Las autoridades venezolanas aseguran que pusieron fin a las «mafias» que por años controlaron las cárceles de este país. Esto luego de la «toma» y desalojo de Tocuyito, que estaba bajo el mando de un reo… reguetonero.
El ministro del Interior, Remigio Ceballos, anunció la clausura del Internado Judicial de Carabobo ubicado en Tocuyito, Carabobo, población que informalmente le da su nombre. Era el más poblado del país y los 2.000 reclusos allí internados fueron trasladados a otras prisiones del país.
«Podemos decir que Tocuyito está cerrado, todas las estructuras criminales han sido desmanteladas», dijo Ceballos, durante una rueda de prensa en el patio central del penal.
«Hemos acabado en Venezuela con las estructuras criminales denominadas pranatos, en Venezuela eso se acabó», sentenció Ceballos en alusión a la figura de los «pranes», pandilleros que han ejercido el control en cárceles venezolanos durante años.
Unos 8.000 agentes participaron de la toma, que se ejecuta después de la evacuación, el pasado 20 de septiembre, de la cárcel de Tocorón, en el vecino estado Aragua.
Tocorón, que tenía unos 1.600 reclusos, era base de operaciones del temido Tren de Aragua, grupo dedicado a delitos como secuestro, extorsión y tráfico de drogas, cuyos tentáculos se han expandido por varios países de América Latina en los últimos años.
«Vamos a seguir trabajando en el combate de las mafias», insistió Ceballos, que anunció además una investigación a funcionarios presuntamente vinculados a hechos de corrupción.
Carlos Nieto Palma, coordinador de la ONG Una Ventana por la Libertad, que hace seguimiento al sistema penitenciario del país, explica que es normal que custodios formen partes de estas mafias, que se «financian con cobro de vacunas a los presos, tráfico de drogas, extorsiones, secuestros y un sin fin de actividades delictivas».
Tocuyito: el arsenal
Tras la toma de Tocuyito, fueron incautadas 150 armas de fuego de distintos calibres, más de 12.000 cartuchos, además de 1.500 armas blancas y drogas, detalló el ministro, que exhibió el decomiso sobre mesas ubicadas en el patio central, rodeado de funcionarios policiales y Guardias Nacionales.
No mencionó el estudio de música que manejaba uno de los pranes, Néstor Richardi Sequera Campos, alias ‘Richardi’, que grababa canciones que acumulan millones de vistas en su canal de Youtube.
«Ella me dice que es mala, pero más malo soy yo… los dos estamos en las calle, somos bandidos en busca de amor», reza una de las canciones publicada hace dos meses con un video de calidad cinematográfica.
‘Richardi’ lleva el rostro cubierto con una balaclava dorada, chaqueta y gorra de béisbol, y aparece junto al reguetonero puertorriqueño Noriel.
Condenado a 20 años de prisión por homicidio «debería estar en libertad desde mayo de 2018, pero por decisión propia decidió quedarse tras los barrotes como si se tratara de un resort», indicó la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVV).
El ministro no precisó la situación de ‘Richardi’. Reclusos vestidos con prendas amarillas eran sacados el jueves en buses a otras cárceles.
Familiares reunidos a las afueras del internado pedían conocer su paradero.
«La lista, la lista… Los nombres, queremos los nombres, la lista», gritaban cerca de uno de los accesos donde una militar con bocina trataba de calmar los ánimos.
Entre sollozos, Zaida Pérez, de 68 años, clamaba saber el destino de su hijo, condenado a 12 años.
«Queremos que nos digan dónde están llevando a nuestros hijos, se los están llevando bien lejos», dijo a la AFP.
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