Puntos rojos, las carpas de la discordia en las elecciones
Un corrido mexicano retumba en un «punto rojo» del partido de gobierno en Petare, el mayor barrio de Venezuela. Tras votar este domingo, los chavistas se chequean en esos toldos, algunos con la ilusión de recibir un premio anunciado por el presidente Nicolás Maduro.
La canción hace honor al fallecido mandatario Hugo Chávez y anima la jornada electoral, en la que Maduro busca la reelección hasta 2025 pese a la grave crisis socioeconómica.
En la carpa de un rojo desteñido, Magalis Torres alienta a sus vecinos a informar que votaron y escanear el código QR del «carnet de la patria», que los acredita como beneficiarios de programas sociales y de bonos del gobierno.
«Soy chavista ciento por ciento y ‘haiga’ comida o no ‘haiga’ comida sigo siendo chavista», señaló a la AFP la mujer de 51 años, quien madrugó para organizar la votación en su sector y atender en el «punto rojo».
Maduro prometió «un premio bien bueno» para los carnetizados que votaran, intentando quebrar el llamado a la abstención de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que asegura que el proceso electoral es «fraudulento».
La presidenta del poder electoral, Tibisay Lucena, considerada de línea oficialista, descartó el sábado que fuera a haber pagos de premios por sufragar y aseguró que «los puntos rojos» no podían estar a menos de 200 metros de los centros de votación.
Pero Maximino Ramos, como muchos otros, no se dieron por enterados y en el ambiente quedó la oferta hecha por el presidente en sus numerosos y masivos actos de campaña.
«Estoy buscando beneficios, todo mundo quiere ganarse los premios», dijo Ramos tras dar cuenta de su voto en otra carpa roja en Petare, a 50 metros del centro de votación donde le escanearon el carnet.
Al votar este domingo, los rivales de Maduro, el exchavista Henri Falcón y el pastor evangélico Javier Bertucci, denunciaron que los «puntos rojos» constituyen una forma de «chantaje» y coerción social, y aseguraron que fueron instalados a menos de los 200 metros estipulados.
«Dentro de un centro electoral estaban escaneando carnet de la patria», sostuvo Falcón, quien lanzó su candidatura contrariando a la MUD. «En los puntos rojos ejercen una manipulación descarada del voto», dijo Bertucci.
Ante las denuncias, Lucena aseguró: «Mandamos a hacer la corrección».
– Todo en un código QR –
La MUD ha acusado al gobierno de «ventajismo» y «clientelismo» y de usar el «carnet de la patria» como un mecanismo de control social. Con unos 16 millones de inscritos, ese documento sin embargo no es requisito para votar o recibir alimentos subsidiados del Ejecutivo.
Tampoco hay evidencia de que a través del escaneo en los «puntos rojos», mediante teléfonos celulares, se pueda saber por quién vota un elector.
Pero el carnet sí contiene la información personal del portador: nombre, cédula, militancia política, lugar de habitación y los beneficios que recibe.
Feliciano Tovar dice que nadie lo obligó a ir al «punto rojo». «Vine voluntariamente. El último bono (de 1,5 millones de bolívares, 1,5 dólares en el mercado negro) me llegó en mayo por el Día del Trabajador. Esto es lo máximo», exclamó.
Con su voto espera que «el país se levante» de una situación «crítica» que llevó a una de sus tres hijas a emigrar. «Las otras dos se quieren ir también, me voy a quedar solo», lamentó Tovar, de 62 años.
Magalis asegura que en su casa no pasan hambre. «Comemos vegetales y plátanos», dijo sobre la escasez y la hiperinflación que le impiden adquirir carnes y otros productos básicos.
Como Magalis, otros dirigentes comunales orientaban a los votantes: «¡Para escanearse tienen que haber votado!», explicaba una mujer bajo otro toldo a la salida de la escuela Coromoto Sucre, también en Petare.
En una de las nutridas filas de carnetizados estaba Luis Rojas, pensionado de 66 años que se beneficia de los bonos del gobierno.
Rojas atribuye la aguda crisis a «una guerra económica» ejecutada por una «cayapa» (grupo) de países. «Apoyo a Maduro porque es un hombre que la ha echado pichón (trabajado)».
Manuel Rodríguez, abogado de 67 años, salió de votar y fue de inmediato a un «punto rojo». Para él, el respaldo al gobierno va más allá de los bonos, y cree que la oposición boicoteó los comicios porque todos sus líderes quieren ser presidente.
«En la oposición pesaron más las apetencias personales que un verdadero deseo de sacar a Maduro y eso lo ve la gente. Pero tiene que cambiar… Esta sería su última oportunidad para cumplirle al pueblo», dijo.
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