Diezmada, semiconfinada y recelosa ante la nueva cepa del virus que se propaga por varios países, la Unión Europea (UE) recibió este sábado las primeras dosis de sus vacunas contra el coronavirus, que ya se cobró mas de 540.000 vidas en la región, y los Estados miembros comenzarán a administrarlas el domingo.
Este sábado por la mañana, los preciados fármacos producidos por los laboratorios estadounidense Pfizer y alemán BioNTech fueron entregados en hospitales y almacenes de países como Francia, España o Italia.
Como ya ocurrió en Estados Unidos, Reino Unido, Chile, Suiza, Costa Rica o México, los primeros ciudadanos en recibir la vacuna serán personas de edad avanzada y personal sanitario. Cada país establecerá sus prioridades.
Las vacunas, uno de los bienes más preciados en este momento en todo el mundo, están llegando en camiones frigoríficos desde la fábrica de Pzifer en Puurs, en el noreste de Bélgica, y son escoltadas por las fuerzas del orden.
En España, un camión llevó el cargamento al centro de almacenamiento de Pfizer en Guadalajara (centro).
Las autoridades del país, donde ya hay más de 50.000 muertos por coronavirus, esperan haber vacunado en junio a entre 15 y 20 millones de personas, sobre una población de 47 millones.
En Italia, donde las vacunas llegaron el viernes desde la frontera austriaca, el primer ciudadano en ser vacunado será una enfermera italiana de 29 años en un hospital de Roma. En el norte, también recibirá una inyección Annalisa Malara, doctora que identificó al paciente cero del país.
Italia es el país más enlutado de Europa por esta pandemia, con 71.000 decesos, pero según los sondeos, solo un 57% de la población desea vacunarse pese a que los científicos estiman que la inmunidad colectiva llegará cuando entre el 75 y el 80% de la población esté vacunada.
En Francia, donde más de 62.000 personas murieron por el covid-19, las primeras inyecciones se efectuarán en dos residencias de ancianos.
«Esta vacuna es la llave que permitirá reapropiarnos de nuestras vidas. Esta noticia debe animarnos», dijo el ministro alemán de Salud, Jens Spahn, este sábado.
Después de una especie de tregua de Navidad en la que los austriacos pudieron esquiar, el país inicia este sábado su tercer confinamiento.
Habrá un toque de queda «todo el día», según el gobierno, que estará en vigor hasta el 24 de enero, con algunas flexibilizaciones a partir del 18 de enero para quien se someta a un test de antígenos. Nuevas restricciones entran también en vigor este sábado en Escocia e Irlanda del Norte.
Desde el 20 de diciembre, los habitantes de varias partes de Inglaterra respetan un confinamiento para intentar frenar una nueva variante del virus, en principio más contagiosa, que ha acelerado los contagios. Este sábado, un total de 24 millones de personas, es decir un 40% de la población de la región, debía permanecer en sus casas.
Los casos de personas contaminadas por esta nueva variante del virus siguen apareciendo en varios países de Europa. Este sábado se detectaron al menos cuatro casos en Madrid, en personas que habían regresado del Reino Unido o que tenían relación con viajeros procedentes de este país.
También el viernes se confirmaron los primeros casos en Alemania y Francia.
Tras confirmarse esta mutación del virus, que sólo se detecta si se analiza la secuencia del genoma virus tras un test PCR, numerosos países cerraron sus puertas con el Reino Unido y algunos mantienen hasta hoy esas restricciones en sus conexiones aéreas, marítimas o terrestres.
Esto provocó el caos en los sistemas de suministro e impresionantes atascos de camiones en las fronteras. Miles de transportistas han pasado la Navidad bloqueados en sus vehículos en la zona del puerto de Dover, el principal hacia el canal de la Mancha. Todos deben tener un test de diagnóstico negativo antes de entrar en Europa continental.
En este momento, Europa es la región del mundo donde el virus se propaga más rápidamente, con una media de 250.000 nuevos casos al día la semana pasada.