Rolls-Royce, una de las marcas emblemáticas del mundo del automóvil, cuenta con que su nuevo modelo Ghost, lanzado este martes 1 de septiembre, le ayude a superar el marasmo del covid-19, pero su presidente reconoce que no prevé una vuelta a la normalidad hasta «dentro de tres años».
Este nuevo sedán equipado con un motor V12 biturbo de 6,75 litros, y un diseño que pretende ser minimalista, se dirige a una clientela de negocios en todo el mundo, explica Torsten Müller-Ötvös en una entrevista telefónica con AFP con motivo del lanzamiento.
«Hemos rejuvenecido masivamente la marca en los últimos diez años y la edad media de nuestros clientes es de 43 años», afirma.
La versión más sencilla cuesta un mínimo de 250.000 euros fuera de impuestos (300.000 dólares), pero la factura puede alcanzar varios millones para las opciones más extravagantes: televisores o un sistema de audio «excepcional», marquetería o cueros preciosos, o incluso una luz de techo que reproduce la bóveda celeste del día en que nació el propietario del vehículo.
Y un toque «británico»: cada coche viene con un paraguas de los colores de la marca, guardado en un estuche con un sistema de drenaje integrado para evitar que el interior se moje.
– Caída de las ventas –
Para Rolls-Royce, el coronavirus ha causado una tormenta en un cielo ya oscurecido por el Brexit.
«Por supuesto que nos ha afectado. Por un lado, muchos de nuestros socios en todo el mundo, nuestros concesionarios, se vieron obligados a cerrar» durante las semanas o meses de confinamiento, señala Müller-Ötvös.
Por otra parte, «hemos visto un gran número de clientes potenciales reconsiderar su decisión de compra», especialmente en abril y mayo, agrega.
Como resultado, las ventas en la primera mitad del año fueron «probablemente un 30% más bajas que en la misma época del año pasado», dice.
Sin embargo, esta disminución se acentúa por un efecto comparativo desfavorable con el «récord» de 2019, cuando el fabricante vendió «más de 5.000 coches».
Pero, afirma Müller-Ötvös, el lanzamiento del Ghost debería dar un impulso a las ventas. Sobre todo porque «estamos viendo una reanudación de la actividad» en todo el mundo, afirma.
– Preocupación por el Brexit –
Pero se declara «cautelosamente optimista para el próximo año» en vista de las muchas incertidumbres: «prevemos que el covid-19 siga siendo (un problema) durante algún tiempo hasta que se disponga de una vacuna».
La agencia calificadora Moody’s calcula que el mercado mundial del automóvil caerá 14% este año y cree que una recuperación es «probable» en 2021, pero que dependerá de la rapidez con que la pandemia alcance su punto máximo.
«A medio plazo, diría que en tres años deberíamos volver a la normalidad, e incluso mejor de lo normal», no sólo para Rolls-Royce sino también para el mercado de coches de lujo, predice Müller-Ötvös.
No obstante, la marca, fundada a principios del siglo XX y adquirida en 1998 por el gigante automovilístico alemán BMW, se enfrenta a otro desafío, en un momento en que las negociaciones posbrexit entre la Unión Europea y el Reino Unido están estancadas.
El presidente de Rolls-Royce ya ha expresado repetidamente su preocupación por la perspectiva de una brusca salida británica de la UE.
«Mi mayor preocupación es que se interrumpa la cadena de suministro», afirma.
Este fabricante de coches de lujo afirma tener 600 proveedores en todo el mundo.
Pero Müller-Ötvös asegura que la empresa está «totalmente preparada», porque ha trabajado con los proveedores para anticiparse a un posible endurecimiento de la legislación de importación en el Reino Unido, y ha aumentado sus existencias de piezas de repuesto, entre otras cosas.
El fabricante británico formaba parte del mismo grupo que el conglomerado industrial del mismo nombre, especializado en motores de aviación, pero las dos entidades se separaron a principios de los años 1970 y ahora son empresas completamente independientes.