Reuters
Sin regalos y con pocas luces muchos venezolanos viven una Navidad en crisis
Cuando millones tienen problemas para comprar comida en medio de la crisis venezolana, la Navidad no se vislumbra como una época feliz para muchas familias que encuentran imposible comprar regalos, decorar sus casas y hasta preparar la cena de Nochebuena.
Acercándose a su tercer año de recesión, el país sufre de escasez y una inflación de tres dígitos que han obligado a un número creciente de padres a simplemente cancelar los festejos.
El panorama del 2016 se ensombreció aún más con una ola de saqueos y disturbios que azotó a varias ciudades del interior el fin de semana, dejando tres fallecidos, cientos de detenidos, un gran número de comercios arruinados y poblados militarizados
«El año pasado compré de todo para mi hija. Este año tuve que decirle que está muy difícil y que no va a llegar el Niño Jesús», dijo Dileida Palacios, de 40 años, mientras esperaba un autobús en Caracas, vestida de luto por el asesinato hace pocas semanas de su hijo en una de las ciudades más peligrosas del mundo.
En Venezuela los niños tradicionalmente le piden sus regalos al Niño Jesús, aunque también a Santa Claus o San Nicolás.
Según una encuesta reciente, alrededor del 38,5 por ciento de los venezolanos piensa que esta Navidad será peor que la pasada, y un 35 por ciento considera que serán las peores de sus vidas, según Ratio/UCAB, una consultora de la Universidad Católica Andrés Bello, una de las principales del país, en alianza con la firma local Ecoanalítica.
Caracas, por ejemplo, se preciaba por exponer lucidas decoraciones con intrincadas tramas de luces y adornos. Pero este año la ciudad se ve apagada. Muchos comercios están vacíos, cerrados o tienen a la venta juguetes, árboles y comida navideña, como la tradicional hallaca, a precios excesivos.
«Le pedí a Santa comida para mi familia y una comunidad limpia», dijo Helen Ramírez de 8 años, habitante de Petare, uno de los barrios humildes más grandes de Latinoamérica.
También pidió unos patines rosados de la serie de Disney «Soy Luna» que cuestan unos 400.000 bolívares, el equivalente a 150 dólares al cambio del mercado paralelo y aproximadamente 14 sueldos mínimos, algo que su familia no puede costear.
«Este año ni decoramos la casa», dijo Nelys Benavides, su abuela, en un evento de caridad donde regalaban juguetes.
SIN CARTAS A SANTA CLAUS
El presidente Nicolás Maduro acusa a los empresarios y a la oposición de querer arruinarle la Navidad a los 30 millones de venezolanos, especulando y acaparando con los productos.
«No le hagan cartas a Santa Claus porque no les va a llegar nada. En Venezuela llegará el Niño Jesús, y en todo caso San Nicolás», indicó.
«Eso sí, sin barba. San Nicolás con bigotes», afirmó mientras reía y señalaba su mostacho.
A pesar de los disturbios recientes, el Gobierno ha mantenido su agenda regular de festejos, conciertos, encendidos de luces e incluso -en un movimiento más controversial-, empezó a distribuir casi 4 millones de juguetes que confiscó a una importadora local.
Sus críticos aducen que Maduro quiere distraer a la fuerza a los venezolanos de los profundos problemas de su país.
«Al Niño Jesús hay que protegerlo, ¿verdad?», dijo la semana pasada el mandatario comentando sobre el decomiso.
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