Reporte Especial | Petróleo en 2022: Baja producción y escasez de combustibles en un mercado boyante
De cara al año 2022 el experto Francisco Monaldi, investigador Titular del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice en Houston, EEUU., habla en exclusiva con Banca y Negocios, de manera de conocer sus proyecciones sobre el desempeño del sector hidrocarburos, tanto a escala nacional como internacional.
“El precio del petróleo ha subido muy considerablemente este año, con respecto a los mínimos de 2020. Estamos más arriba del doble de las cotizaciones del año pasado. Se trata de un alza muy importante. Estamos en niveles que no se veían desde 2014”, abre fuegos el analista.
Pero en el caso de Venezuela –explica- eso no se materializa completamente en mayores ingresos, porque nuestro país tiene que vender sus crudos a través de intermediarios, en Malasia, y otras regiones, y debe hacer descuentos muy significativos, en algunos casos hasta de 50% del precio.
Venezuela no se beneficia tanto, pero sí se beneficia, porque el año pasado también tenía descuentos.
“Esto es un incremento de ingresos para Pdvsa y para Venezuela. La ventas en octubre estuvieron, según Reuters, en 700.000 barriles, y la producción un poco menos que eso. Hay que recordar que -cuando hablamos de exportaciones- se deben tomar en cuenta los diluyentes que se están importando de Irán, para luego reexportar. Ha habido un importante incremento de la producción, con respecto a los mínimos de 2020, que pasaron de 400.000 barriles diarios hasta lo que se ha visto en 2021 que está entre 600.000 y 700.000”, es cauteloso ante la carencia de datos oficiales.
– El Aissami exageró –
De su lado de la cancha, José Toro Hardy, un experto petrolero de larga data y ex director externo de Pdvsa en la industria, arranca poniendo en claro que en Venezuela hay muy poca información por parte del gobierno, de Pdvsa y las autoridades en general.
“Me tengo que basar, por lo tanto, en algunas cifras que vienen llegando. De hecho, entre el 11 y el 12 de cada mes, la OPEP publica la cifra de producción de cada uno de sus socios. Esto por un lado lo que anuncia la fuente directa, o sea, la que da el gobierno, y por otro lado las fuentes secundarias; estas últimas parecieran ser más fiables. ¿Por qué? Porque son suministradas por 5 o 6 de las grandes organizaciones que manejan el mercado y la producción petrolera”, comienza por despejar toda tiniebla.
Y dispara al centro del corazón: para el 11 de octubre se estimaba una producción que rebasaba
en algo los 500.000 barriles por día. La fuente directa -el Ministerio de Petróleo- indicaba 600.000 barriles por día. Se viene hablando –avanza- de un incremento en las exportaciones petroleras de Venezuela, “y se ha señalado una cifra de unos 700.000 barriles por día».
«¿A qué se debe esta diferencia? ¿Por qué se está exportando más de lo que se produce? Muy sencillo: se están importando diluyentes, naftas, que se están mezclando con los crudos pesados de la Faja del Orinoco, y cuando se habla de exportaciones es la suma de lo que se produce, y los diluyentes que se importan que han permitido incrementar las exportaciones”, arroja luces sobre el asunto.
Toro Hardy fue miembro principal del directorio de PDVSA entre 1996 y 1999, y dice que “la cifra que tendríamos que considerar es la cifra neta, o sea, exportaciones menos importaciones. ¿Qué va a pasar en 2022? Con la atenuación de la pandemia se ha incrementado la demanda de petróleo y esto ha hecho que los precios aumenten de manera importante”, indica.
Monaldi confirma que la producción ha tenido un pequeño incremento por la compra de diluyentes de Irán para mezclar con el crudo extra pesado de la Faja del Orinoco. Pero lo que la industria está produciendo está muy lejos de lo que dijo Tarek El Aissami, sostiene el experto, quien fue seleccionado como uno de los 4 más influyentes analistas petroleros por Offshore Technology/Global Data.
“Hay cero taladros operando desde mediados de 2020. Hay señales de que en el proyecto Sinovensa de China va a haber cierta inversión, pero de resto no hay nada que indique que la producción vaya a subir como lo ha planteado el gobierno”. El Aissami habló de llegar al millón de barriles por día.
