Raúl Castro reconoce que el Socialismo no incentiva el trabajo y la innovación pero insiste en apertura controlada
El primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Raúl Castro, reconoció los «problemas estructurales» de la economía del país, sumido en una grave crisis, aunque ordenó seguir poniendo límites al sector privado para evitar la «destrucción del socialismo».
«No han dejado de estar presentes problemas estructurales del modelo económico que no proporcionan incentivos para el trabajo y la innovación«, expuso Castro en su lectura del informe central del VIII Congreso del partido único cubano.
El cónclave de cuatro días marcará la despedida del general de 89 años como primer secretario del PCC y su relevo por el actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Ambos lideran el encuentro al que asisten unos 300 delegados y que se celebra a puerta cerrada y sin acceso a la prensa extranjera.
– Todo tiene su límite –
En su alocución, divulgada por medios oficiales, Castro apostó por «consolidar el proceso inversionista» y elevar la eficiencia del sector estatal «al tiempo que se flexibilizan e institucionalizan las formas de gestión no estatal», proceso en curso desde hace más de una década que ya legalizó ciertos negocios privados como restaurantes, casas de renta o peluquerías, entre otros.
En febrero pasado esas ocupaciones se ampliaron con la eliminación de la restrictiva lista que establecía las 127 actividades permitidas y su sustitución por otra que recoge 124 prohibidas -estas últimas en sectores estratégicos para el Estado como la salud, telecomunicaciones, energía, defensa y prensa.
Pese a estos avances, «hay límites que no podemos rebasar porque llevaría a la destrucción del socialismo», aseguró, tras aclarar que el Estado debe mantener «el dominio de los medios fundamentales de producción» y por tanto el monopolio de los sectores clave de la economía, así como de las importaciones y las redes de comercio.
Castro remarcó que seguirá adelante «hasta concluir» la Tarea Ordenamiento, un plan de choque aplicado desde enero que unificó las dos denominaciones en circulación, multiplicó tanto los salarios como los precios para incentivar el trabajo y dolarizó parte del comercio con la consiguiente devaluación de la moneda local y el descontento de los ciudadanos sin acceso a divisas.
Así, confirmó que las ventas de productos en dólares -extendidas a gran parte de la red comercial y especialmente a las tiendas menos desabastecidas- continuarán indefinidamente hasta que se recupere la economía y se garantice la convertibilidad de la moneda cubana, hoy devaluada casi a la mitad en el mercado negro y sin valor en el exterior.
El general del Ejército recordó que las reformas económicas se trazaron «con la participación de especialistas, economistas, académicos y la experiencia de China y Vietnam», aunque «salvando las diferencias», matizó, con ambos países asiáticos.
– La promesa del «Socialismo próspero» –
El todavía máximo dirigente del PCC confió en que la Tarea Ordenamiento permita en algún momento «alcanzar un socialismo próspero y sostenible», la promesa formulada hace seis décadas por su hermano mayor y líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Su intervención en el VIII Congreso llega en un momento marcado por la difícil situación económica de los cubanos, que sufren la escasez de todo tipo de productos -desde alimentos y aseo hasta medicinas, electrodomésticos y vehículos- y hacen largas colas frente a los comercios cuando hay algo disponible.
La pandemia del coronavirus y el endurecimiento del embargo de EE.UU. han contribuido a agravar esta crisis, enraizada en el déficit crónico en la balanza de pagos y las cuantiosas deudas pendientes de un país que gasta más de lo que ingresa debido a su reducida producción y una alta dependencia de las importaciones.
La economía cubana se contrajo un 11 % el año pasado, según cifras oficiales.
«No podemos gastar más de lo que generamos en ingresos», advirtió Castro, que por otro lado agradeció la comprensión mostrada por los acreedores -entre los que se encuentra el Club de París- a la hora de reestructurar las deudas de Cuba.
En el VIII Congreso, que concluirá el lunes, la economía ocupa a una de las tres comisiones de análisis (las otras dos son político-ideológicas) que abordará los resultados desde el anterior cónclave de 2016, las proyecciones de desarrollo, el enfrentamiento a la crisis, la conceptualización del modelo económico y la implementación de sus directrices, llamadas «lineamientos».
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