Venezuela cuenta con estos cinco patrimonios de la humanidad reconocidos por la Unesco
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, abreviado internacionalmente como UNESCO por sus siglas en francés, es un organismo especializado de las Naciones Unidas, fundado en el año 1945, con el objetivo de contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones.
Patrimonio de la Humanidad o Patrimonio Mundial es el título conferido por la UNESCO a sitios específicos del planeta con el objetivo de catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. La Unesco señala: «Patrimonio es nuestro legado del pasado, lo que vivimos en el presente, y lo que le transmitimos a las futuras generaciones. Nuestros patrimonios culturales y naturales son irremplazables fuentes de vida e inspiración».
Coro y su Puerto, La Ciudad Universitaria de Caracas, El Parque Nacional Canaima, los Diablos Danzantes de Venezuela y La Parranda de San Pedro, son los cinco patrimonios de la humanidad, ubicados en Venezuela, inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Son patrimonios que de forma conjunta se pueden promocionar en la oferta turística de Venezuela tanto en los mercados nacionales e internacionales.
Coro y su Puerto
La Unesco señala que con sus construcciones en barro, únicas en toda la región del Caribe, la ciudad de Coro es el único ejemplo subsistente de una fusión lograda de las técnicas y estilos arquitectónicos autóctonos, mudéjares españoles y holandeses. Fundada en 1527, fue una de las primeras ciudades coloniales de América y posee unos 600 edificios históricos.
Coro tiene un importante Centro Histórico dividido en tres zonas de protección:
. Los Monumentos Históricos Nacionales ubicados en el Casco Histórico.
. Las Edificaciones con de la zona de valor artístico e histórico.
. La zona de arquitectura controlada al norte, oeste y sur de la zona anterior. El sur representa la expansión de la ciudad correspondiente al siglo 19.
También tiene el Parque Nacional Médanos de Coro, con dunas de gran interés para locales y visitantes.
Ciudad Universitaria de Caracas
Construida entre 1940 y 1960 con un proyecto del arquitecto Carlos Raúl Villanueva (profesor fundador de la Facultad de Arquitectura), la ciudad universitaria de Caracas es un ejemplo excepcional de la arquitectura moderna. El campo universitario comprende un gran número de construcciones y edificios agrupados en un conjunto funcional y bien estructurado, cuyo valor es realzado por obras maestras de la arquitectura y las artes plásticas modernas como la plaza cubierta, el estadio olímpico y el aula magna, ornamentada con la escultura «Las Nubes» de Alexander Calder. Constituye un ejemplo de una solución abierta y ventilada, apropiada para el ambiente tropical, señala la Unesco.
Desde la muerte de Raúl Villanueva han tenido lugar varias modificaciones, incluyendo la construcción de nuevos edificios diseñados por Gorka Dorronsoro, quien fue uno de los colaboradores más jóvenes de Villanueva.
La arquitectura de la universidad incluye el uso de elementos espaciales que han sido extraídos de la arquitectura colonial venezolana, como los colores brillantes, ventanas enrejadas para la ventilación, y los jardines internos de abundante vegetación tropical.
Parque Nacional Canaima
Situado al sudeste de Venezuela, el territorio de este parque, que linda con las fronteras de Guyana y Brasil, abarca tres millones de hectáreas cubiertas en un 65% por tepuyes, montañas con cimas planas, con características biogeológicas únicas que presentan un gran interés para la geología. Sus escarpados farallones y cascadas -entre las que figura la más alta del mundo, con 1.000 metros de caída- forman espectaculares paisajes.
Canaima fue declarado como parque nacional en 1962. Su tamaño se duplicó al tamaño actual en 1975. El parque es conocido por las formaciones de los tepui, en los cuales se encuentran numerosas cascadas, incluyendo Salto Ángel con una caída libre de 1.002 m. El parque protege las cabeceras del río Caroní que le suministra agua al Guri, la mayor central hidroeléctrica del país y fuente de 60% de la energía de la nación. La Gran Sabana del parque está habitada por el pueblo indígena Pemón, muchos de los cuales se han establecido y dependen de tres misiones capuchinas. Una vía principal va de Ciudad Bolívar hacia la frontera oriental del parque. No hay otras carreteras pavimentadas dentro del parque, la sección oeste solo es accesible por vía aérea.