El experto hace alusión a la cifra de producción arrojada en fecha reciente por la consultora Platts
de 610.000 barriles por día, y dice que Venezuela, efectivamente, debe tener una media de extracción de crudo de entre 600 y 650.000 barriles por día.
– El alza de los precios –
Desde su esquina, Toro Hardy observa, en conversación con Banca y Negocios, que los precios del crudo están subiendo de modo sustancial, por la disminución de la pandemia. Dice que la proyección más alta que ha visto es la de Bank of America, que pronostica 120 dólares el barril. Eso le parece, no obstante, una hipérbole.
¿En qué beneficia esto a Venezuela? En muy poco. Piensa que la producción es muy baja, las exportaciones incluyen crudos livianos y naftas que se importan para mezclar con los crudos pesados de la Faja y los brutales descuentos que PDVSA tiene que hacer en los mercados internacionales, a raíz de las sanciones de EEUU.
Expone que los precios que más aumentan son los de los crudos livianos, las naftas, los diluyentes en general. Entretanto, los crudos pesados, que es lo que aporta Venezuela, suben mucho menos, por lo tanto a la exportación habrá que descontarle los crudos livianos que estamos importando.
Monaldi dice que no es buen negocio vaticinar el precio del petróleo, pero no evade contestar la pregunta: “Pareciera que los commodities van a seguir en 2022 en niveles altos, dada la incapacidad de la oferta de responder a la rápida expansión de la demanda, y pareciera plausible pensar que el petróleo va a estar en rangos sobre los 80 dólares por barril o incluso 90. Hay gente que plantea mucho más, pero si eso ocurre será de corta duración”, expresa de modo tajante.
“El precio está ayudando a hacer atractiva la inversión y a que se pueda exportar porque los intermediarios están ganando mucha plata, y es negocio aun con las sanciones exportar crudo venezolano, y eso los permite traer este diluyente de Irán. El hecho de que los chinos inviertan también parece auspicioso. Pero si no se levantan las sanciones no habrá un incremento importante de la producción”, desmonta Monaldi de un manotazo toda vana ilusión.
– Los combustibles –
En otro orden de ideas, según el experto, hay que decir que la producción doméstica de combustibles ha mejorado, con respecto a 2020, pero no de forma sustantiva, y todavía está bastante por debajo de la demanda interna, la cual se cubre con importaciones de Irán y otros lugares, pero el suministro ha sido escaso, de ahí la necesidad de racionamiento.
Monaldi expone que no hay data reciente sobre el mercado interno de combustibles, pero “la producción entre todas las refinerías ha estado oscilando entre 40.000 y 60.o000 barriles diarios de gasolina, y una cantidad similar (a veces un poco mayor) de diésel. Digamos 50.000 o 60.000 barriles diarios de diésel”, se remite a la data dura.
Remacha que tal flujo no cubre la demanda interna, que va entre 100.000 y 120.000 barriles por día de gasolina, y algo similar de diésel. Por lo tanto, hay una constante necesidad de racionar, y lo que se cubre es con las importaciones.
Monaldi hace referencia al estado de las refinerías y su capacidad ociosa. “Cada cierto tiempo ellos logran superar esa cifra de 40.000 o 50.000 barriles diarios de producción, pero luego tienen semanas
detenidos”, redondea.
“Y a medida que se vaya recuperando la demanda por mayor movilidad y crecimiento económico esa situación de escasez va a persistir, e incluso empeorar”, apunta.
“En 2022, el modelo de suministro va a depender un poco de la reactivación económica que parece que vamos a tener, aunque modesta. Eso va a generar mayor demanda, y no si no sube la producción va a haber escasez. Si hay flexibilización de sanciones, puede que que se autoricen operaciones de swap por crudo, y si no importaciones de Irán”.
