Por primera vez en 14 años para una presidente chino, Xi Jinping visitará Corea del Norte el jueves y el viernes, ilustrando un acercamiento entre los dos países, enfrentados ambos a una creciente presión de Estados Unidos.
China, atrapada en una guerra comercial con Washington, acudirá a la cumbre del G20 a fines de junio en Japón, donde Xi Jinping podría reunirse con su homólogo estadounidense Donald Trump.
Por su lado, Corea del Norte sigue afectada por sanciones internacionales, un año después de la histórica cumbre en Singapur entre Trump y Kim, que no permitió resolver el espinoso tema del programa nuclear norcoreano.
China, principal aliado del gobierno de Corea del Norte, aplica las sanciones internacionales destinadas a que los norcoreanos renuncien a la fabricación de armas nucleares.
Ello contribuyó a enfriar las relaciones entre los dos vecinos, a tal punto que Xi y Kim, que accedieron al poder en 2012 y 2011 respectivamente, se reunieron por primera vez recién en 2018.
Pero desde entonces, las relaciones se distendieron de forma espectacular. Kim Jong Un viajó desde entonces en cuatro ocasiones a China para entrevistarse con Xi, quien prometió devolver la visita aunque sin anunciar fecha.
La visita de Xi a Pyongyang –a invitación del líder coreano según la televisión pública china CCTV– tendrá lugar una semana antes de la cumbre del G20 en Osaka, lo que le da un sentido especial.
«El mensaje de China, es que sigue siendo un actor esencial» en las negociaciones sobre el programa nuclear norcoreano, explica a la AFP Yuan Jingdong, experto de Asia-Pacífico en la universidad de Sydney.
«No se puede ignorar a China, y China puede desempeñar un rol muy importante», asegura.
– «Moneda de cambio» –
Xi podría así usar este desplazamiento como «moneda de cambio» en la guerra comercial con Estados Unidos, según el experto.
Estos últimos días, centenares de soldados y obreros pintaban la Torre de la amistad en Pyongyang, que conmemora a los millones de soldados que Mao Tse tung envió para apoyar a las fuerzas del abuelo de Kim Jong Un durante la guerra de Corea (1950-53).
Menos de una hora después del anuncio de la visita oficial de Xi Jinping a Pyongyang, una «explosión sospechosa» provocó este lunes un mini sismo en la frontera entre China y Corea del Norte, según las autoridades chinas, que no dieron más precisiones.
Esta región fue sacudida en septiembre de 2017 por un ensayo nuclear del régimen de Pyongyang.
– Una visita obligada –
Xi Jinping no se hallará en tierra desconocida en Corea del Norte: cuando era vicepresidente ya visitó Pyongyang en 2008. Pero hay que remontarse a 2005 para encontrarse con el último viaje de un presidente chino, Hu Jintao, al vecino norcoreano.
Según varias fuentes diplomáticas en la capital norcoreana, tras las cuatro visitas de Kim Jong Un en los últimos meses, había en Pyongyang un sentimiento cada vez más fuerte de que Xi Jinping debía devolver la cortesía, para no ofuscar a los norcoreanos.
«Desde el punto de vista de Corea del Norte, ya es hora de que el presidente Xi viaje» al país, subraya John Delury, profesor de la Universidad Yonsei de Seúl.
«Cuentan los puntos, y están a cuatro a cero» explica a la AFP.
Esta visita se produce cuando las negociaciones entre Trump y Kim se han deteriorado tras el fracaso de una segunda cumbre de los dos, en febrero en Vietnam.
Ambos dirigentes no lograron ponerse de acuerdo sobre a lo que Pyongyang debería renunciar a cambio de una reducción de las sanciones.
Desde entonces, Kim acusa a Washington de actuar de «mala fe» y le ha dado hasta fin de año para que cambie de enfoque.