El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacó la alfombra roja para recibir en la Casa Blanca al líder opositor venezolano Juan Guaidó, pero más de un año después de que el jefe parlamentario se proclamara mandatario interino, la audiencia quedó opacada por el juicio político en Washington.
La reunión cargada de simbolismo se produjo a las 14H15 hora local (19H15 GMT) cuando el líder opositor fue recibido en la puerta de la Casa Blanca por Trump escoltado por la guardia de honor.
Es un importante espaldarazo para el líder opositor, a quien Washington y más de medio centenar de gobiernos reconocen como mandatario interino, y que además se aloja en la residencia destinada a los líderes extranjeros situada frente a la Casa Blanca y donde ahora ondea la bandera venezolana.
«La visita es una oportunidad de reafirmar el compromiso de Estados Unidos con el pueblo de Venezuela y para discutir cómo trabajar con el presidente Guaidó para acelerar una transición democrática», dijo la Casa Blanca, en una jornada en la que el Senado absolvió a Trump terminando con el juicio político en su contra.
La Casa Blanca canceló abruptamente el acceso al encuentro en el Despacho Oval, que estaba programado para un poco antes de la votación en el Senado.
Guaidó asistió en la noche del martes como invitado al discurso anual sobre el estado de la Unión en el Capitolio, durante el cual recibió una ovación de pie tanto de los republicanos como de los demócratas, en un momento de fuertes divisiones políticas en Washington.
Para Guaidó, la invitación es un espaldarazo que sella su gira internacional, que comenzó hace dos semanas y durante la cual se entrevistó con líderes como el presidente de Francia, Emmanuel Macron y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Tras la reunión, Guaidó publicó una foto con Trump en el Despacho Oval con la leyenda «nuestra lucha es hasta lograrlo».
– Con Almagro en la OEA –
Después, Guaidó visitó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la única organización financiera multilateral que lo reconoce.
«Nosotros hemos venido trabajando durante mucho tiempo listos para acompañar al presidente Guaidó el día que tenga todos los instrumentos de poder», dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno.
Guaidó que el jueves será recibido en la Organización de Estados Americanos (OEA) por su secretario Luis Almagro a las 15H30 hora local (20h30 GMT) dijo que está buscando «las herramientas y las oportunidades para desarrollar de nuevo un país».
Esta serie de apoyos es importante cuando ha pasado más de un año desde que Guaidó se proclamó presidente interino, después de que Maduro asumiera un cuestionado segundo mandato tras irregularidades en las elecciones de 2018.
El sucesor de Hugo Chávez se mantiene en el poder, pese a las sanciones de Estados Unidos, entre ellas un embargo de facto al crudo de Venezuela que es crucial para su economía, en aguda contracción desde 2013.
Maduro ha contado con el apoyo de China y Rusia, sus principales acreedores.
Un alto funcionario del gobierno estadounidense expresó este miércoles «preocupación» por el rol de la petrolera rusa Rosneft como socio comercial de Venezuela.
«Estamos muy preocupados por el comportamiento de Rosneft», dijo el alto cargo a los periodistas bajo condición de anonimato. El canciller ruso, Serguei Lavrov, visitará Caracas esta semana.
– «Un fracaso» de la política contra Maduro –
El tratamiento a Guaidó durante la tradicional alocución presidencial ante el Congreso de Estados Unidos generó rechazó en Caracas. El gobierno de Maduro denunció las «violentas amenazas» de Trump, después de que el mandatario estadounidense prometiera «aplastar» la «tiranía» en Venezuela.
Sin embargo, la invitación a Guaidó también generó críticas por parte de legisladores estadounidenses que buscan que el apoyo se traduzca en beneficios migratorios para los venezolanos.
«Una invitación es fácil. Garantizar una protección TPS para quienes huyen de Venezuela requiere que Trump desafíe a su base xenófoba», dijo en Twitter la congresista Debbie Wasserman Schultz, en alusión al Estatuto de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), que Estados Unidos concede a países cuyas circunstancias eximen de deportación a sus ciudadanos.
Trump impulsa una dura política migratoria, que fue la base de su campaña, mientras varios congresistas buscan impulsar leyes para proteger a los migrantes venezolanos.
El jefe de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, dijo que la política de Trump sobre Venezuela «fracasó».
«Si la política estuviera funcionando, Juan Guaidó no estaría en la tribuna, estaría en Venezuela, estaría sentado en el palacio presidencial», dijo el líder demócrata.
En medio de la caótica situación de la economía venezolana caracterizada por una aguda contracción e hiperinflación, 4,7 millones de personas han huido del país, según cifras de la ONU.