El máximo tribunal de Brasil aplazó de forma indefinida el debate previsto para el martes sobre un pedido de libertad del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien denuncia la supuesta «parcialidad» del ex juez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro.
El caso iba a ser discutido este martes por la segunda corte del Supremo Tribunal Federal (STF), pero a pedido del juez Gilmar Mendes, fue retirado de la agenda, informó la corte.
El debate sobre el caso de Lula se postergó porque, según Mendes, una decena de procesos lo precedían en la agenda y no había tiempo para abordarlo, informó más temprano la estatal Agencia Brasil.
La jueza Carmen Lúcia, que asume la presidencia de la segunda corte este martes, emitió una nota este lunes por la noche aclarando que, al contrario de lo que se había informado inicialmente, ella no retiró el debate de la agenda.
La magistrada agregó que «todo proceso con una persona presa tiene prioridad legal y de reglamento, especialmente cuando ya se ha iniciado el juicio (…) independientemente del orden en la pauta divulgada».
El pedido de libertad del ex presidente Lula entró en discusión en diciembre en el STF, pero fue interrumpido en abril a pedido de Mendes, que solicitó más tiempo para analizar el caso y emitir su voto. Aunque el 10 de junio había pedido la reanudación de la discusión, este lunes Mendes interrumpió de nuevo el avance de la causa.
Los jueces Carmen Lúcia y Luiz Edson Fachin se pronunciaron contra el pedido. Faltan otros tres votos para finalizar el debate.
Con el inicio del receso judicial, puede que la causa solo se retome a partir de agosto.
Los partidarios de Lula esperaban esa audiencia, tras la divulgación este mes de supuestas filtraciones que muestran contactos entre Moro y los fiscales que presentaron las acusaciones por corrupción contra el ex mandatario de izquierda (2003-2010), detenido desde abril de 2018.
En 2017, Lula fue condenado por Moro a 9 años y medio de cárcel, por corrupción pasiva y lavado de dinero. La pena fue reducida por un tribunal superior a ocho años y 10 meses.
El dirigente de 73 años se declara inocente y denuncia una conspiración para evitar que la izquierda vuelva al poder.
Sus abogados pidieron la anulación del juicio en diciembre pasado, después de que Moro aceptara ser ministro de Justicia del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien derrotó en las presidenciales de octubre al delfín de Lula, Fernando Haddad.
El debate se retomó en el STF después de las supuestas filtraciones del portal The Intercept Brasil, según las cuales Moro habría tenido una coordinación con los fiscales de la investigación anticorrupción Lava Jato, que llevó a la prisión a Lula y a decenas de empresarios y políticos.
Una decena de juristas, entre ellos el español Baltasar Garzón, defendieron este lunes al exmandatario: «Sergio Moro no sólo condujo el proceso de manera sesgada, sino que fue él quien dirigió el proceso», escribieron en una carta abierta publicada en el diario francés Le Monde.
Tras las revelaciones de The Intercept Brasil, Moro defendió su imparcialidad como juez durante una sesión de más de seis horas ante una comisión del Senado el miércoles pasado.
El ministro denunció los supuestos diálogos divulgados por el medio de comunicación como un ataque «sensacionalista» y un «revanchismo» por su trabajo contra la corrupción.