El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció en la red X que los países del bloque «decidieron abrir negociaciones de adhesión son Ucrania y Moldavia».
Además, la UE acordó conceder a Georgia la condición de país aspirante a la adhesión.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró en la misma red X que la decisión es «una victoria para Ucrania. Una victoria para toda Europa».
En su visión, se trata de una victoria «que motiva, inspira y fortalece».
Era la decisión más sensible que los dirigentes de la UE tenían en manos en la cumbre que arrancó este jueves, ya que la oposición de Hungría a abrir esas negociaciones parecía inflexible.
Al llegar este jueves a la cumbre de mandatarios europeos, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, afirmó que «no hay razones para discutir nada, porque las precondiciones no fueron cumplidas (…) De forma que no estamos en posición de comenzar a negociar».
Orban se ausenta de la sala
Una fuente diplomática europea aseguró a AFP que Orban aceptó ausentarse temporariamente de la sala de reuniones en el momento en que los 26 países restantes del bloque aprobaron la moción.
Simultáneamente, un funcionario europeo señaló que la decisión «no encontró oposición».
Poco más tarde, Orban publicó en Facebook un video afirmando que su país se abstuvo en la decisión, y añadió que Hungría «no desea compartir la responsabilidad» por esa determinación.
Zelenski se había conectado con sus homólogos europeos mediante videoconferencia y en su discurso les advirtió que negar el diálogo a Ucrania representaría un fracaso que Rusia utilizaría en su favor.
«No le den [al presidente ruso, Vladimir Putin] su primera -y única- victoria de este año», les pidió.
Por su parte, la presidente de Moldavia, Maia Sandu, afirmó en X que su país «tornó hoy una página con el visto bueno de la UE para las conversaciones por la adhesión».
Esta decisión tuvo lugar después que aumentaran en semanas recientes las dudas sobre la continuidad del respaldo de las potencias occidentales a Ucrania en su guerra contra Rusia, que comenzó en febrero de 2022.
El jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, apuntó en redes sociales que la decisión constituye «una fuerte señal de apoyo» a Ucrania.
«Es claro que ese país forma parte de la familia europea», comentó el dirigente alemán.
Por su parte, el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, comentó que es «un poderoso mensaje geoestratégico también para el resto del mundo, no solamente para Rusia».
Durante la reunión, dijo Varadkar, Orban «presentó sus argumentos, y lo hizo muy enfáticamente. Está en desacuerdo con esta decisión (…) pero esencialmente decidió no utilizar su poder de veto».
Si Orban hubiese utilizado el veto, «habría dejado a todos nosotros en una posición muy difícil como Unión Europea». «Debo decir que respeto que no lo haya hecho», añadió.
Al llegar a la reunión este jueves, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, dijo que el apoyo del bloque a Ucrania es una «cuestión existencial».
«Creo que Ucrania ha realizado un trabajo increíble para cumplir con las condiciones» que le fueron presentadas, dijo Borrell.
Unidad europea en juego
El bloqueo de Hungría a la apertura de las negociaciones con Ucrania había arrojado una densa nube de incertidumbre sobre la cumbre, además de una fuerte presión sobre los mandatarios.
En una carta a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, Orban había incluso pedido formalmente que la cuestión de Ucrania fuera excluida de la agenda de la cumbre, para evitar un fracaso por la ausencia de consenso.
Sin embargo, en la tarde del miércoles, en la víspera de la cumbre, la UE anunció el desbloqueo de pagos a Hungría por hasta 10.200 millones de euros (unos 11.000 millones de dólares) que habían sido congelados por dudas sobre el funcionamiento del Estado de Derecho en ese país.
La sensibilidad de la discusión sobre la ampliación del bloque y la adhesión de Ucrania es tan espinosa que fuentes diplomáticas no descartaban que la cumbre pudiese extenderse incluso hasta el sábado.
Aún con esta decisión, el proceso de adhesión a la UE normalmente tarda varios años en los que se extienden las conversaciones y se implementan reformas, y en algunos casos pueden durar más de una década.
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