Seis razones para dolarizar plenamente la economía venezolana
Con relación a las posibilidades de mejorar el contexto monetario-cambiario de Venezuela, suele estar presente el argumento de que el costo político y social impide hacer algo mejor. Por ejemplo, la tesis de que el estado venezolano “tendría que recortar brutalmente su gasto, lo que representaría una verdadera debacle política y social”.
Sostener o aumentar el gasto público manteniendo el esquema actual de emisión inorgánica e irresponsable de dinero, puede ser posible nominalmente, pero imposible en términos reales. En tanto no aumente la oferta de bienes y servicios (producción interna e importaciones) cualquier aumento del gasto público -o su sostenimiento- se diluye en inflación con efectos reales sobre la actividad económica del país.
La cultura de la emisión inorgánica está bien arraigada en el país desde 1974, nada escapa de su contagio: ni los gobiernos, ni los medios intelectuales. Hasta en la academia se recurre a argumentos nacionalistas de una supuesta soberanía y del uso de la emisión de dinero para financiar el gasto público con propósitos de desarrollo.
En ese sentido, se considera importante delinear seis razones para una “dolarización” plena:
1.- Con el golpe de estado del 18 de octubre de 1945, se reforzó para siempre el populismo “asistencialista” del uso de los recursos naturales no renovables para saldar la deuda social. Eso creó los cimientos de la destrucción del patrimonio de la nación que, al ser insuficientes, obligó al endeudamiento externo y al uso de la emisión irresponsable de dinero.
2.- Desde que la emisión de dinero en Venezuela se la liberó de su respaldo en divisas (1973), todos los gobiernos recurrieron a la emisión irresponsable de dinero para el financiamiento del gasto público.
3.- El poder ejecutivo siempre se impuso al Banco Central de Venezuela para satisfacer su adicción fiscal, muy a pesar de la excelente hoja de vida de los presidentes del BCV y de sus funcionarios, hasta la llegada del socialismo del siglo XXI que desmanteló la institución.
4.- Ha prevalecido de manera importante entre los economistas venezolanos la idea del uso de la política monetaria de dinero fácil como supuesta palanca de desarrollo, muy a pesar de que en el mundo y en la ciencia económica los bancos centrales deben servir exclusivamente a la estabilización de precios. Venezuela y Zimbabue son de los pocos lugares donde aún dominan esas ideas.
5.- El dinero en la mente de los venezolanos dejó de ser un medio de pago, una unidad de cuenta y una reserva temporal de valor, para ser el instrumento de la codicia: todos aman el dinero más que el emprendimiento.
6.- La “dolarización imperfecta o perversa” tiene su origen en la respuesta del mercado a la asfixia regulatoria y a la escasez estructural de medios de pagos al interior y al exterior del país. Es la respuesta anti frágil de la gente ante la emisión irresponsable de dinero para financiamiento del mal gasto público. Es un mecanismo que también aprovecha el gobierno para proseguir de manera ubicua con la emisión irresponsable de dinero.
Durante 42 años en Venezuela se ha ensayado una multitud de variantes de política de ajuste de pagos internacionales desde controles de cambio, flotación sucia y libre, tipo de cambio fijo, etc., y ninguna ha podido contrarrestar la arraigada cultura de la emisión irresponsable de dinero. La única manera de contención que resta es la “dolarización” plena.
Con información de Termómetro Nacional.
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