Molesto con la actitud de Twitter hacia él, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto para limitar la protección de las redes sociales y la laxitud de la que gozan para la publicación de contenido.
«Estamos aquí para defender la libertad de expresión frente a uno de los peores peligros», dijo el presidente en la Oficina Oval, refiriéndose a lo que llamó el «monopolio» de los gigantes tecnológicos.
«Tienen el poder incontrolado de censurar, editar, ocultar o modificar cualquier forma de comunicación entre individuos y grandes audiencias públicas», explicó Trump al firmar el decreto, que debería ser el punto de partida de una larga batalla judicial.
Muy activo en Twitter, donde mezcla a un ritmo frenético anuncios políticos, ataques personales, teorías de conspiración y declaraciones de campaña, el inquilino de la Casa Blanca denuncia desde hace mucho tiempo lo que considera un sesgo ideológico y político de los gigantes de Silicon Valley.
«No podemos permitir que esto continúe, es muy, muy injusto», dijo.
El decreto supuestamente permite regular la famosa sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, la «Communications Decency Act» de 1996, pilar del funcionamiento de las plataformas digitales.
Esta norma ofrece inmunidad a Facebook, Twitter, YouTube o Google contra cualquier acción legal relacionada con el contenido publicado por terceros y les da la libertad de intervenir en las plataformas como lo deseen.
El decreto modificaría el alcance de esta ley y permitiría a las autoridades reguladoras decidir sobre las políticas de moderación de contenido.
– «Decisiones editoriales» –
Trump acusa a Twitter de tomar «decisiones editoriales» y mostrar «activismo político» en la elección de los mensajes que decide enviar a verificación.
Sus detractores sostienen que el presidente no actúa en nombre de la libertad de expresión sino en su propio interés.
Trump amenaza la Sección 230 para «intimidar» a las redes sociales, opinó el senador demócrata Ron Wyden.
«Creo que estas compañías, y todos los estadounidenses que ejercen su derecho a expresarse en línea, resistirán este decreto ilegal de todas las formas posibles», apuntó.
El debate sobre el sacrosanto estatuto de alojamiento de las plataformas en Internet va mucho más allá de la disputa entre Trump y Twitter.
Progresistas y conservadores han alzado sus voces durante años para obligar a las redes a asumir una mayor responsabilidad y, por lo tanto, a filtrar mejor el contenido.
Twitter, frecuentemente acusado de ser negligente en el tratamiento de los comentarios hechos por gobernantes, publicó por primera vez el martes dos mensajes de Trump, agregando la mención: «Verifique los datos».
Eran dos tuits en los que el presidente afirmaba que la votación por correo era necesariamente «fraudulenta» porque estaba sujeta a manipulación.
La cuestión es particularmente delicada en medio de un año electoral alterado por la pandemia del coronavirus, que plantea dudas sobre cómo se organizarán los comicios presidenciales estadounidenses del 3 de noviembre, en los que Trump busca la reelección.
«Estos tuits contienen información potencialmente engañosa sobre el proceso de votación y han sido reportados», dijo un portavoz de Twitter.
– ¿Censurar en nombre de la censura? –
Mark Zuckerberg, fundador y dueño de Facebook, entró en la batalla al recordar en Fox News el jueves por la mañana que, en su opinión, las plataformas no deben ser «árbitros de la verdad sobre todo lo que la gente dice ‘online'».
Pero «un gobierno que elige censurar una plataforma porque le inquieta el tema de la censura no me parece exactamente el reflejo correcto», agregó.
El tempestuoso Trump agregó leña al fuego al tuitear que era «ridículo» y «estúpido» por parte de Twitter afirmar que no existía fraude en el voto por correo.
A Trump le siguen 80 millones de personas en su red social favorita.
Cuando se le preguntó durante la firma del decreto sobre la posibilidad de eliminar su cuenta en Twitter, respondió: «Si tuviéramos una prensa honesta en este país, lo haría en un segundo».
Twitter, sin embargo, no tomó medidas contra otros mensajes controvertidos publicados recientemente por el presidente, en los que plantea una teoría de conspiración contra el presentador del canal de cable MSNBC Joe Scarborough, un ex amigo de Trump devenido en abierto crítico.
Varios sitios web han alimentado durante años, sin ninguna prueba, la idea de que en 2001, cuando Scarborough era congresista republicano, mató a Lori Klausutis, una de su colaboradoras.
El viudo de Klausutis imploró la semana pasada a Twitter que actuara para evitar que Trump difundiera «mentiras».