza de los precios de las entradas al Parque de los Príncipes permitieron también al PSG aumentar sus ingresos.
Pese a todo, el club parece haberse decidido ahora por dar prioridad al aspecto deportivo sobre el económico, con un nuevo proyecto alrededor de Kylian Mbappé y sin tanto ‘glamour’ alrededor.
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