La defensa de los combustibles fósiles por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, recibió una avalancha de críticas este sábado en la COP28, donde la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, calificó esa postura de «nauseabunda».
Los ministros han tomado las riendas de la recta final de la cita en Dubái, y el futuro del petróleo, el carbón y el gas ha elevado la temperatura de las negociaciones.
«En mi opinión, creo que es bastante nauseabundo lo que están haciendo los países de la OPEP, presionando para retrasar las cosas», declaró a periodistas la ministra, que representa a la presidencia española de la Unión Europea (UE) en las negociaciones climáticas.
«No estamos hablando de eliminar los combustibles fósiles mañana, pero a menos que creemos las condiciones para reducirlos, de forma que vayamos a su eliminación, no sucederá» la transición energética, insistió la ministra.
Ribera efectuó esas declaraciones poco antes de entrar en una sesión plenaria de los ministros, junto al comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, que codirige la posición negociadora europea en Dubái.
El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) había instado esta semana en una carta enviada a los miembros de este cártel a rechazar en Dubái cualquier acuerdo que vaya en contra los combustibles fósiles.
«El proyecto de decisión aún contiene opciones para eliminar gradualmente los combustibles fósiles», advirtió Haitham Al Ghais en su carta.
Aunque la OPEP y sus aliados (casi 25 países) «se toman en serio» el cambio climático, aseguró la carta, «sería inaceptable que campañas con motivaciones políticas pongan en peligro la prosperidad y el futuro de nuestros pueblos».
Las fórmulas a debate
La polémica gira en torno a cómo definir el futuro de las las energías consideradas responsables de la inmensa mayoría de gases de efecto invernadero.
El borrador que se está discutiendo en la COP28 tiene hasta cinco opciones, que, básicamente, van desde «abandonar» («phase out») esos combustibles fósiles hasta «reducir» («phase down») su uso.
Una de ellas es «ningún texto», es decir, no mencionar en absoluto el papel de esas energías en el futuro de la lucha climática, lo cual sería la postura favorita de países como Arabia Saudita.
También se menciona «una salida de las energías fósiles basada en el mejor conocimiento científico posible».
Y otras dos fórmulas de «abandono» la vinculan a los mecanismos de captura de CO2 en la atmósfera, para compensar las emisiones, una propuesta científica que despierta controversia.
«Cada una (de esas opciones) de forma aislada no son suficientes. Tenemos que combinarlas», explicó Ribera.
Por su parte, Hoekstra matizó que, si bien ese abandono sería «rotundo», vendría acompañado de «una serie de especificaciones».
Esas condiciones son triplicar la generación de energía alternativa y duplicar la eficiencia energética, que ya son contenidas en el borrador.
La COP28 tiene que marcar el rumbo a tomar en la acción climática tras el balance del Acuerdo de París de 2015, que tuvo lugar en septiembre.
«Nada pone más en peligro la prosperidad y el futuro de los habitantes de la Tierra, incluido el futuro de los ciudadanos de los países de la OPEP, que las energías fósiles», denunció Tina Stege, emisaria para el clima de las Islas Marshall, un archipiélago del Pacífico amenazado por la subida del nivel de las aguas.
«No todo el mundo está participando de manera constructiva y eso me inquieta», dijo por su parte la enviada especial para el clima de Alemania, Jennifer Morgan.
La ministra de Medio Ambiente colombiana, Susana Muhamad, suscribió las críticas en una intervención el viernes que provocó aplausos.
Colombia está dispuesta a cortar con su dependencia del petróleo, recordó la ministra. Pero «en esta sala hay países que planean duplicar su producción de combustibles fósiles», clamó.
«Así no podremos hacer la transición», advirtió Muhamad, que habló después de Arabia Saudita.
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