#Análisis | Venezuela tiene 300 años de gas, mientras que Estados Unidos 12 años
Si Venezuela pudiera aumentar su producción y exportación de gas natural, podría convertirse en un proveedor importante para Estados Unidos y Europa.
Venezuela, dotada de grandes recursos de gas natural relativamente sin explotar, ha dado los primeros pasos en el desarrollo y posible exportación de gas natural.
Se trata de una situación ideal si se tiene en cuenta la importancia del gas natural en la combinación energética mundial: el 23% de la energía consumida por el mundo en 2022 procedió de este combustible.
Por su parte, el conflicto bélico en Ucrania puso de relieve el año pasado lo vital que es contar con fuentes confiables de gas natural, un escenario que, de nuevo, ofrece al gas natural venezolano la oportunidad de desempeñar un papel clave en mercados como el europeo y otros lugares al proporcionar una fuente no rusa de gas.
La buena noticia es que no es necesario construir un enorme gasoducto hasta estos mercados. Europa, por ejemplo, recibió más gas por barco que por gasoducto en 2022. Por lo tanto, no sería una limitante; sí lo es la falta de terminales de licuefacción, pero hay soluciones a la vista que abordaremos en breve.
También hay que tener en cuenta que el mercado estadounidense, que importó 3.024.160 millones de pies cúbicos de gas en 2022, según la Administración de Información Energética de EEUU (EIA), está relativamente cerca del país caribeño.
Con eso expuesto de antesala ya sabemos que hay oportunidades. Sin embargo, la capacidad de Venezuela para desarrollar sus recursos de gas natural va más allá de eso, veamos.
En los últimos años, el país se ha visto limitado por varios factores, los principales tienen que ver con la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que se ha caracterizado por tener un gran endeudamiento y una gestión deficiente. Algunas limitantes son los siguientes:
– Escasez de recurso humano profesional,
– Falta de experiencia,
– Ausencia de equipos,
– Deterioro de las infraestructuras;
– Inexistencia de terminales de gas licuado,
– Falta de capital financiero.
Pero como parece evidente no son los únicos, las sanciones impuestas por Estados Unidos al Gobierno de Nicolás Maduro y a PDVSA también pesan en el país. Las inversiones para el desarrollo del sector de gas natural se han visto limitadas en este sentido y mientras existan no dan ninguna seguridad a las empresas privadas para que quieran invertir en el país.
Las sanciones estadounidenses, por ejemplo, restringen el acceso de Venezuela a los mercados financieros de Estados Unidos; imponen sanciones de bloqueo total a PDVSA y al banco central de Venezuela, entre otras entidades; y permiten la imposición de sanciones secundarias a entidades extranjeras que ayuden o apoyen al gobierno de Maduro.
A pesar de ello, la Administración Biden ha suavizado algunas sanciones en materia energética a Venezuela a finales de 2022, concediendo a petroleras como Chevron autorizaciones para operar en el país.
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Esto también se puso de manifiesto con dos grandes compañías europeas de petróleo y gas natural -la italiana ENI y la española Repsol– que recibieron permisos a mediados de 2022 para que estas pudieran exportar crudo venezolano a Europa.
El potencial de gas natural de Venezuela
En la actualidad, conociendo que Venezuela posee vastas reservas de gas natural, estimadas en 6.300 billones de metros cúbicos (BCM), las séptimas mayores del mundo, según se describe en uno de los informes del Servicio de Investigación del Congreso de EEUU, estas dos compañías petroleras esperan obtener una licencia para exportar gas.
El mismo se centraría en el proyecto Perla –denominado en 2009 como el hallazgo de gas más importante tanto de la historia de Venezuela como de la propia Repsol– y en un proyecto de la UE que pretende capturar las emisiones de metano para exportarlas como gas natural.
De hecho, el país anunció que se emitirían dos licencias internas para la exportación de gas natural en junio de 2023, pero hasta ahora no ha sucedido. De concretarse, serían los primeros pasos de Venezuela para desarrollar sus grandes recursos de gas natural.
El proyecto conocido como Perla, se encuentra en la parte occidental de Venezuela y al día de hoy está produciendo aproximadamente 3,1 BCM al año de gas natural, que no es mucho en comparación con los principales yacimientos estadounidenses, pero sí lo suficiente como para exportar.
Esto, por supuesto, podría aumentar si el gobierno de Maduro y la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, establecen las condiciones necesarias, como reformas venezolanas y la concesión de licencias estadounidenses.
Obtener una licencia de exportación es un paso necesario para exportar gas natural desde Venezuela. Sin embargo, el desarrollo de los recursos de gas natural y el aumento de la producción pueden requerir una reforma legislativa y reglamentaria en Venezuela, así como mucho tiempo, dinero y otras infraestructuras, incluidos gasoductos.