Diablos Danzantes de Venezuela
El 6 de diciembre de 2012 fueron reconocidos por la UNESCO los Diablos Danzantes de Venezuela, dentro de la categoría Patrimonio Cultural Intangible, el cual «está constituido por aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de las culturas, con sus saberes y aprendizajes, que comprende los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones, las creencias y su historia patria»(UNESCO, 2005).
«El 6 de diciembre de 2012 el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial aprobó el ingreso de esta manifestación venezolana, compartida por 11 cofradías en el país que rinden culto al Santísimo Sacramento nueve jueves después del Jueves Santo, como forma de recrear el triunfo ancestral del bien sobre el mal.
Las hermandades de Diablos Danzantes celebran el Corpus Christi en las localidades de San Francisco de Yare, en Miranda; Turiamo, Cata, Ocumare de la Costa, Cuyagua y Chuao, en Aragua; San Millán y Patanemo, en Carabobo; Naiguatá, en Vargas; San Rafael de Orituco, en Guárico y en Tinaquillo, Cojedes; todas en la zona centro-norte de Venezuela».
La Unesco reseña: «Las pequeñas comunidades de la costa central de Venezuela celebran de manera especial el Corpus Christi, festividad de la Iglesia católica romana que conmemora la presencia de Cristo en el sacramento de la eucaristía. Grupos de hombres adultos, muchachos jóvenes y niños, disfrazados de diablos enmascarados, ejecutan pasos de danza hacia atrás, en actitud de penitencia, al mismo tiempo que una jerarquía de la Iglesia católica avanza hacia ellos llevando el Santo Sacramento. El acompañamiento musical de la procesión se efectúa con instrumentos de cuerda y percusiones, mientras que los fieles hacen sonar maracas para alejar a los espíritus maléficos. En el momento culminante de la celebración, los diablos se rinden sumisos ante el Santísimo, simbolizando así el triunfo del bien sobre el mal.
Los bailarines, llamados «promeseros», son miembros perpetuos de hermandades que transmiten la memoria histórica y las tradiciones ancestrales de las comunidades. Cada hermandad confecciona las máscaras diabólicas de sus afiliados y éstos se las ponen, llevando al mismo tiempo, cruces, escapularios y palmas benditas. Los bailarines también llevan cascabeles, sonajeros, pañuelos y cintas para protegerse contra los espíritus malignos. Las mujeres se encargan de la preparación espiritual de los niños, organizan las diferentes etapas del ritual, preparan comidas, prestan su concurso para las danzas y levantan altares a lo largo del recorrido de la procesión. En los últimos años, algunas comunidades han empezado a admitirlas a que participen como danzantes. Impregnada de creatividad, espíritu de organización y fe religiosa, esta celebración tradicional fomenta un fuerte sentimiento de identidad comunitaria y cultural».
Parranda de San Pedro
El 5 de diciembre de 2013 fue reconocida por la UNESCO la Parranda de San Pedro de Venezuela, dentro de la categoría Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es una tradición popular-religiosa que se viene celebrando durante décadas en las poblaciones de Guarenas y Guatire del Estado Miranda, el día de San Pedro (29 de Junio).
La Unesco señala: “Todos los años, en las pequeñas ciudades de Guarenas y Guatire, los devotos del apóstol San Pedro celebran el día de su fiesta. Los fieles entonan cantos populares en honor del santo ante cada una de las imágenes de éste expuestas en las iglesias de ambas localidades. A media noche se celebra una misa en todas ellas, y luego los participantes sacan las imágenes a la calle para recorrer las calles en procesión. Un elemento central de la festividad es la rememoración y escenificación de la leyenda de la esclava María Ignacia, cuya hija fue curada por San Pedro. Algunos parranderos, vestidos con trajes de vivos colores minuciosamente confeccionados, representan los papeles de los personajes principales de esa leyenda, mientras que los demás agitan banderas y estandartes, tocan instrumentos musicales, bailan y cantan, improvisando melodías populares. Las mujeres participan en la preparación y celebración de la fiesta organizando reuniones para instruir a las jóvenes generaciones en la práctica de este elemento del patrimonio cultural, ornamentando las iglesias, vistiendo a las imágenes del santo y cocinando platos tradicionales. Durante la festividad, los parranderos, junto con sus familias, vecinos y otros adultos y niños de las comunidades, se reúnen para compartir todos juntos momentos de alegría. Esas reuniones sirven para celebrar el espíritu comunitario, la energía y la satisfacción de los parranderos, así como la vitalidad de una tradición que simboliza y reafirma el espíritu de lucha contra la injusticia y las desigualdades.»
Fuente: sigavenezuela.com
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