Toro Hardy, por su parte, pone sobre la mesa que las pocas refinerías operativas están destrozadas y no ha habido inversiones para su mantenimiento. “Por lo tanto, vemos que las que operan, como El Palito, producen 25.000 barriles diarios, cuando su capacidad es 5 veces ese volumen, y cuando tratan de aumentar la producción comienzan problemas en las plantas de craqueo catalítico, conatos de incendio, grandes derrames, accidentes, etcétera».
En consecuencia, tienen que parar la refinería, y pasan meses hasta que arrancan nuevamente. «Todas las refinerías están produciendo muy por debajo de su capacidad y no somos capaces de satisfacer la demanda interna, por lo cual tenemos que importar”, se encoge de hombros.
– Citgo en graves aprietos –
Francisco Monaldi declina referirse a Monómeros, bajo el argumento de no tener información. Pero si habla claro de Citgo: dice que ha tenido un año difícil por la pandemia, y pende sobre ella una espada de Damocles por los reclamos judiciales de Crystallex y los bonistas que, por el régimen de sanciones , no han podido ejecutar este activo venezolano.
Hay negociaciones, garantiza Monaldi. Dice que la situación de Citgo es muy comprometida, pero si hay una negociación frutífera puede alargarse en el tiempo su condición de activo de la república.
Toro Hardy también tiene su lectura sobre el drama de Citgo. “Es un caso verdaderamente grave. El origen es aquel año cuando Chávez -parado en una esquina de la Plaza Bolívar- comenzaba a expropiar a diestra y siniestra. Eso arrastró a Crystallex, quien llevó su caso a un arbitraje internacional, y lo ganó: fue condenada Venezuela a pagar 1.200 millones de dólares que el país no pagó; por lo tanto se llevó a un tribunal en EEUU y subió la cifra a 1.400 millones de dólares. Tampoco se pagó. Se llevó el caso al estado de Delaware donde estaba asentada Citgo, y la única razón por la cual no se ha apropiado Crystallex de los activos de la empresa es por protección del Departamento del Tesoro, pero eso es temporal», recuerda.
También están los bonistas y Conoco Phillips, cuyo caso obliga a Venezuela a pagar 8.000 millones de dólares como indemnización. La situación es verdaderamente complicada. «Las protecciones se acaban en febrero o en marzo”, se refiere al Nudo Gordiano de este asunto. “Hay un alto riesgo de perder Citgo”, sentencia.
– De gatos y ratones –
Monaldi pone la lupa en las sanciones de EEUU: “Se ha logrado una serie de mecanismos, para que, una vez que Rosneft no mercadea el crudo criollo, con bancos en Rusia, empresas en Emiratos Árabes, con la ayuda de Irán se puedan exportar entre 600.000 y 700.000 barriles. Esto es una pelea de gatos y ratones. No se sabe si EEUU pueda apretar más las tuercas”.
Monaldi dice –sobre las sanciones- que Biden solo emitió una medida simbólica al permitir exportar Gas Licuado de Petróleo a Venezuela, pero “no ha restablecido ni los swap de diésel ni algunas medidas humanitarias que se habían discutido. Pareciera que en la administración Biden hay una intención de flexibilizar las sanciones por motivos humanitarios. Eso es un proceso lento, porque exige negociación política. El gobierno de Maduro se levantó de la mesa en México y el año que viene hay legislativas en EEUU, todo lo cual hace políticamente complicado el tema. No vaticino cambios muy radicales, pero es posible que haya alguna flexibilización en las sanciones, porque es la intención de los funcionarios de Biden desde el principio”, cierra el ciclo de su declaración.
“Yo veo difícil que se levanten las sanciones mientras el gobierno no dé muestras claras de encaminarse hacia la democracia, que se respete el resultado de las regionales, que funcione el sistema judicial, y la cosa se complica con las investigaciones que acaba de abrir la Corte Penal Internacional (CPI). De manera que no veo que en EEUU haya disposición de levantar sanciones, más aun cuando acaban de haber unas elecciones fraudulentas en Nicaragua. Hay varios países que tienen elecciones el año que viene y no es estímulo para la posibilidad de que Venezuela influya. Por lo tanto, hasta que no haya señales claras de un viraje hacia la democracia no habrá levantamiento de sanciones”, remata Toro Hardy.
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