Pero como señalamos unos párrafos atrás, existe la oportunidad de enviar gas natural venezolano a Trinidad y Tobago para su exportación.
Para ponernos en contexto, en enero de 2023, Trinidad y Tobago recibió una licencia de dos años del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para colaborar con Venezuela en el desarrollo del Campo de gas natural Dragón (véase Figura 3), ubicado al noreste del país y relativamente cerca de Trinidad.
Trinidad y Tobago ha sido un país exportador de gas natural licuado (GNL) durante muchos años y tiene una terminal de exportación de GNL parcialmente parada, que podría entrar en funcionamiento si se suministrara más gas natural. El envío de este gas a Trinidad permitiría que el gas natural venezolano llegara a los mercados en mucho menos tiempo.
Precisamente, Antero Alvarado, socio director de Gas Energy Latin America en Venezuela, comentaba hace poco que el gas natural venezolano es el último salvavidas que le queda a Trinidad y Tobago, por lo que el país se está jugando todo.
La industria estima que el campo Dragón, en el que participarían empresas de Venezuela, Trinidad y Tobago, Europa y hasta empresarios chinos, podría estar produciendo aproximadamente 1,5 BCM al año en un plazo de dos años.
Este campo todavía no está produciendo ya que se requiere de un desarrollo adicional para iniciar su puesta en marcha. Sin embargo, a finales de septiembre se conoció que Venezuela y Trinidad alcanzaron un acuerdo para que de una vez por todas se impulse la producción de este campo.
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Venezuela también quema (quema el gas natural que no puede capturarse) una gran cantidad de gas natural. Alrededor del 80% de la producción de gas natural de Venezuela está asociada a la producción de petróleo, lo que significa que se produce haya o no demanda.
Si este gas natural pudiera capturarse, también podría exportarse. Utilizar el gas natural de Venezuela más plenamente puede ayudar a reducir sus emisiones, que el año pasado se situaron entre las cinco primeras según el Banco Mundial, al disminuir la quema en antorcha.
Precisamente aquí, las europeas ENI y Repsol estudian un plan de 1.500 millones de dólares para capturar las emisiones de metano de los pozos petrolíferos inactivos a fin de exportarlas al «viejo continente» en forma de gas natural gracias a trenes de licuefacción en Trinidad y Tobago.
Más recursos de gas que producción
Aunque Venezuela es un actor importante en los mercados mundiales del petróleo, no lo ha sido lo mismo para el gas natural. En general, Venezuela ha sido autosuficiente en gas natural durante décadas, produciendo todo el gas natural que consume, pero nunca exportando.
Entre 2007 y 2015, Venezuela importó pequeños volúmenes de gas natural de Colombia para satisfacer sus necesidades. A pesar de ello, Venezuela es miembro del Foro de Países Exportadores de Gas, un incipiente cártel conocido como la «OPEP del gas», en referencia al cártel del petróleo.
Al ritmo actual de producción, Venezuela tiene suficiente gas natural para más de 300 años. En comparación, Estados Unidos tiene reservas probadas para algo menos de 14 años, describe el informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
Si Venezuela produjera al mismo ritmo que Estados Unidos, su producción anual sería de unos 450 BCM, frente a los casi 19 BCM anuales actuales. A este ritmo más elevado, también dejaría una gran cantidad de gas natural para la exportación, siempre y cuando el consumo interno no aumente al mismo nivel.
Esto podría ser importante para Estados Unidos y la propia Europa, dos de los mayores consumidores de gas del mundo. Por un lado, Estados Unidos, que si bien produce lo suficiente para su propio consumo y para la exportación, no dispone de las reservas suficientes para seguir haciéndolo durante muchos años.
Por otro lado, Europa, que antaño contaba con Rusia para satisfacer su demanda de gas, representando el 43%, pero que hoy, gracias a la guerra desatada en Ucrania, ha pasado a un segundo plano, representando el 29%.
Si Venezuela pudiera aumentar su producción y exportación de gas natural, podría convertirse en un proveedor importante para Estados Unidos y Europa para que estos reduzcan su dependencia de países productores como Rusia, Canadá y Qatar. Eso sí, Venezuela tendrá que ser competitiva en términos de costo frente a estos dos últimos países.
También podría ser esa nueva fuente de ingresos que tanto busca Venezuela para diversificar su economía, que se ha visto contraída en dos tercios desde 2013.
Queda por ver, por tanto, si el Gobierno de Maduro toma mejores decisiones a favor de unas elecciones libres y justas para que la Administración Biden le conceda un alivio de las sanciones de gas natural a Venezuela.
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