Sectores políticos en pugna tratan de convencer a Bachelet de "verdades" contradictorias
La agenda de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se ha convertido en parte del pugilato político que determina la situación actual en Venezuela, ya que la administración de Nicolás Maduro incluyó un extenso ciclo de reuniones con ministros y titulares de poderes públicos que le son leales, mientras una larga lista de organizaciones defensoras de los derechos humanos, familiares de presos políticos, sectores políticos y hasta económicos hacen cola para tratar de hablar con la ex presidenta chilena, en su rol de funcionaria internacional.
Según un despacho de AVN, la visita de Bachelet parece casi exclusivamente dedicada a entrevistarse con funcionarios de la administración Maduro, pues aparte de reuniones con los ministros de Defensa y Relaciones Interiores, la comisionada se encontrará con el Defensor del Pueblo y posiblemente con representantes de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), seguramente encabezados por su presidente, Diosdado Cabello.
Desde la noche del miércoles 19 de junio, cuando Bachelet llegó al país, ha sido objeto de la batería de argumentos del oficialismo chavista; de hecho, también según AVN con el canciller Jorge Arreaza evaluó los efectos del «bloqueo económico impuesto de manera arbitraria, unilateral e ilegal» por Estados Unidos contra Venezuela.
En la jornada de este jueves, Bachelet escuchará a funcionarios de seguridad que le explicarán cómo se protegieron los derechos humanos de los manifestantes en los últimos años y las políticas que, en este sentido, tiene el gobierno chavista.
En la tarde, la funcionaria comenzará a escuchar la otra versión de la historia, pues se reunirá con el presidente de la Asamblea Nacional y mandatario encargado reconocido por más de 50 países, Juan Guaidó, y luego seguirá una apretada lista de encuentros con organizaciones de DDHH, entre las que destaca el Foro Penal, y familiares de detenidos políticos, incluyendo a militares y ex trabajadores de Pdvsa, según trascendió.
Guaidó, por su parte, convocó movilizaciones de calle en el país para este jueves, y en Caracas la concentración se realizará frente a la sede de Naciones Unidas en la Avenida Francisco de Miranda, a la altura de Los Palos Grandes.
Una parte importante de la visita estará dedicada que Bachelet escuche las opiniones de miembros del cuerpo diplomático acreditados en el país y de organismos multilaterales. La visita terminará el viernes con una rueda de prensa en horas de la tarde, luego de ser recibida por Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores.
La funcionaria viene precedida por un informe de una comisión del organismo que dirige que fue especialmente crítico con la situación venezolana, a tal punto que la vicepresidenta Delcy Rodríguez pidió formalmente que se corrigieran las cifras sobre la crisis humanitaria que el refleja el reporte.
Sin embargo, Bachelet ha emitido juicios críticos sobre las sanciones aprobadas por Estados Unidos contra funcionarios y empresas venezolanas y seguramente promoverá una apertura de los sectores políticos, sobre todo, a algún tipo de diálogo que conduzca a una estrategia nacional de superación de la crisis.
Evidentemente, el juego de las partes consiste en sacarle el mayor partido político posible a la visita de la comisionada, y en esto lleva ventaja la administración de Nicolás Maduro al copar buena parte de la agenda de Bachelet en el país, para promover estos encuentros como un gesto de reconocimiento de legitimidad al gobierno, cosa que, por cierto, la ONU mantiene como línea general.
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