WSJ: movimiento de Guaidó queda en posición precaria ante instalación de nuevo parlamento
El líder de la oposición venezolana, apoyado por Estados Unidos, Juan Guaidó, quedó en su posición más precaria desde que se convirtió en el jefedel movimiento para derrocar al autoritario presidente Nicolás Maduro hace dos años, según un análisis de The Wall Street Journal.
Para el actual gobierno, Guaidó ya no será el jefe del congreso de Venezuela ahora que los lugartenientes de Maduro ya dirigen una nueva legislatura de la Asamblea Nacional de 277 miembros. La posición del líder opositor como presidente del parlamento ha dado a Washington y a más de 50 países justificación para reconocerlo por encima de Maduro como líder legítimo de Venezuela.
El presidente Maduro ha dicho públicamente que su gobierno está dispuesto a comprometerse con Estados Unidos en una negociación, aunque los esfuerzos anteriores para concretar un diálogo fracasaron.
Un funcionario del equipo de transición del presidente electo Joe Biden dijo que no tiene planes de negociar con Maduro, añadiendo que no ningún vocero calificado del nuevo gobierno norteamericano ha tenido comunicaciones con el régimen venezolano.
«El presidente electo Biden ha sido claro durante toda la campaña y la transición en que cree que Maduro es un dictador, de manera que su gobierno se pondrá del lado del pueblo venezolano y su llamado a la restauración de la democracia, a través de elecciones libres y justas», dijo el funcionario.
Estados Unidos, añadió el funcionario, buscará reconstruir la presión multilateral sobre Maduro, pedir la liberación de los prisioneros políticos, implementar sanciones contra los funcionarios venezolanos culpables de corrupción y abusos contra los derechos humanos, y otorgar el Estatus de Protección Temporal para los venezolanos que viven en los Estados Unidos.
A medida que Maduro aprieta el control del parlamento, la oposición del país recibirá pronto otro golpe. Algunos legisladores de la oposición cercanos a Guaidó planean huir del país, temiendo ser encarcelados si permanecen en Venezuela, dijeron activistas de la oposición, citados por The Wall Street Journal.
Sin poderes ni control sobre el territorio, lo que Guaidó y su equipo llaman un gobierno interino es ahora poco más que una entidad virtual, haciendo declaraciones pro-democracia a través de plataformas digitales.
La administración Trump ha dicho que todavía considera a Guaidó como el único líder de Venezuela elegido democráticamente.
Con muchos de los líderes de la oposición ahora fuera de Venezuela, Guaidó está cada vez más aislado, viviendo en un apartamento en Caracas con su esposa e hija pequeña y preguntándose si la policía política lo arrestará.
Mientras Joe Biden se prepara para asumir la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero, los líderes de la oposición venezolana dijeron que se están alejando de las estrategias para estimular una revuelta que obligue a Maduro a dejar el poder. En cambio, dijeron que se inclinarían más por encontrar una manera de aliviar la escasez de alimentos y medicinas en un país que se enfrenta a una calamidad económica.
Un tercio de los venezolanos no puede acceder a tres comidas al día, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Más de 50% de la población soporta cortes de energía diarios mientras los venezolanos luchan por salir adelante con más de tres años de hiperinflación
Desde que Estados Unidos reconoció por primera vez a Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019, Washington ha impuesto sanciones petroleras y financieras y ha conseguido apoyo internacional para un movimiento para derrocar a Nicolás Maduro. No obstante, ese esfuerzo ha fracasado.
Ahora muchos activistas de la oposición, así como exasesores del presidente Trump, dicen que se necesitan cambios.
«Todo el esquema del gobierno interino de Guaidó probablemente ya pasó su vida útil», dijo Juan Cruz, quien previamente asesoró a la Casa Blanca sobre la política hacia Venezuela. Dijo que Estados Unidos necesitan reconsiderar sus amplias sanciones, que se dirigen a las empresas estatales y a las figuras acusadas de corrupción y abusos contra los derechos humanos.
«El mes de enero representa una nueva etapa para muchos actores: la oposición, la administración estadounidense e incluso el régimen», dijo Cruz.
Juan Guaidó, en una reciente dirección de vídeo en Twitter, trató de infundir confianza en su movimiento, asegurando de que estaba unificado y que llevaría al país hacia unas elecciones libres. «La dictadura no se va a ir voluntariamente, y por eso tenemos que hacer que se vayan», dijo.
Insistió en que hay que levantar un clima interno de protesta social e instó a los enviados venezolanos que operan en otros países a presionar a las naciones anfitrionas para aumentar la presión sobre Maduro.
«Se ha perdido la capacidad de movilizar a la gente», dijo Luis Vicente León, un analista político que dirige Datanálisis. «Hoy en día no hay nadie presionando a Maduro dentro de Venezuela, ni negociaciones políticas, ni participación en las elecciones o protestas. El resultado es la completa pulverización de la oposición».
En una encuesta reciente, Datanálisis encontró que sólo el 25% de los encuestados dijo que tenía esperanzas sobre la ocurrencia de una transición democrática en el país. Ecoanalítica estima que la economía se contrajo en un 23% en 2020, después de haberse contraído un 40% un año antes.
Se espera que la desesperanza en el país aumente la salida de venezolanos desesperados, en un proceso migratorio que ya ha aventado al exterior a más de 5 millones de personas. La Organización de Estados Americanos estima que el número de migrantes venezolanos podría aumentar a 7 millones a finales de 2021, más que el número de sirios que han huido de la brutal guerra de ese país.
El gobernante Nicolás Maduro dijo en un discurso reciente que tomaría medidas enérgicas contra cualquier legislador que intentara ampliar su mandato. «No temeré actuar con fiereza para aplicar la ley», gritó el líder izquierdista, flanqueado por el alto mando militar.
Pero Guaidó también se enfrenta a fisuras dentro de su propio movimiento. Acción Democrática, uno de los principales partidos políticos de la coalición opositora, se abstuvo en la votación sobre la reforma de un polémico estatuto de transición. Algunos legisladores dijeron que habían perdido la fe en su equipo.
Oscar Ronderos, diputado de Acción Democrática, describió el actual movimiento de oposición como «un gobierno provisional que no existe, con una Asamblea Nacional que no sirve a nadie».
«Tiene muy poco sentido continuar» el movimiento liderado por Guaidó después del 5 de enero, dijo.
La discordia interna del movimiento, según varios diputados de la oposición, podría dañar aún más su credibilidad, especialmente entre los países de la Unión Europea que abogan por la negociación con el régimen para permitir la ayuda humanitaria y posteriormente un acuerdo sobre elecciones libres.
En las últimas semanas, el régimen de Maduro demostró su vocación represiva, con las detenciones arbitrarias de directores de organizaciones no gubernamentales que proporcionan alimentos a los venezolanos pobres y con las condenas de seis ex ejecutivos de Citgo a largas penas de prisión. El gobierno estadounidense ha dicho que los ejecutivos -cinco de los cuales son ciudadanos estadounidenses- están siendo retenidos injustamente.
«En lugar de estar construyendo la confianza, es la erosión de la confianza,» para las esperanzas de negociación, dijo Cruz.
Julio Borges, quien desde el exilio en Colombia sirve como el principal representante diplomático del movimiento dirigido por Juan Guaidó, dijo que espera que el nuevo gobierno de Estados Unidos y sus aliados no cedan en la presión contra Maduro.
«Lo más importante para la lucha democrática en Venezuela es que Maduro todavía no pueda estabilizar el país o aumentar su popularidad», dijo.
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