Venezuela arruinada (José Guerra)
El sistema económico que Chávez primero y Maduro después, han procurado implantar en Venezuela propició la ruina del país. El significado de esta palabra es tal cual lo reconoce la Real Academia de la Lengua Española en sus distintas acepciones: “1. Acción de caer o destruirse algo. 2. Pérdida grande de los bienes de fortuna. 3. Destrozo, perdición, decadencia y caimiento de una persona, familia, comunidad o Estado”. Lo que hoy sufre Venezuela con el gobierno de Maduro es lo que fue pensado y construido por Chávez y del cual el actual presidente es un simple continuador, como él mismo dice.
Chávez concibió, creyó y actuó con base en un proyecto en el cual el Estado sería el gran propietario de los medios de producción, lo que pasaba por la liquidación de lo que llama la burguesía venezolana, a la que odiaba. Ello llevó a una ola de estatizaciones de empresas manufactureras, de servicios y en particular con mucha agresividad en el sector agrícola, donde el daño ha sido irreparable. La concepción de Chávez era el minifundio, no la propiedad privada en gran o mediada escala como complemento de granjas estatales. El resultado ha sido una destrucción de capacidades productivas cuya manifestación más clara es el hecho que Venezuela en 2017 produjo 40% menos alimentos que en 1998.
Pero donde la palabra ruina adquiere mayor significado es el campo del petróleo. La industria petrolera en general y PDVSA en particular están en una fase de franca decadencia con niveles de producción severamente mermados. PDVSA hoy es incapaz de producir un barril de petróleo adicional y todo el esfuerzo que hace, bajo una gestión militarizada, es para que no siga disminuyendo la producción. PDVSA no está en condiciones de invertir ni cuenta con el personal calificado para incrementar la producción de petróleo. Lo que si sobra es una plantilla de activistas del PSUV que saben hacer politiquería pero no producir petróleo. La idea que Chávez tenía y que Maduro ha seguido al pie de la letra, era ejecutar una especie de venganza histórica contra la gerencia de PDVSA a quien veía como la prolongación en el tiempo de las aborrecidas empresas transnacionales. Y logró hacerlo con maestría. Los buenos gerentes de PDVSA hoy trabajan por el mundo y PDVSA está arruinada.
En lo relativo a la moneda, la destrucción es total. El bolívar como moneda ha perdido todos sus atributos debido a la alta inflación y la hiperinflación. Cuando casi todas las monedas de América Latina se han fortalecido, el bolívar literalmente no existe como reserva de valor ni unidad de cuenta. Es más, cualquier plan para estabilizar la economía debe ponderar seriamente la sustitución del bolívar, para que así el libertador de América del Sur, termine de reposar en paz donde quiera que Dios lo tenga. Actualmente el tamaño de la economía es 40,0% menor al que tenía en 2012. Los salarios reales de la trabajadores ha caído sostenidamente y lo que queda es una población rehén de una bolsa de comida que cada cierto tiempo subsidia el gobierno y una política de bonos que toma en nombre según el periodo del calendario. A esto nos trajo lo que Chávez imaginó que debía ser Venezuela.
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