Venezolanos se preparan ante una tensa oferta de ayuda
Los venezolanos se preparan con nerviosismo para posibles enfrentamientos durante el fin de semana mientras el líder opositor Juan Guaidó promete hacer ingresar la ayuda médica y alimentaria de Estados Unidos al país, desafiando al gobierno respaldado por los militares.
En la última maniobra de su enfrentamiento con el presidente socialista Nicolás Maduro, Guaidó, reconocido por unos 50 países como mandatario interino de Venezuela, reunió el miércoles a los conductores de autobuses que, según dijo, se dirigirán a las fronteras para recolectar ayuda para los venezolanos que sufren escasez.
El conductor de autobús privado José Figueroa, de 60 años, dijo que planea abandonar Caracas en los próximos días en un convoy de unos 30 vehículos.
«Pienso que el gobierno nos está llevando a la guerra. Será muy difícil (lo del sábado). Hay una tensión muy brava… pero una bala te mata más rápido que el hambre», dijo el hombre mientras los conductores estacionaban sus autobuses y camionetas en un mitin en el centro de Caracas.
– «No nos da miedo» –
Guaidó enumeró los puntos de entrada planificados para la ayuda en las fronteras de Brasil y Colombia, la isla de Curazao y los puertos marítimos de Puerto Cabello y La Guaira.
El ejército bloqueó el puente Tienditas, en la frontera colombiana, para impedir que llegue la ayuda. Otro, el puente Simón Bolívar, permanece abierto a los peatones.
Detalles de cómo la oposición pretende distribuir la ayuda son escasos.
Maduro, en tanto, la rechaza pues considera que es pretexto para una invasión estadounidense.
Su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, confirmó el miércoles que el gobierno está cerrando las conexiones aéreas y marítimas entre Curazao y Venezuela. Y Guaidó repitió su promesa de que la ayuda entrará «de una manera u otra».
«A pesar de que nos apuntan con armas -hemos recibidos todos amenazas, perdigones, balas incluso- no nos da miedo, con el pecho descubierto seguimos en la calle, exigiendo la libertad de toda la Venezuela», dijo parado en la parte trasera de un camión entre una multitud de simpatizantes.
– «Agresión» extranjera –
Guaidó dice que su objetivo es reunir a un millón de voluntarios antes de la fecha límite del 23 de febrero, para que ayuden a ingresar la ayuda.
Las autoridades estadounidenses, en tanto, han asegurado que la ayuda llegará a miles de venezolanos y durará unas pocas semanas.
El miércoles, el mitin de Guaidó reunió una veintena de autobuses y camionetas.
Los choferes en favor de Guaidó habían planeado realizar su manifestación en un importante cruce de caminos más al oeste, pero encontraron la avenida bloqueada por una manifestación mucho más grande. Allí, cientos de conductores de autobuses estatales vistieron las camisas rojas del «chavismo», en una reunión convocada por las autoridades.
Gritaron su lealtad a Maduro, exconductor de autobús, y a la memoria de su antecesor, el padre de la «revolución» socialista de Venezuela, Hugo Chávez.
El conductor de autobús estatal Julio Arocha, de 53 años, admitió estar «afectado» por la crisis, «económicamente, psicológicamente», pero dijo que se las arreglaba gracias a las donaciones estatales de alimentos.
Al igual que Maduro, Arocha culpó de la crisis a la «agresión» extranjera.
«La agresión (internacional) se está intensificando. La palabra ‘humanitaria’ viene a ser un eufemismo», dijo. «No lo van a lograr de la manera en la que piensan hacerlo. Algunos elementos van a entrar pero no serán significativos», aseguró.
– Catalizador para el cambio –
La crisis en Venezuela ha llevado a la hiperinflación y la escasez de bienes básicos.
«Incluso si la fecha límite del 23 de febrero no sirve como catalizador (para el cambio de régimen), Maduro probablemente pagará un costo de cualquier manera», escribió la analista de Eurasia Group Risa Grais-Targow en una nota esta semana.
«Si no se ingresa alimentos y medicinas al país se generará una condena y aislamiento internacional adicional, mientras que probablemente también fomentará las protestas de la oposición y profundizará la demanda popular de cambio», añadió.
Figueroa dijo que los conductores de autobuses como él están sufriendo también por la falta de piezas y aceite. Su salario mensual vale seis dólares.
También aseguró que los conductores compartirán sus recursos para preparar sus vehículos para el viaje a la frontera.
«Venezuela se quebró. El transporte se quebró. Espero que el gobierno reflexione el día sábado, cuando va a pasar esa ayuda humanitaria», cerró Figueroa.
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